Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Macao, la herencia lusitana que aún vive en la zona sur de China

La península está en el Mar de la China. Es un paraíso fiscal y del juego y en donde se mezclan las culturas.
Foto: Reuters

Por Corina Canale / corinacanale@hotmail.com

Una vieja costumbre de los amables habitantes de Macao es advertir así a los turistas: "Aquí usted puede perder su dinero donde quiera, cuando quiera y como quiera".

Dicen que sólo hay que elegir entre apuestas de caballos, carreras de galgos, ajedrez chino o el raro dominó callejero con fichas de bambú.

Y no vacilar entre la enorme oferta lúdica de sus faraónicos casinos.

En tiempos remotos Macao fue una isla, hasta que una lengua de arena formó un istmo y la convirtió en una península durante el siglo XVII.

A la vez , en el año 1851 el territorio anexaba dos islas: Taipa y Coloane, conectadas a la península por varios puentes.

A la legendaria Macao, que la dinastía Ming le obsequió a la corona portuguesa en el siglo XVI, se la conoce como "Las Vegas de China", donde los adoradores del dios Azar aportan el 70 por ciento de los ingresos que solventan su economía.

Es que constituye la única ciudad china donde el juego está legalizado. Ese espíritu transgresor se reflejó en la película Macao, de los años 50.

En el filme un apuesto Robert Mitchum, en el rol de un tal Halloran, controlaba el juego, el tráfico de joyas y todo lo que rozara el delito, mientras seducía a la bella Jane Russell.

Después de 450 años bajo administración portuguesa, Macao retornó a la tutela de la madre patria china el 19 de diciembre de 1999, abandonando el estatus de Provincia de Ultramar de Portugal.

Para el otrora extendido Imperio Portugués esta isla, tan aislada del gobierno central, era inmanejable.

Pero por la Ley Básica, que también rigió para Hong Kong cuando abandonó el dominio de la corona británica, Macao aseguró la continuidad del sistema capitalista, la prohibición de imponer gravámenes chinos, amplia autonomía y el mantenimiento de los casinos hasta el 19 de diciembre de 2049.

La recaudación del juego supera a la de Las Vegas.

Ocurre que unos 3.000 millones de personas viven apenas a unas cinco horas de vuelo.

Y hay que destacar la atracción que ejercen sus lujosos hoteles, como el Venetian, el más grande de Asia.

Posee nada menos que 40 pisos de altura, 3 mil suites, 7 resorts, 3.400 maquinitas y 800 mesas de apuestas, réplica de su gemelo homónimo de la ciudad lúdica de Nevada.

Macao es una mixtura de los mundos oriental y occidental.

De todas maneras, cierto es que sus habitantes son fieles custodios de las costumbres del primero de ellos y muy devotos de las verdes divisas del otro.

En el centro histórico se nota que los edificios, algunos de color blanco y otros de color ocre intenso, mezclan estilos del pasado chino y portugués, mientras que la arquitectura de la Santa Casa de la Misericordia remite a la sobria belleza de Lisboa.

Lo mismo ocurre con las fachadas de las iglesias católicas, muchas de ellas construidas por los jesuitas.

Es que Macao fue la puerta de entrada a China para los misioneros que difundían esa fe, como el jesuita Matteo Ricci.

El emblema de la ciudad es la Torre de Macao, de 338 metros de altura, semejante a la Torre Stratosphire, de Las Vegas, el mejor lugar para contemplar la ciudad desde lo alto.

De las ruinas de San Pablo solo quedó su portentoso pórtico.

Muy cerca de allí, la Fortaleza de Monte, donde está el Museo de Macao.

Que posee la particularidad de contar la historia de esta isla a la que los caprichos de la naturaleza convirtieron en una península.