Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

La otra verdad sobre Perón

El próximo 1 de julio se cumplirán treinta años del fallecimiento de Juan Domingo Perón y, seguramente, para entonces aún seguirá vigente la controversia inaugurada, tiempo atrás, sobre la fecha y el lugar de nacimiento del tres veces presidente de la República (1946-1952, 1952-1955 y 1973-1974).


 El próximo 1 de julio se cumplirán treinta años del fallecimiento de Juan Domingo Perón y, seguramente, para entonces aún seguirá vigente la controversia inaugurada, tiempo atrás, sobre la fecha y el lugar de nacimiento del tres veces presidente de la República (1946-1952, 1952-1955 y 1973-1974).


 Los datos suministrados por la historia oficial establecen que el fundador del justicialismo vio la luz el 8 de octubre de 1895 en la localidad de Lobos. Esta interpretación, sin embargo, fue rebatida por una corriente revisionista.


 Sus impulsores argumentan que Perón, en realidad, nació dos años antes y unos 40 kilómetros más lejos de la ciudad de Buenos Aires: el 7 de octubre de 1893, en estación Roque Pérez, hoy convertida en cabeza de partido y con unos 10.000 habitantes.


 "Nació en un rancho, al otro lado del Salado, a orillas, prácticamente, del río", señala el doctor Hipólito Carmelo María Barreiro, uno de los principales fogoneros de la tendencia correctiva.


 "El mejor homenaje que podría hacérsele al General, cuando se conmemoren los treinta años de su muerte, será la verdad. Y la verdad es que no fue parido en Lobos --agrega--. Esa casa se construyó, según indican los documentos oficiales del Registro Provincial de Catastro, en 1925".


 Amigo, médico personal y funcionario de Perón, Barreiro se valió de su cercanía física y afectiva para investigar, recopilar y escribir Juancito Sosa, el indio que cambió la historia, donde, además de insistir con lo expresado líneas más arriba, corrobora otra añeja presunción instalada en los círculos de estudiosos: el ex jefe del Estado fue hijo natural, con mayoritaria herencia aborigen.


 "Tenía el 90% de la genética de su madre, Juana Sosa Santa Cruz, y de su abuela materna. Mire, le doy un dato: a los tehuelches no se les cae el pelo; él, hasta la muerte, mantuvo un cabello largo, lacio y abundante", asegura.


 "Se cría como Juancito Sosa, hasta que, cuando tiene dos años, Tomás Perón lo reconoce y le agrega el segundo nombre para homenajear a la abuela paterna --añade--. Recién ahí surge Juan Domingo Perón".


 El blanco de la polémica es, hoy, una más de las tantas casas de campo que rompen la exasperante horizontalidad de la pampa bonaerense. Construida con ladrillos de 15 por 30 centímetros y paredes revestidas de adobe, tiene 48 metros cuadrados y está emplazada al fondo de un terreno de 20 por 37 metros. Estuvo habitada hasta 1995 y pasó los posteriores cinco años sin moradores. Recién después, el municipio de Roque Pérez la incorporó a su patrimonio para habilitarla como museo histórico.


 El paisaje interior es bien de época: la primera habitación posee piso de ladrillos, asentados sobre un contrasuelo de arena y ladrillo molido. Hay otra sala, con base de tierra consolidada. En las dos, el techo es de chapa acanalada, aunque no es el original y luce bastante deteriorado. Un cielorraso de pinotea, también afectado por los embates del tiempo, exhibe profundas rendijas. El parcial strip-tease permite certificar que la paja servía para aminorar los efectos tanto de los tórridos calores veraniegos como de las rigurosas heladas invernales.


 "La madre de Perón era descendiente de tehuelches y vivía en Roque Pérez. Allí conoció a Mario Tomás Perón, un porteño que había llegado al pueblo, enfermo de tuberculosis y aconsejado por su padre, Tomás Liberato Perón. La pareja compró varios lotes en la zona, que se escrituraron en 1892. En uno, hizo construir la casa. Hay una foto, de 1894, que muestra a los dos frente a la vivienda ya terminada", continúa desenrollando Barreiro su torrente de datos.


 --¿Por qué, entonces, Perón fue anotado en Lobos?


 --Roque Pérez era el cuartel sexto del partido de Saladillo. La ley obligaba a inscribir los recién nacidos en el Registro Civil de Saladillo, que está a 52 kilómetros de Roque Pérez. Muchas familias, sin embargo, preferían hacerlo en Lobos porque queda más cerca. A 30 kilómetros, cruzando el río Salado. Pero, indefectiblemente, debían dar un domicilio de ese pueblo.


 La casa, donde los Perón vivieron hasta 1901, fue declarada lugar histórico por el Congreso de la Nación, en 1998. Esta decisión conmovió los cimientos de la historia oficial --surgida, a mediados de los '40, en pleno apogeo justicialista-- que veneraba una típica residencia de clase media, con zaguán y dos balcones, del centro de Lobos.


 --¿Quién habría sido el autor intelectual de la adulteración?


