Granja San Miguel, premiada por la Asociación Latinoamericana de Avicultura

Redacción de La Nueva.

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En Granja San Miguel, el trabajo mancomunado, cargado de esfuerzos individuales y colectivos, tuvo reconocimiento. Y muy merecido por cierto. Hace pocos días, la Asociación Latinoamericana de Avicultura premió a Ricardo Cangelosi, titular de la firma familiar que lleva 46 años en el mercado productivo.

La entrega de los premios, artesanías de cerámica hechas a mano en Cuenca con monumentos patrimoniales del Ecuador, se desarrolló en Guayaquíl, donde fueron galardonados 28 empresarios de distintos países.

“Fue una sorpresa y, a su vez, un reconocimiento muy importante al trabajo que hacemos día a día en esta granja, que no para de crecer y evolucionar tecnológicamente”, señaló Ricardo Cangelosi.

Y agregó: “La empresa, por más que evidenció una evolución notable, no perdió su carácter familiar. Y esa creo que es una de las claves para avanzar, porque la pasión por este trabajo se va contagiando. Incluso, mantenemos personal desde la época en que se inauguró”.

“Actualmente, en el país, existen alrededor de 1.000 granjas y es un orgullo que se hayan fijado en la nuestra para premiarnos. Y aún más porque nos eligió más del 70 por ciento de los votantes, que son ni más ni menos que nuestros propios colegas”.

Hoy, en Granja San Miguel trabajan 43 personas, cuenta con 320.000 gallinas ponedoras y más de 80.000 en recría, además de ser una de las más equipadas tecnológicamente, ya que todos los galpones de producción son automáticos y están conectados a una máquina clasificadora, a una planta de huevo líquido pasteurizado y a una planta de elaboración de polvo, lo que la convierte en la única granja del país que cuenta con la elaboración de los tres estamentos del huevo interconectados entre sí.

“Los empleados son tan responsables como nosotros del reconocimiento que nos hicieron. Tienen la camiseta de la empresa puesta y lo demuestran permanentemente”.

La clave de la producción, para Cangelosi, es el cuidado que se le brinda a los animales.

“Es determinante para que puedan producir de la mejor manera. Por eso nos equipamos para conseguirlo y nos capacitamos permanentemente en alimentación, infraestructura y cuidado. En muchos manejos somos pioneros y muchos colegas vienen a ver cómo producimos”.

“Nosotros comenzamos el proceso con pollitas de un día de vida y la criamos hasta que alcanza su pico de producción. Y con los residuos, fertilizamos campos, por lo que el ciclo de producción es muy completo”.

El premio es un compromiso para afrontar el futuro.

“Para marzo de 2016 tenemos previsto instalar una maquinaria nueva destinada al alimento balanceado que producimos para alimentar a las ponedoras. Hoy estamos al límite de la capacidad de producción y debemos invertir en ello si apostamos a seguir creciendo”.

--¿Qué dice tu padre al respecto?

--Hay muchas cosas que no las puede creer. Incluso, ni yo mismo me las imaginaba. Los tiempos cambiaron muchísimo desde 1969 a la fecha, pero siempre tratamos de mantener el carácter familiar de la empresa, aunque pensando en crecer permanentemente. Por eso, sueño con que mi hijos Franco y Camila continúen la tradición.