Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Para potenciar nuevos sectores

Las ciudades son los sitios donde vive el mayor porcentaje de personas del planeta, y un verdadero rompecabezas para urbanistas, arquitectos, ingenieros, inversores, economistas, sociólogos, médicos y otros tantos profesionales que analizan y discuten las mejores propuestas para estos particulares espacios, donde el hombre realiza todas y cada una de sus actividades diarias.

Una de las tantas cuestiones que se analizan es cómo crecen las ciudades, sus formas de expansión, cómo, hacia dónde, de qué manera deben aparecen los nuevos espacios de vida. La ciudad que se extiende o la que se consolida a partir de aumentar la densificación en sus áreas centrales. La que busca humanizar sus centros a partir de pensar calles y veredas para el peatón antes que para el automóvil, la que pretende resolver las desigualdades sociales.

Bahía Blanca no escapa a esas cuestiones, y va intentando adecuar algunos de sus parámetros para privilegiar el bien común antes que el sectorial, prestando atención a otros sitios del mundo que ya han ensayado respuestas exitosas, y que busca también adecuar propuestas para la idiosincrasia de sus habitantes.

El programa de Movilidad Sostenible es un interesante ensayo para mejorar las actuales condiciones de tránsito, ante el crecimiento enorme del parque automotor, y de calles que fueron pensadas cuando este tipo de vehículos no existía y un componente como la contaminación no era considerado.

No puede ignorarse que las principales ciudades del mundo desarrollan políticas que apuntan en este sentido y, sobre todo, desarrollan políticas para desalentar el uso del automóvil, para moverse a partir de una buena oferta de transporte público y del desarrollo de alternativas, como el uso de la bicicleta.

Los entendidos en la materia advierten que todas las decisiones que se toman en ese sentido afectan a determinados sectores, como pueden favorecer a otros. Nunca el consenso es completo, con lo cual la decisión final, tomada desde la política, atendió -se supone- las necesidades mayoritarias y puso su visión en una posición superadora.

Por eso se requiere que cada programa, plan o cambio se sustente con argumentos razonables, con respaldo técnico, con la clara participación ciudadana, con pensamientos calificados. De modo que su implementación tenga la capacidad requerida para resistir embates menores u opiniones que, sin sustento alguno, pretenden cuestionar esas decisiones.