Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Investigadora bahiense desarrolla nuevos medicamentos contra el cáncer de piel

Egresó de la UNS como bioquímica, con 9,27. Tras 7 años en Buenos Aires, llegó a Inglaterra. Trabaja para pacientes que no responden a terapias convencionales.

Foto: La Nueva.

Por Ricardo Aure / haure@lanueva.com

“Elegir la ciencia y la excelencia es una meta en mi vida. Quiero aportar todo lo que pueda para encontrar una cura para el cáncer".

Las palabras de María Romina Girotti la remiten al 11 de noviembre de 2004, cuando, entre 80 graduados, con 9,27 registró el mejor promedio de la 205ª colación de la Universidad Nacional del Sur y entre el afecto de sus padres recibió el diploma de bioquímica.

Aquellas palabras, que hoy suenan a misión cumplida, siguen latentes en Inglaterra, donde esta bahiense de 33 años participa de una serie de estudios preclínicos con dos moléculas experimentales que mostraron resultados muy alentadores frente a un tipo de melanoma metastásico que resiste los tratamientos actuales. Ahora, estos compuestos se probarán por primera vez en humanos.

"Se espera que estas drogas representen un tratamiento de segunda línea que permita extender la sobrevida de los pacientes que no responden a la primera línea de medicación”, señala la investigadora del Laboratorio de Oncología Molecular, que encabeza el doctor Richard Marais, en el Instituto de Investigación del Cáncer en Manchester.

Según un amplio informe de la Agencia de Noticias Científicas del Instituto Leloir, los ensayos de la fase 1, que apuntan a obtener información preliminar sobre dosis, seguridad y eficacia del tratamiento, comenzarán antes de junio en los hospitales Royal Marsden, de Londres, y Christie NHS Foundation Trust, de Manchester.

Romina, que hasta 2010 se desempeñó como investigadora del Conicet en el Laboratorio de Terapia Molecular y Celular del Instituto Leloir, en Buenos Aires, trata de interferir en diversos engranajes de la maquinaria celular que facilita la propagación del tumor.

“El melanoma es un tipo de cáncer de piel que tiene principal incidencia en los jóvenes y que está directamente relacionado con la exposición a la radiación de rayos ultravioletas y con la carga genética de cada persona. Son muy importantes la prevención y los chequeos dermatológicos, dado que una vez que la enfermedad se detecta en estadio metástasico, el pronóstico es de pocos meses”.

También explica que el 50 por ciento de los casos de melanoma metástasico se deben a mutaciones en la proteína BRAF y que las terapias modernas contra este tipo de tumor se basan en el empleo de dos fármacos que inhiben de forma selectiva esa proteína: vemurafenib y dabrafenib.

Sin embargo, precisa que aproximadamente a los seis meses de tratamiento, ese tipo de cáncer desarrolla resistencia a dichas drogas y que como no hay segundas líneas de tratamiento, el curso de la enfermedad se acelera.

El nuevo tratamiento experimental, con los denominados “inhibidores panRAF”, bloquea al mismo tiempo múltiples proteínas que también avivan el crecimiento del tumor. Ya se ha probado, en animales de laboratorio, cómo frenar el melanoma resistente al tratamiento específico contra la BRAF.

Los inhibidores no fueron tóxicos en los experimentos. Tampoco se adivirtieron pérdida de peso de los animales ni arritmias, alergias o falla renal o hepática.

El estudio, publicado el jueves 15 del mes pasado en la revista “Cancer Cell”, ha recibido esperanzadores comentarios y elogios de la prensa inglesa.

Vivir para investigar

Desde Manchester, correo electrónico mediante, Romina enfatiza que siempre le interesaron la medicina, las ciencias de la salud y en especial el cáncer. Todo eso la impulsó a seguir la carrera de Bioquímica.

Durante sus estudios universitarios, su pasión la llevó al Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB), donde pudo dedicarse a la neurobiología. Su idea siempre fue indagar en la biología del cáncer, por la complejidad de esta enfermedad, por la gravedad que representa y por la necesidad de generar nuevos tratamientos y herramientas de diagnóstico temprano.

Sobre ese desafío basó su trayecto científico. Antes de recibirse de bioquímica inició el doctorado en oncología en la Fundación Instituto Leloir. Lo concluyó en 2010, con calificación sobresaliente, y se propuso avanzar hacia la expansión y perfección de sus conocimientos en un centro de investigación translacional, para trabajar directamente con muestras tumorales extraídas de los pacientes e informando a los médicos los resultados obtenidos en el laboratorio en tiempo real.

“Me fui a Londres, al Institute of Cancer Research, donde descubrí los mecanismos de resistencia a las terapias convencionales en pacientes con melanoma. Este trabajo científico fue publicado en la revista “Cancer Discovery”, en 2012. Luego el laboratorio se mudó al “Cancer Research UK Manchester Institute”. Allí, junto con un grupo de investigadores dedicados a generar drogas, logramos las dos nuevas medicinas para aquellos pacientes que desarrollan resistencia a las terapias convencionales y para los cuales no hay otras opciones de tratamiento, tal como lo dio a conocer el mes pasado la muy prestigiosa revista “Cancer Cell”.

Tras cuatro años en Inglaterra siente que se ha enriquecido con vivencias en diversos centros de investigación y con conferencias en todo el mundo, aunque muy lejos de sus afectos, que la esperan en Bahía Blanca.

“Hace muy poco, ante el fallecimiento de mi abuela Catalina, viajé por cuatro días. Y de repente tomé conciencia de las largas distancias que nos separan”.