Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Montezanti: “El sistema de justicia ha traicionado todos los principios”

El presidente de la Cámara Federal bahiense habla y refuta las acusaciones en su contra, que enmarca en lo que denomina “una persecución obstinada”. Desde la década del 70 hasta los narcos locales y el caso Suris.
Foto: Archivo-La Nueva.

El doctor Néstor Montezanti tiene un estilo duro, directo, y se defiende atacando con argumentos elaborados y sólidos.

En medio de una embestida "pseudo ideológica" contra su persona, el titular de la Cámara Federal de Bahía Blanca rompió el silencio, negó rotundamente que haya pertenecido a la Triple A y afirmó, por ejemplo, que al juez Alejo Ramos Padilla "lo nombraron para perseguir y condenar" y que "la militancia no persigue la justicia sino resultados concretos".

A continuación, los párrafos más relevantes del diálogo que el doctor Montezanti mantuvo con La Nueva.

–¿Después de tantos años de silencio y tantas negativas por qué accedió a esta entrevista?

–Es que un juez debe hablar solamente a través de sus fallos y recurrir siempre a la ley y a la justicia, sustrayéndose de las habladurías y las infamias que se profieren y luego se viralizan. Si ahora rompo con esa norma de conducta es simplemente porque el sistema de justicia al que defiendo y con el que estoy comprometido ha traicionado todos los principios constitucionales.

–Bien, comencemos: ¿ha sido o no partícipe de la Triple A?

–No. Y cuando un viejo y tenaz militante comunista quiso usar esa infamia en mi contra para limpiar la universidad de todos los profesores que se opongan al discurso homogéneo e intolerante de su facción, yo me sentí injuriado, lo querellé y gané el juicio. El querellado hizo desfilar a todos sus camaradas de militancia como supuestos “testigos imparciales”, y todos dijeron que me habían visto un día que no recuerdan de un mes que no recuerdan a una hora que no recuerdan, del año 1974, en el hall de la UTN junto a unos 6 o 7 matones que estaban impidiendo con su presencia amedrentadora que la columna de la Federación Juvenil Comunista que venía marchando desde la UNS tomara la facultad.

"Protestaban porque el gobierno constitucional de entonces había dispuesto la normalización de la casa de estudios, y nombrado a Garófoli, un profesor del Colegio Don Bosco, para esa tarea. De mí se acuerdan porque estaba de saco y corbata. No hacía nada, pero supuestamente me reía y conversaba con los matones. Huelga decir que yo era profesor de la UTN en esa época. O sea que más allá de tanto efectismo, tenía motivos para estar en la UTN, ¿no? Ahora bien, como el edificio de la UTN fue reformado mucho después, resulta que todos los testigos se equivocaron respecto de un dato fundamental: dijeron que los matones y yo estábamos parados en la escalera. Pero cuando describieron la escalera, hablaron de la que está ahora (de cemento y de frente a la entrada), y no la de hace 40 años, que era de madera y emplazada de costado. Pequeño fallido de la memoria. Para toda circunstancia de contexto, los testigos fallaron. De lo único que se acordaron todos fue de Montezanti y de su traje y corbata. ¡Qué originalidad!

"En definitiva, el juez sentenció que era su convicción --y que debía serla la de cualquier observador objetivo y desapasionado-- que Montezanti no ha sido partícipe de la Triple A. Ese juicio fue apelado por el querellado, y la sentencia fue confirmada por todas las instancias y quedó firme. Final de la historia. En 2007 ya la respuesta estaba sobre la mesa. Tuvieron su “Juicio de la Verdad”, lo filmaron, patotearon con su banda de energúmenos y lo único que vagamente intentaron establecer es que me vieron un incierto día de un incierto mes a una incierta hora en mi lugar de trabajo,vestido de profesor, pero en cercanía de unos matones… No merece mayor comentario.

Interesados y aviesos

–¿Y cómo, entonces, insisten desde hace años con la misma acusación, al menos mediática?