 --La abuela paterna de Perón, doña Dominga Dutey. Ella quedó a cargo de los dos hermanos y necesitaba "blanquear" la situación del nieto menor para que entrara al Liceo Militar. No podía aparecer como hijo ilegítimo de una india, nacido en un rancho de Roque Pérez. A principios del siglo 20, ser hijo ilegítimo estaba muy mal visto. Fue un invento sin maldad, bien intencionado.


 Juana y Mario se casaron en septiembre de 1901 y, en el mismo acto, reconocieron como hijos a Avelino Mario --dos o cuatro años mayor, según la versión que se considere-- y a Juan Domingo.


 Poco después, se trasladaron hasta el territorio nacional de Santa Cruz, donde el padre se desempeñó como administrador de la estancia Chank Aike --propiedad de la familia Linck, de origen escocés--, ubicada unos 90 kilómetros al oeste de Río Gallegos.


 Si bien a la curtida doña Juana el crudo clima austral no la amedrentaba --recordar que tehuelche significa gente brava--, la salud del marido sí se resintió y obligó a que, en 1904, todos enfilaran hacia latitudes más acogedoras. Por esos años, justamente, los abuelos suizos de Néstor Carlos Kirchner estampaban sus primeras huellas de inmigrantes en la agreste estepa.


 --Si tomamos esas vivencias de su niñez, Perón pudo ser el primer presidente patagónico, ganándole por nocaut técnico al doctor Kirchner...


 --¡Claro! (risas) Aferrándonos a esos pequeños elementos circunstanciales es correcto. Bajo esas condiciones, podemos afirmar que fue el primer tehuelche en probarse la banda y el bastón. Es erróneo decir, en cambio, que fue el primer presidente con sangre india porque lo precedieron Justo José de Urquiza (1854-1860), Hipólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) y Victorino de la Plaza (1914-1916).


 La evolución de la charla con alguien que supo, de primera mano, cómo pensaba, qué sentía, a quiénes respetaba y por qué causas se alegraba o entristecía Perón desemboca, inevitablemente, en la cotidianeidad... saber sobre los gustos, placeres, berretines y debilidades del hombre que logró capitalizar la efervescencia popular, quizás, como nadie.


 --Bien plantado, robusto, fortachón... ¿cuánto medía y pesaba?


 --Andaba en 1,82 metros y pesaba cerca de noventa kilogramos.


 --Debe ser, por lejos, el dirigente político argentino con mayor cantidad de apelativos. Recuerdo, entre otros, el Coronel, el General, el Viejo, el Conductor, el Dictador Depuesto, el Tirano Prófugo, el Primer Trabajador, el Exiliado...


 --El brigadier (Juan Manuel) de Rosas también recibió unos cuantos. Pero, es verdad, Perón concentró apoyos intransigentes y rechazos recalcitrantes. Esa antinomia se reflejó en las formas usadas para referirse a él.


 --¿Por qué no tuvo hijos?


 --Sí los tuvo. Dos hijas. Una, aquí, en el '34, Marta Holgado. Otra, nacida en Europa, en 1940, fruto de su romance con una maestra ítalo-española, que conoció durante la Segunda Guerra Mundial.


 --Hablando del tema, ¿fue nazi?


 --No. Nunca. A principios del '39, es enviado por el Ejército a Europa. "Se viene la guerra. Usted, instálese donde quiera... París, Roma, Lisboa o Berlín y estudie bien la situación. Queremos saber cómo quedará el mapa geopolítico y económico cuando termine todo", le dijo el ministro de Guerra, general Carlos Márquez. Imagínese el prestigio intelectual que tenía Perón. Elige Italia. Cuando vuelve, a mediados del '41, da su informe. "Vi en Alemania un país extraordinario, con un líder carismático, que supo extraer lo mejor del patriotismo y de la contracción al trabajo de ese pueblo. Vi una maquinaria bélica que ni Aníbal, el cartaginés, ni Julio César, salvando las distancias, se hubieran imaginado. Pero mi impresión es que Alemania perderá la guerra", manifestó en su informe, palabras más o menos. ¿Cuándo lo expone? ¿Cuando las tropas aliadas habían desembarcado en Normandía? No, en el '41. En el cenit de (Adolfo) Hitler, cuando la esvástica ondeaba bajo el Arco de Triunfo en París. Como la mayoría del generalato era germanófilo, esa postura le valió una reprimenda y lo mandaron castigado a la Cordillera mendocina. Allí fue subjefe de la unidad que comandaba (Edelmiro) Farrell.


 --¿Y cómo fue su relación con la colectividad judía?


 --Perón fue el primer presidente argentino que reconoció al Estado de Israel. Hasta se peleó con "Pepe" Arce, su representante ante las Naciones Unidas, porque era antisemita. Fue quien más favoreció a los judíos de nuestro país. Existen datos históricos que corroboran esta afirmación. En Israel, hay un bosque con su nombre. Es un homenaje similar al que, por ejemplo, tiene (Winston) Churchill o (John) Kennedy.


