Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Urgencias del presente y trampas en ascenso

Tal vez aportando una importante cuota de sensibilidad femenina, la gobernadora María Eugenia Vidal dejará inaugurado el miércoles próximo el período de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense con un mensaje que, en líneas generales, atenderá la actual situación social.

En términos políticos, buscará también proyectar una provincia de Buenos Aires con más de mil obras públicas en proceso de ejecución y reforzar objetivos en materia de inseguridad ciudadana. “La seguridad es inversión social” y “el necesario equilibrio fiscal debe ser una meta pero con inclusión social”, son frases de un discurso todavía en proceso de redacción final como ejes básicos del rumbo de gestión frente a la Asamblea Legislativa.

Apenas después del feriado de Carnaval, Vidal podría anticiparle al universo parlamentario su decisión de apuntar a la colaboración recíproca, para trabajar de manera conjunta en proyectos de ley que apunten a promover el fortalecimiento institucional en la PBA.

La creciente conflictividad laboral se mantiene estable. En los laboratorios económicos de la Provincia descuentan que el presidente Macri tendrá que seguir asistiendo a la gestión de Vidal. La propuesta del Gobierno nacional para modificar el reparto de la coparticipación federal de impuestos no será factible hasta después de octubre, ya que antes el calendario legislativo estará dominado por el debate electoral.

Son días difíciles para la administración Vidal. El arco sindical docente se planteó perforar el “piso” de suba salarial del 18 % en 4 cómodas cuotas trimestrales que ofertó la Gobernación ante un ritmo inflacionario que no da tregua. La negociación de “politizó” y comenzó a naufragar hacía un dudoso inicio de clases. Esa cifra de porcentaje de aumento (tanto como el ultimátum de cerrar la paritaria “por decreto”), fue calificada como una “provocación al conjunto de la docencia”.

A la advertencia del Ejecutivo de descontar los días de huelga se sumó una poco sutil “campaña de desprestigio” sobre los trabajadores de la educación pública. Los dardos envenenados del oficialismo legislativo apuntaron contra el sindicalista Roberto Baradel (Suteba) por su identificación con el kirchnerismo puro. “No le importa la mejora en el salario de los docentes, sino que solo responde a intereses políticos y a querer boicotear la gestión de la gobernadora”, repiten desde las diagonales varios ministros y diputados. Se asegura que la Gobernación va a convocar a los docentes hasta el “último minuto” para dialogar sobre el aumento, porque la prioridad es que las clases comiencen a término.

En rigor, las “marchas y contramarchas” del Gobierno nacional, en una mezcla de “globos de ensayo e improvisación”, también son observadas por el gremialismo como terreno propicio para hacer “retroceder” la propuesta de Cambiemos. El reciente caso de los bancarios es un ejemplo de ello, sumado a los aumentos de tarifas que provocan malhumor social.

En el campo laboral, el ministro Marcelo Villegas (Trabajo) proyecta el recurso de la conciliación obligatoria por las dudas de tener que iniciar un expediente para declarar la emergencia educativa y suspender los estatutos gremiales si los sindicatos docentes endurecen el conflicto.

Sobre esa superficie, Vidal tomó la decisión política de que la Provincia crezca en el rubro infraestructura. Según el senador Roberto Costa (Cambiemos) la mandamás realizará aquellas obras que “otras gestiones prometieron y no realizaron”. Mensaje directo hacía las orillas del peronismo.

Algunos intendentes hicieron trascender en La Plata que desde la administración bonaerense les habrían “ordenado no cerrar acuerdos con los gremios municipales” por arriba del 18% de aumento, con la dura advertencia de que si se superaba ese techo salarial se retrasarían los fondos comprometidos para las obras públicas.

Este año, la Provincia destinó una partida presupuestaria que supera los 8 mil millones de pesos para el Fondo de Infraestructura Municipal. Ello, le permitirá a cada distrito “planificar y ejecutar las obras necesarias”, se asegura.

“Necesitamos más gestión y menos timbreo de los funcionarios del Gobierno”, se quejan legisladores del Frente Renovador. “A más de un año de gobierno, Macri no cumplió con las expectativas y la gente está decepcionada y desilusionada”, alegó directamente el senador massista Jorge D'Onofrio. Señales que dan una pista de por donde pasa el interés de la política en estos momentos.

Es que los “renovadores” del massismo no ocultan tener el objetivo de mantener abiertas las puertas a los radicales del “alfonsinismo” que estén decepcionado con las políticas económicas del macrismo. “Sería una locura que el radicalismo se vaya de Cambiemos”, afirman desde los sectores más duros de la UCR, que se sienten, sino fuera del poder institucional, en los márgenes del mismo.