Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Villarino: barreras forestales para frenar el proceso de desertificación

Durante los próximos meses se plantarán miles de árboles en distintos sectores de las rutas nacionales 3 y 22, dentro del territorio distrital. Aseguran que mejorará la transitablidad y disminuirá el riesgo de accidentes.
Una de las primeras barreras, ubicada sobre la ruta nacional 22, entre Médanos y Algarrobo. En los próximos meses se instalarán 15.

Aproximadamente 9 mil plantas se instalarán en los próximos meses al costado de las rutas nacionales 3 y 22 dentro del distrito de Villarino. Serán unas 15 barreras forestales a lo largo de unos 180 kilómetros de asfalto, con la intención de reemplazar los eucaliptus existentes, mejorar las condiciones de transitabilidad, disminuir la desertificación y brindar soluciones al sector rural.

De acuerdo a un estudio impulsado desde la comuna y que cuenta con el aval de la dirección de Vialidad Nacional, hoy en día la cantidad de cortinas es insuficiente y esa deficiencia se nota sobremanera en sectores donde la desertización afectó al territorio, sobre todo al norte y al oeste.

Por ello, desde hace unas semanas ya se comenzó con la implantación de algunas de estas barreras, a orillas tanto de la ruta 3 sur como de la 22, utilizando clones específicos de aquellas variedades que soporten la salinidad, los vientos fuertes y el tipo de agua de esa región.

La idea, desde un principio y tomando como base diversos estudios del medio, es buscar plantas exóticas, rustificadas o adaptadas a la zona, que puedan servir para recomponer el ecosistema sin recurrir al eucaliptus.

Cada barrera tiene 400 metros de largo y constará de seis hileras de 100 plantas, con una especie en particular en cada una de ellas.

Cuando los árboles crezcan, entre todos deberán crear una forma acampanada en altura, de forma que sea aerodinámica y permeable al viento, evitando remolinos y succión de aire; de esta manera también se impide que la tierra gane la ruta, aumentando la transitabilidad y -posiblemente- bajando los registros de accidentes.

Estos sectores de implantación son georreferenciados y definidos por un conjunto de profesionales y aprobados por Vialidad Nacional. Luego, se establecen las puntas de las barreras, se delimita el área y se escuadra la ubicación de los árboles; se demarcan las líneas de plantación, se desmaleza, se pasa una rastra y se ubican las plantas. Cada barrera tarda unos cuatro días para finalizarse.

En principio, a través de un sistema trabajo cooperativo, medio centenar de personas ya implantó las primeras barreras entre los kilómetros 752,3 y 759 de la ruta 22; al mismo tiempo, se avanzó con otras tres entre Hilario Ascasubi y Pedro Luro, y también se trabajará campo adentro con siete ejercicios más.

Los trabajadores son en su totalidad habitantes del distrito, distribuidos pueblo por pueblo, tanto varones como mujeres y de todas las edades.

La ambición del programa va más allá de la instalación de estas barreras. El objetivo final es que la Nación y/o la Provincia tomen este proyecto y lo recreen en otros municipios, tomando como base la experiencia de Villarino, y -si es posible- que adquieran los clones de las distintas variedades a implantar en el Vivero de Argerich.

“Quedará 'una máquina de forestar' aceitada y podremos replicar nuestro modelo en otros lugares del país -confían desde el municipio-, más allá de las diferencias (políticas o geográficas) que pueda haber respecto al distrito”.