__Por la aplicación de una pseudo ideología fuertemente interesada y aviesa, que esconde un tiro por elevación al gobierno constitucional de 1973-76: Montezanti fue abogado de sindicatos peronistas, usa el pelo corto, fue reservista en la colimba, es hijo de un "sumbo", da bibliografía no marxista en la universidad, defendió la causa de Malvinas, es rosista, nacionalista, o sea que debe ser un facho… Entonces, eso de la Triple A, aunque sea un bolazo, se puede instalar impunemente en el imaginario colectivo. Luego viene la etapa siguiente, que es la de repetición dogmática y martilleante. A continuación del nombre Montezanti, viene automáticamente la atribución “perteneció a la Triple A”. Así se instala y se construye el monstruo que quieren mostrar.

–También está lo del Personal Civil de Inteligencia…

–Que es otra canallada. Desde que comencé con la docencia puse en mi programa de estudios en lugar relevante el tema Malvinas, y creo que soy o fui una voz autorizada en la materia, desde el Derecho Internacional Público. Las consultas que evacué sobre el asunto en 1981 y 1982, así como respecto del diferendo con Chile, fueron pagadas con un contrato, por otra parte bastante pequeño. Una vez producida la derrota en Malvinas, inmediatamente renuncié. Nunca hice ningún curso de inteligencia, ni tuve tareas de agente. Fui, tal cual lo dice el legajo, “Asesor Universitario”. Y fui el único. No es un eufemismo, sino una fuente de pago de honorarios. Mucha gente, muchísima, ha cobrado y cobra honorarios desde los servicios de inteligencia. Muchos profesionales, abogados, contadores, etc., son contratados desde los servicios de inteligencia, seguramente por cuestiones presupuestarias. Pasa y ha pasado siempre. Más allá de que no entiendo por qué es pecado trabajar en el sector de inteligencia. Es un servicio necesario del Estado, en particular en cuestiones internacionales como las que me solicitaron en su momento.

–¿Y qué pasa con la aparición, ahora, en el nuevo juicio que lleva adelante Ramos Padilla, de un enfermero del Hospital Municipal que lo sitúa a usted, en 1977, como un interrogador en el V Cuerpo de Ejército?

–Lo que pasa con estas cosas es que van apareciendo nuevos testigos que de pronto, luego de 40 años, recuperan la memoria, se “iluminan” y recuerdan algún hecho puntual. Generalmente, las personas que deberían corroborarlos están muertas, y entonces habrá que creerles a los repentinos iluminados. En este caso, al enfermero se le escapó el corroborador fundamental. Cuando lo nombró habrá imaginado que tampoco estaba aún entre nosotros. Pero se equivocó. Está vivo y ya desmintió las invenciones. Lo ofrecí como testigo en el juzgado, pero, por las dudas, también hicimos una testimonial ante escribano.

"Más allá de eso, el enfermero comete otros errores que desnudan que está mintiendo. Dijo que en 2003 fue a la Cámara Federal a consultar los padrones electorales, pero jamás en la Cámara hubo padrones electorales. También habla de un anillo de sello (dato de color que debe haber construido a partir de la foto que todos estos sitios virales de la web reproducen de mi persona, justamente sacada en el juicio que les gané en 2007). Ocurre que ese anillo, con mi escudo familiar, no lo tenía en 1977. Es de junio de 1982, luego de que el Instituto Genealógico Italiano me remitiera los resultados de la investigación heráldica del caso.

Ante escribano

–¿Por qué debe “asegurar” testimonios ante escribano? ¿No debe tomarle declaración el juez?

–Sí, por supuesto. La constancia notarial es sólo una pequeña salvaguarda, que debo tomar en atención a las rarezas de la persecución obstinada que se enderezan en mi contra. En primer lugar, cuando lo remueven a Santiago Ulpiano Martínez, designan en reemplazo al juez federal de Dolores, violando la propia ley K de subrogancias (más allá de que esta está tachada de inconstitucional por varias sentencias en todo el país), que dice que el subrogante tiene que ser de la misma jurisdicción donde va a prestar funciones.