 --¿Es verdad que, casi a manera de premonición del destino, en el '37, Perón y el entonces mayor (Eduardo) Lonardi --que lo derrocaría en el '55-- tuvieron un encontronazo en Chile por la agregaduría militar a la embajada?


 --Sí. Fue un mal entendido. Lonardi viajó a reemplazarlo cuando Perón es enviado a Europa. Pero Perón estaba en medio de una investigación de espionaje al ejército chileno. Siempre hubo una hipótesis de conflicto entre ambos países y, con el inquietante panorama mundial que se cernía, la atmósfera estaba enrarecida. "Hay una persona que le va a traer los planes del ejército chileno. Usted, páguele. Acá está el dinero. No lo haga ni en la embajada ni en su casa sino en un bar o cualquier sitio público", lo instruyó. Las cosas salieron mal, lo filmaron y lo declararon persona no grata. Fue un gran escándalo que casi le cuesta la carrera a Lonardi.


 --La campaña para ayudar a las víctimas del terremoto de San Juan, en el '44, hizo que Perón tomara nota de la joven actriz Eva Duarte. Un flechazo los unió desde el primer instante y nunca más se separaron. ¿Quién se entregó más al otro?


 --En toda relación de pareja, siempre hay uno que quiere y otro que se deja querer. Quien amó, para mí, fue Evita.


 --De no haber muerto Evita prematuramente, ¿la relación se habría mantenido hasta la ancianidad?


 --Para responder a eso hay que contar con la bola de cristal. Sí puedo dejar constancia que el amor que ella le tenía era muy grande.


 --¿De qué falleció?


 --De cáncer en el cuello del útero.


 --¿Y Perón?


 --A él le detectaron, el 19 de noviembre de 1973, una grave disfunción cardíaca. El estado de sus pulmones se perjudicó, además, con los viajes a Asunción (Paraguay) y Montevideo (Uruguay). Pescó un enfriamiento. El 12 de junio, cuando reunió a la gente en la Plaza de Mayo, ya se sentía morir.


 --Predicaba que "sólo la organización vence al tiempo", pero no armó una estructura dirigencial dentro del Partido Justicialista que pudiera sobreponerse a su desaparición física. ¿Por qué?


 --Mi heredero es el pueblo, dijo. No pensó, seguramente, que iba a morir de forma tan abrupta.


 --¿Trató a Isabel Martínez? En "La novela de Perón", Tomás Eloy Martínez la describe "menuda como un pájaro y con la virtud de ver sólo la superficie de las personas". ¿Es tan así?


 --Es una buena mujer, pero muy ingenua.


 --¿Estaba capacitada para ejercer la presidencia? De hecho, a la muerte de su marido, lo hizo por más de veinte meses...


 --No.


 --¿Por qué violentaron el féretro de Perón y cortaron sus manos?


 --Creo que fue un mensaje mafioso. Pudo venir desde afuera. Para mí, no fue local.


 --¿A qué se debían las manchas que tenía en su cara?


 --El tema es así. Los tehuelches carecían de aparato folicular. Como Perón era indio --no lo descubro yo sino la antropología--, era lampiño. Nosotros, en todo el cuerpo, tenemos pelo o vello. Hay sectores en los que, a simple vista, no se detecta, pero sí a trasluz. Esa es la defensa contra los rayos ultravioletas y el reflejo del sol en la nieve. Perón no lo sabía y, cuando fue destinado a Mendoza, contrajo dermatitis espontáneamente que, cada tanto, se le exacerbaba con ciertas comidas o el impacto directo de los rayos solares. Los que no saben dicen que era psoriasis.


 --¿Por qué no hay indios con dermatitis?


 --Porque ellos saben que deben protegerse. Perón lo ignoraba. Los aborígenes patagónicos usaban una resina basada en la grasa del chulengo --un guanaco pequeño-- como principio activo. Con ella, se resguardaban en verano y en invierno.


 --Fue un gran deportista. Practicó boxeo, esgrima, equitación, tiro. Sobre fútbol, la leyenda asegura que era hincha de Racing, ¿es cierto?


 --Noooo... Perón era de Boca Juniors. De Racing era el ministro de Hacienda, Ramón Cereijo.


 --¿Por qué, entonces, el estadio de Racing fue bautizado "Presidente Perón"?


 --No sé... Será porque, en su momento, Perón --a través de Cereijo-- le dio la plata para construirlo.


 --¿Compartió veladas con Carlos Gardel?


 --Lo conoció, a principios de los '30, en una milonga de Avellaneda, donde Gardel cantaba. Perón tenía el grado de mayor. Cuando alguna vez le pregunté qué impresión se había llevado de él, me lo definió como una buena persona, simple y sensible.


 --La última. ¿Fumaba mucho? Sus carrasperas, disfonías y dificultades respiratorias, ¿derivaban del exceso de tabaco?


 --Sí. Fumaba cigarrillos negros, de distintas marcas. Las que tuviera a mano. Cuando no tenía, "pechaba". Le llamaba "faso". También bebía mucho café.

RAUL HORACIO MAYO