Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Un censo describe la realidad de los cartoneros bahienses

Mientras se implementan medidas tendientes a modificar la manera de trabajar de los recolectores informales, una agrupación juvenil realizó una radiografía de su estilo de vida.
La tracción a sangre está prohibida en la ciudad, aunque por ahora, solo en el centro y microcentro. Cerca de 200 familias viven del cartoneo.

Por Pamela Subizar / psubizar@lanueva.com

De cada 10 cartoneros en Bahía Blanca, apenas 7 hizo algún curso de la primaria. De esa cifra, uno de ellos, directamente, nunca fue a la escuela. La alfabetización no es la única deuda: un tercio padece problemas crónicos de salud y otro tanto vive bajo un techo de chapa y cartón.

Los datos corresponden al censo sobre la situación socioeconómica de los recolectores informales de Bahía Blanca realizado en 21 barrios de distintos sectores por la agrupación El Grito.

Fueron encuestados 216 trabajadores, por lo que se calculó que hay un mínimo de 183 familias que viven de la recolección informal en la ciudad, con 4 a 5 integrantes cada una. Aunque podrían ser más: hay aún una decena de barrios por censar.

La ex Villa Caracol y el Noroeste (incluido Bajo Rondeau) son los sectores que concentran la mayor cantidad de recicladores, más del 50%. Les siguen Villa Talleres, 5 de Abril, Costa Blanca, 9 de Noviembre, Spurr, Esperanza y Martín Fierro.

Caracol nació en los '90 cuando familias que vivían del cirujeo se asentaron en los terrenos entre Belisario Roldán y la ruta 3. Con la crisis del 2001, se expandió.

Allí están ahora las familias que tienen las condiciones más precarias. Mientras en el resto de la ciudad lo más usual es que los recicladores tengan una casa de material, en Caracol más de la mitad vive bajo chapa y cartón.

El censo muestra además que el cartoneo es principalmente un trabajo de hombres --el 85%-– y que no distingue edades: de adolescentes a mayores de 65 años.

En cuanto a la distribución por edades, hay un dato vinculado a la problemática del trabajo infantil: el 10% tiene menos de 18 años. No incluye el porcentaje a los niños que acompañan a sus papás en los recorridos, sino a los que se reconocen como trabajadores cartoneros.

“Es necesario saber cómo es la comunidad con la que se trabaja para dirigir una política, un programa de inclusión. Y la estadística es una de las herramientas”, explicó Agustina Fittipaldi, una de las jóvenes de El Grito.

“En el diálogo con la gente es desesperante darse cuenta de la cantidad que no sabe leer ni escribir. Y estamos hablando de chicos de 20, 25 años”, contó Facundo Lasarte, otro de los encargados.

Agustina y Facundo saben lo que dicen: caminan la villa desde mucho antes de que se dictamine la restricción a los carros con caballos, haciendo trabajo comunitario.

“Vemos chicos de 12 años que dejaron la escuela en tercer grado y no saben escribir, jóvenes que nunca fueron y chicos que van a sexto y no saben anotar ni su nombre”, relató Agustina.

Asimismo, el 35% de los censados tiene alguna patología. La más usual es la traumatológica, seguida por discapacidades senso-espaciales y neuropsiquiátricas. Aunque están en una edad económicamente activa, no podrían pasar así un psico-técnico para un empleo formal.

El 66% de los recicladores estaría de acuerdo en dejar el cartoneo, si tuviera una opción con los mismos beneficios o mejores. El contexto descripto vuelve difícil esa oportunidad.

En cifras:

216 son los recicladores censados.  Y hay 643 personas que dependen de la recolección informal. Un 10% de menores consultados se reconocen como recicladores.

61% vive en casa de material y el 36% en un rancho de chapa (resto: otros). Si se toma solo a la ex Caracol, se invierte la estadística: el 52% habita casas de chapa y cartón.

10% de los censados no fue a la escuela. El 5% solo tiene el jardín de infantes; el 68% primaro; 14% secundario; y el 3% educación especial.

35% padece algún incoveniente de salud que interfiere de manera notaria en su actividad, imposibilitando además la opción de ser aceptado en alguna otra clase de trabajo.

169 son los equinos hasta ahora censados por la agrupación El Grito. Más del 85% son propiedad de un reciclador. Se estima que cada caballo trabaja un promedio de tres horas por día.

21 son los barrios abarcados por esta encuesta, casa por casa, con preguntas cuanti y cualitativas. El análisis se hizo con el programa Epidat 3.1, calculando tasas de inferencia con una confianza del 95%.