"Pero, además, ese subrogante se hace cargo acompañado de una banda de personas, venida de afuera, que virtualmente interviene el Juzgado Federal 1, relegando a los empleados judiciales de la planta. Entre esa banda está un tal Vassel, ya encartado por falsificación de pruebas en una causa sobre presuntas torturas a conscriptos en Malvinas. La maniobra se pudo desnudar cuando uno de los procesados, que hoy es periodista, visitó en Corrientes, en sus casas, a cada uno de los exconscriptos y filmó el encuentro. Ahí los tipos se mostraron azorados por los testimonios que supuestamente habían prestado y con los que se construyó la causa. Todo era mentira.

“La militancia no persigue justicia, sino que exige resultados concretos”

Ramos Padilla: “Un juez nombrado para perseguir”

"Encima a (Alejo) Ramos Padilla lo nombran para perseguir y condenar. No para ejercer la tan loable y necesaria función de juez. La militancia no persigue justicia sino que exige resultados concretos", explica Montezanti, en referencia al juez subrogante que lo citó a declaración indagatoria.

"Si uno lee el currículum que presentó en el Consejo de la Magistratura, él consigna como sus principales logros haber mandado mucha gente a la cárcel siendo querellante. Y si uno lee los reportajes que dio cuando lo nombraron en 2011, que están en Internet, va a encontrar que en su ideario un testimonio de una víctima vale mucho más que el de un presunto represor, y que él no tiene problemas en absolver al acusado que demuestre su inocencia. ¡Pero es el Estado el que tiene que demostrar la culpabilidad! Invierte la carga de la prueba. El acusado comienza perdiendo, con una presunción del juez en su contra, que es el primero que debería protegerlo y garantizarle sus derechos. Y con lo diabólico que resulta encima para una persona, sometida a todo el aparato de persecución estatal, probar que no hizo determinada cosa o que no estuvo en determinado lugar y, encima, hace 40 años.

–También lo han acusado en la UNS y en el Consejo de la Magistratura…

–Siempre lo mismo. Es lo que yo llamo “empapelamiento”. Una de las acepciones del verbo “empapelar” es formarle causa a uno. Principalmente alude a las persecuciones durante la Inquisición. No había terminado la causa que le gano a Rodríguez y todo el aparato militante universitario, que ya me estaban metiendo una denuncia con los mismos vacíos fundamentos en el juzgado de Oyarbide, y a los pocos meses, otra igual en el Consejo de la Magistratura. Cuando finalmente el Consejo pidió las actuaciones a Oyarbide, se encontró con que solamente estaba la denuncia de Rodríguez. Solamente la declaración de un tipo que fue condenado penalmente por denunciar.

Es una rueda que gira y gira. Son tenaces, son muchos, están organizados y persiguen un propósito. Los muchachos del PCA, que apoyaron los golpes militares de 1955 y 1976 y las persecuciones a peronistas, que decían que Videla era un presidente democrático porque le vendía trigo a la Unión Soviética, ahora usan y abusan de todos los resortes del Estado, y vociferan para que la sociedad argentina, culposa y enferma de demencia colectiva, haga la vista gorda y los deje linchar tranquilos.

Después están los vivillos, claro. Los vivillos que legitiman todo tipo de desaguisados económicos con los derechos humanos, solamente persiguen su propia impunidad. Para eso, descabezar totalmente la Justicia Federal de Bahía Blanca, es un objetivo táctico de primer orden…

–¿Por qué?

–No debería hablar mucho del tema porque, en caso de seguir como juez, luego debería excusarme, y así les haría el caldo gordo; pero digamos que las escuchas de la causa Suris, en las que un narco me hijoputea calificándome de implacable con la ley e incorruptible, no me ha hecho gran favor. Bahía Blanca es el epicentro de grandes desaguisados de imprevisibles derivaciones, incluso políticas. Por ello mismo lo removieron injustificadamente –y también en tiempo récord- al juez Martínez. Como a Cabral o a Bonadío. El camino del Infierno está plagado, hoy, de demasiadas casualidades.