Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Francia y España comparten la Isla de los Faisanes

Es un pequeño islote en la desembocadura del río Bidasoa, frontera natural entre esos países, cuya jurisdicción ejerce medio año cada uno.
Francia y España comparten la Isla de los Faisanes. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Corina Canale / corinacanale@lyahoo.com.ar

Nunca se sabrá si el monarca francés Luis XIV quedó satisfecho con el Tratado de los Pirineos, el acuerdo que se firmó el 7 de noviembre de 1659 en la Isla de los Faisanes. Un acuerdo que instauró la paz entre su país y España y finalizó con la Guerra de los Treinta Años.

Por un lado, la devolución de tierras, entre ellas la región de Rosellón, era muy conveniente, pero el pacto también incluía su boda con la infanta María Teresa de Austria, hija del monarca español Felipe IV, que aportaría una dote de medio millón de escudos de oro y la renuncia al trono de su país.

Así habían concluido las 24 conferencias entre el cardenal Mazarino, su negociador, y Luis Méndez de Haro, el enviado del rey de España Felipe IV. Un acuerdo que se ratificó con la presencia de ambos en la pequeña isla.

Una isla que tiene a su izquierda la ciudad de Irún, en el País Vasco, y a su derecha la ciudad francesa de Hendaya, en el Departamento de los Pirineos Atlánticos.

La boda del monarca francés, “El Rey Sol”, y María Teresa, primos hermanos por parte de padre y madre, se realizó allí el 9 de junio de 1660, día en que la infanta se convirtió en Reina Consorte de Francia.

El pintor Diego Velázquez viajó desde la corte española para supervisar la fastuosa boda, a la que reflejó en varios lienzos, meses antes de su muerte, a finales de ese año.

Pero el dinero de la dote no llegó y la paz duró siete años. El acuerdo sólo fue otro episodio histórico para la isla, un lugar donde se intercambiaban rehenes y hasta donde se escoltaba a las infantas casaderas.

Si bien su nombre es Isla de los Faisanes, nunca estas aves asiáticas habitaron allí. La confusión, según varios historiadores, viene de la palabra “pausans”, como se llamaba a los campesinos que drenaban la tierra de los juncales orilleros, para cultivarlas.

Aquellos episodios de 1659 están reflejados en un monolito situado en el centro de la isla, cuya fisonomía no cambió con el paso del tiempo. El río sigue fluyendo, manso, entre Irún y Hendaya.

Mucho tiempo después, a finales del siglo XIX, las disputas entre los pescadores de ambas orillas del Bidasoa decidieron a los dos estados a hacerse cargo de su jurisdicción seis meses cada uno, para evitar que la isla se convirtiera en territorio sin leyes.

Tal decisión quedó ratificada en el Tratado de Bayona, de 1856, donde consta que la Isla de los Faisanes pasa al régimen de soberanía compartida.

Actualmente los Comandantes Navales de Bayona, en Francia, controlan la isla desde agosto a enero, y los Comandantes Navales de San Sebastián, en España, de febrero a julio.

Los turistas que llegan a la Isla de los Faisanes también visitan la cercana Irún, donde está el Palacio Arbelaiz, el edificio más representativo de la ciudad guipuzcoana. En él se alojaron Catalina de Médicis, Carlos IV y Felipe V, y donde se exhiben obras de Murillo y Rembrandt.

Otro atractivo es la ermita Santa Elena, en el barrio sur de Irún, una construcción del siglo XIV donde se hallaron los restos de un templo romano del siglo I y una necrópolis indígena aún más antigua.

La Isla de los Faisanes es un claro ejemplo de la cooperación transfronteriza, que en términos jurídicos se traduce como “condominio internacional”.

También es un condominio el principado de Andorra, con doble jefatura de estado: el Obispo de Seo de Urgel, en España, y el presidente de Francia, llamados “los copríncipes”.

Mientras que Tanger, actual ciudad de Marruecos, también fue un condominio internacional, y Sudán, ahora Sudán del Norte y Sudán del Sur, estuvo bajo la soberanía compartida de ingleses y egipcios.