Bahía Blanca | Sabado, 04 de mayo

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“Tuvo una alumna muerta en sus brazos… ¿quién está preparado para eso?”

El profesor que debía estar en el aula el día de la tragedia no pudo superar el trauma, según cuenta su hermano.
“Tuvo una alumna muerta en sus brazos… ¿quién está preparado para eso?”. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

“Yo vivía en Italia y en las noticias que corren debajo en la televisión leí: 'MASACRE EN ARGENTINA, PATAGONES'. Al ratito llamó mi señora para avisarme", dice Luis Ruiz, hermano mayor de Carlos, el docente que tenía que dar la materia Derechos Humanos el día de la masacre.

Carlos murió 6 años después. Según Luis, se fue sin superar el trauma psicológico que le causaron el tiroteo y los sumarios que le hicieron por no haber estado en el aula cuando todo pasó. Incluso una vez declaró que habría preferido que “Junior” lo matara.

El martes 28 de septiembre de 2004, luego del saludo a la bandera, el profesor caminaba por el pasillo rumbo al curso cuando oyó estruendos. Pensó que los chicos estaban tirando petardos e iba derecho a retarlos. Pero al llegar vio que uno baleaba a los demás.

—A él no se la contaron: tuvo a una alumna muerta en sus brazos... ¿quién está preparado para eso? Nadie.

Dice Luis que después de la masacre Carlos se divorció, se fue a vivir a Buenos Aires y empezó a hablar de suicidio. Cree que lo sobrepasaron las presiones de los directivos del colegio y del Estado.

--Lejos de apoyarlo, se agarraron de la letra chica y le echaron gran parte de la culpa.

El artículo 39 A del Reglamento General de Escuelas Públicas de la provincia de Buenos Aires especifica: “La obligación del cuidado de alumnos/as comprende todos los tiempos y momentos en que se concreta el acto educativo. Se inicia con la entrada del o de los alumnos al establecimiento y cuando el último de ellos se retira o es retirado por el padre o responsable”.

—A mi hermano lo llevaron a un callejón del que no encontraba salida. Si lo hubieran apoyado más...

En 2010, tras festejar el cumpleaños 80 de su mamá en Bariloche, Carlos decidió agarrar el auto e irse rápido a Buenos Aires porque había conseguido más horas de clases en un colegio y no quería perderlas.

—Había llegado el día anterior con su novia. Y salieron a la ruta sin hacer noche –cuenta Luis-. Manejaba ella, pero se quedaron dormidos por culpa de mi hermano. Iba sin el cinturón, salieron disparados por la ruta en la recta del desierto, dieron tumbos y lo aplastó el auto. Cada vez que viene el aniversario de la masacre de Patagones es renovar el dolor... cae cerca de su cumpleaños.

Mirá el especial multimedia sobre los 10 años de la masacre de Patagones.