Historias de vida en una jornada que fue especial

Redacción de La Nueva.

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Cecilia Corradetti

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Desde el viernes, Pedro Pereyra tuvo preparado saco y corbata al tono. Y ayer, como lo hizo siempre, cumplió con su deber cívico más allá de que hace 27 años, nada menos, que no tiene esa obligación.

“Tito”, como lo llaman a este jubilado bancario oriundo de General Acha, dijo sentirse decepcionado con algunos políticos de estos tiempos.

“Muchos van a `calentar la butaca', no tienen patriotismo ni sentido de pertenencia. Hay poco respeto por los símbolos patrios y por los próceres. Da vergüenza que nuestras delegaciones deportivas ni siquiera cantan el himno”, rezongó.

Al mediodía y acompañado por su hijo Gustavo, “Tito”, que nació el 30 de abril de 1920, hizo la fila en la mesa 388 de la escuela designada: la Nº 3, de Terrada 449.

La pobreza en un país tan rico, así como la corrupción, según confesó, le hacen “mucho daño”.

También rechaza el escaso interés de los gobernantes por imitar a los verdaderos héroes de nuestro país, como Belgrano, San Martín y Güemes.

“Me siento decepcionado”, reitera, mientras trae a su memoria el legado de su padre, un verdadero caballero, educado y con modales, que apenas con segundo grado de la primaria llegó a ser intendente de su pueblo pampeano.

“Yo, al igual que él, siento orgullo de ser argentino, pero lamentablemente no lo observo a menudo en los demás. Necesitamos más sentido de pertenencia”, reitera este abuelo de diez nietos y nueve bisnietos, el “regalo” de sus cuatro hijos.

Comprometido, solidario y, en otras épocas, activo dirigente de varias instituciones, “Tito” lleva 65 años con la misma mujer: Hilda María Carolina Tentoni.

Orgullo y alegría

Carolina Isabella Martínez sufragó ayer, por segunda vez desde que fue aprobada la ley de identidad de género.

Y también con la alegría y el orgullo de presentar su actual DNI en la mesa 125 de la Escuela Nº 37, en O'Higgins al 1700.

Recordó con dolor los años en que votaba con su nombre masculino.

“Cuando entregaba el documento les pedía a las autoridades que el favor de que sólo me llamaran por el apellido. Fue difícil. A veces me hacían caso, otras gritaban el nombre de varón a los cuatro vientos y me sentía incómoda, observada...”, expresó Carolina, que se desempeña en la oficina de Políticas de Género de la municipalidad.

Pero eso ya forma parte del pasado. Hoy rememora como “inolvidable” su viaje a la Comisión Nacional Electoral, en La Plata, para corregir sus datos y pasar al listado femenino, en el que siempre debió haber estado, según señala.

“Hoy en las mesas me llaman Carolina Martínez y siento una gran felicidad, algo difícil de explicar”, se sinceró, para agregar que algún día le encantaría tener representación en el Concejo Deliberante para defender, gestionar y ayudar a las personas en su misma condición.

“Muchos años voté según mi tradición familiar. Hoy lo hago de manera diferente, pensando en los que, de verdad, pretenden una Argentina mejor. Para mí, lograr la igualdad de derechos es lo más importante”, expresó.

La descalificación permanente en la campaña electoral, asegura, no hace más que generar más brecha. “No construye y confunde”, dijo esta salteña, bahiense por adopción, y con una infancia y adolescencia muy duras: fue discriminada, estuvo detenida y en situación de calle.

Por primera vez

“Yo creo que el voto de cada ciudadano sirve para construir el país que deseamos, y en mi caso, que lo hago por primera vez, me siento responsable y con el derecho de tratar de elegir mi futuro”, sostuvo Naim Bidone, de 17 años.

Naim, alumno de 6º año en el Colegio San Cayetano, debutó con su deber cívico en la mesa 406 de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

“He observado que hay algunos candidatos que no deberían postularse porque no le aportaron cosas buenas al país en los últimos años”, señaló. Y agregó: “Muchos de los postulantes presentan propuestas similares en relación a los temas actuales, como pobreza, inseguridad, etc”.

Para estas elecciones, confesó, su voto estuvo direccionado a un partido que “está trabajando con honestidad y siendo franco ante los problemas que aquejan a los argentinos”.

“¿Qué espero? Que los políticos trabajen por el bien de la población, que se den cuenta de sus errores y puedan revertirlos”, reclamó.

Y concluyó: “Si no son capaces de cumplir con ese mandato deben dar un paso al costado. Que no nos mientan y nos hagan vivir en mundo de fantasía”.