Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El nacimiento más esperado

el pasado 12 de abril nació Francisco León Corvalán, el primer bebé gestado a parir de un tratamiento de fertilización de alta complejidad realizado en el Hospital Penna, equipado desde el año pasado para llevar adelante este tipo de intervenciones.

No deja de resultar en cierta medida contradictorio que un establecimiento como el Penna, cuyas necesidades y carencias son notorias y conocidas, tenga en este segmento una calidad de atención que no tiene ningún otro hospital público de la provincia, destinado además a atender a parejas que carecen de toda cobertura social y que suman severas limitaciones físicas para concebir un hijo.

La pareja de Adrián y Soledad -conformada hace 12 años, concubinos- fue uno de los primeros casos donde fue necesario recurrir a métodos de fecundación in vitro de alta complejidad, es decir, donde las técnicas más habituales de este tipo de práctica no son suficientes y se requieren intervenciones que, por su costo, serían inaccesibles para cualquier persona del común.

es curiosa la decisión de los padres de bautizar a su hijo con el nombre de Francisco, como resultado del “fanatismo” -según refirió su mamá- que tiene el padre por el Papa argentino, Jorge Bergoglio, en quien aseguran haber encontrado la fuerza para encarar este tratamiento. Curiosa porque, más allá de cierta apertura de ideas que Francisco viene manifestando desde su papado, la Iglesia no comparte este tipo de prácticas, en particular las técnicas, que llama “una pérdida de respeto a la persona” y generadora de una altísima tasa de pérdidas de embriones.

Por otro lado, la coordinadora médica del programa de Fertilización del Penna, Natalia Tarducci, destacó su felicidad por el nacimiento de Francisco León, “fruto -dijo- del trabajo de un gran equipo de personas capacitadas y comprometidas”.

La Unidad de Alta Complejidad cuenta con un laboratorio propio y tecnología de última generación, un quirófano de punción y un laboratorio de embriología con un microscopio para fecundación in vitro que permite inseminar un óvulo mediante la microinyección de un espermatozoide. Incluso se puede remediar los casos de necrozoospermia, enfermedad por la cual los espermatozoides eyaculados están muertos, por lo cual se los busca antes de esa acción.

La pulseada entre los supuestos designios de Dios y la voluntad del hombre por revertirlos siguen siendo parte de una historia que parece no tener fin.

Francisco León, con su vida, quizá traiga una nueva respuesta.