Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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"Pancho" Ramírez, la Patria y el amor

Historiografía. El escritor José Valle enfatiza que el Supremo Entrerriano no solo buscó la independencia, sino la total unidad de una república democrática. Por Eduardo Giorlandini / Especial para "La Nueva."
"Pancho" Ramírez, la Patria y el amor. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

El libro de José Valle El caudillo enamorado no se trata de una biografía novelada del caudillo federal argentino, sino de una obra de historia con contenidos de realidad enriquecidos por una infrahistoria de amor entre el Supremo Entrerriano -–que así se lo llamó aunque él nunca utilizó el epíteto-- y la tan mentada Delfina; rememorada en la historiografía, en la novela, en la poesía y otros fontanares, como la canción popular de la nación argentina.

En el comienzo leemos un sencillo agradecimiento pleno de autenticidad, emotividad y afectividad, donde está presente el recuerdo a uno de sus maestros, Félix Luna, quien esclareció con objetividad la problemática tratada de la zona litoraleña y de la región. Valle lo hace también con un enfoque que es el que nos determina a señalar el carácter singular mencionado líneas arriba, al desarrollar más aún algunos rasgos del conflicto histórico, complejo y apasionante, por demás dramático.

Quiero decir: con la obra del autor cuya recensión hago en el presente advertimos el signo estructural no solo del conflicto, sino también de las armonías establecidas fácticamente en la realidad que es la historia.

El caso es que José Valle pone bien en claro, fundadamente, que el propósito de “Pancho” Ramírez no sólo fue la independencia -–en los términos ya expresados--, sino la unidad total de una república y de un régimen democrático con verdaderos estadistas al frente –-como él lo fue--, y no una República de Entre Ríos, porque la expresión “república” en tal caso equivalía a provincia; la semántica contemporánea no es la misma que la del comienzo del siglo XIX y, por eso mismo, las actuales Corrientes y Misiones eran “gobernaciones” e integraban la República de Entre Ríos.

A cualquier precio, busquemos la afirmación de un revisionismo histórico, sin parcialidades, pues así sabremos mejor cómo somos y hacia dónde tenemos que ir. Si hay un horizonte, caminemos hacia él, que es una utopía -–y como tal posible si es que no la impiden con el poder del mercado--; si el horizonte se corre, sigámoslo igualmente, porque -–ya ha sido dicho-- que es importante caminar y edificar.

De una incontestable revisión resurgirá la personalidad de Francisco Ramírez, en una inmensurable dimensión. Esta debe ser posiblemente la causa de la devoción que los entrerrianos tienen por él, que guardan en la rinconada de sus espíritus, aunque no sepan ciertamente el porqué. Es un arcano que vale, un sentimiento contenido en la esperanza de la “Patria Grande”.

Finalmente, debo especificar que la investigación realizada por el autor no excluye una franja relevante de esta historia: la referida a la Banda Oriental del Uruguay; a su caudillo José Gervasio Artigas; al protagonismo de Estanislao López y Santa Fe; la batalla de Cepeda y el Tratado del Pilar, una de las piedras basales de la Nación; la conjunción de relaciones -–conflictos y armonías-- con otros actores y la problemática derivada de las pretensiones portuguesas.

Por todo ello, el libro que comento amerita su lectura y su consulta, por todo habitante interesado, particularmente estudiantes, docentes, políticos e historiadores.