Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Pintarle la cola a la liebre”

“Pintarle la cola a la liebre”. Diagonales platenses La Nueva. Bahía Blanca

Ya en la recta final del año aparecen sutiles contrastes en términos de construcción política entre la Gobernación bonaerense y la Casa Rosada. La mandamás provincial, María Eugenia Vidal, espera consolidar su gestión en vísperas del desafío electoral legislativo que tendrá lugar en el segundo semestre de 2017. Auténtica prueba de fuego para la Provincia, que quiere convertirse en el baluarte de la propuesta nacional de Cambiemos.

Con dinámica propia, la gobernadora teje el diálogo político con un aporte adicional: la simpatía que despierta en la opinión pública (vale remarcar que, en la actualidad, es la dirigente política con mejor imagen en el país). Eso por sí sólo, ya establece diferencias.

Días atrás, Vidal abrochó sin inconvenientes y por amplia mayoría, la votación favorable del Presupuesto 2017 y la Ley Impositiva en la Legislatura, mientras la figura presidencial de Mauricio Macri se desdibuja dentro del Congreso de la Nación por no saber negociar con la oposición parlamentaria como ocurrió con el tema de la reforma del Impuesto a las Ganancias. Pequeños actos de diferenciación que marcan procederes opuestos de Vidal y el jefe de Estado, a la hora de manejar los consensos políticos.

Con la aprobación de las proyecciones económicas presupuestarias, Vidal ya puede endeudarse para inversión en Infraestructura. “Cambiemos debería llamarse endeudémonos” arrojan distintos actores de la góndola opositora.

Así también puede subir impuestos. La Ley Fiscal 2017 prevé un aumento del orden del 36 por ciento en el Impuesto Inmobiliario (tanto urbano como rural); una reducción de la alícuota de Ingresos Brutos para 120 mil pequeños comercios y una suba del 1 al 3 por ciento en Sellos para la compra de autos cero kilómetro.

“Los números que maneja el equipo económico del ministro Hernán Lacunza no coinciden con la realidad del bolsillo. No todo se puede resolver con marketing y timbreos”, tiran desde orillas del peronismo.

“El 2016 fue un año en el que pasamos de la emergencia a la previsibilidad”, responden desde el esquema de Cambiemos.

La “negociación” de la votación de la pauta presupuestaria anual para los bonaerenses volvió a sacudir la embarcación del peronismo parlamentario, cuyos bloques podrían volver a reacomodarse.

En Diputados hay un problema estructural que es la múltiple división del FpV-PJ en distintas fuerzas y referentes internos. Eso complica cualquier negociación. No pocos intendentes llegaron hasta las diagonales buscando la “unificación” del peronismo legislativo pero no lo lograron. (pudo verse a Hugo Corvatta, de Pigüé, y Alfredo “Pichi” Fischer, de Laprida, por la Sexta Sección, entre otros jefes comunales)

Hubo votación dividida ante la posición menos tolerante de “La Cámpora y el kirchnerismo duro”. La intención era evitar que este voto termine fracturando las esperanzas electorales del justicialismo bonaerense.

El acuerdo alcanzado con el Ejecutivo provincial resultó más conveniente para aquellos intendentes y legisladores que responden al Grupo Esmeralda, quienes consiguieron lo que fueron a buscar desde un principio. Lograron la designación del exfuncionario sciolista Guido Lorenzino en la Defensoría del Pueblo bonaerense y otros “beneficios de caja”.

Dentro del peronismo algunos sostienen que los jefes esmeraldas Martín Insaurralde y Gabriel Katopodis con rapidez le “pintaron la cola a la liebre”.

En el plano político, después de muchos tironeos las negociaciones derivaron en un nuevo esquema de autoridades de Diputados. El Pro en Cambiemos recuperará el sillón de conducción de la Cámara baja, que irá para el oficialista Manuel Mosca, mientras que el massista Ramiro Gutiérrez estará al frente de la vicepresidencia “con firma” y el randazzista bahiense Marcelo Felíú se quedó con la vicepresidencia primera.

“Mariu” Vidal marca territorio. Horas antes de los festejos navideños desembarcó en el Conurbano para una “foto” audaz con fieles referentes del peronismo que contiene varias conjeturas políticas. Fue durante la inauguración de dos hospitales en la localidad bonaerense de José C. Paz, junto al polémico alcalde del poncho, Mario Ishii, su par de Ezeiza, Alejandro Granados y el exministro de Seguridad, Aldo Rico, entre otros.

Pero la imagen sobresaliente (¿Qué pensaran los socios radicales?) fue a la que accedió con Eduardo Duhalde. El expresidente de la Nación, exgobernador bonaerense y patrocinador de este grupo de barones peronistas del Conurbano, junto a su esposa Hilda “Chiche” González. ya anticipó que no se alineará “ni con Cristina Kirchner ni con Sergio Massa” en las próximas legislativas.

Este nuevo gesto de Vidal se suma a la tarea de profundizar lazos con un sector del peronismo puro, tras un año en el que logró un par de pases significativos al gabinete ministerial. Al intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre (Gobierno) se le sumó después el jefe comunal de Castelli, Francisco Echarren (secretaría de Hábitat) de la Provincia. Ambos cruzaron los límites del PJ para saltar al Pro en Cambiemos.