Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Muhllemann: “Siempre que me caigo, la música llega para levantarme”

Vino desde Trelew a mediados de los 90. Acá tocó el bajo y la guitarra con varias formaciones. Vivió la época dorada de la música tropical, tocó jazz y en dúo por varios bares.
Desde abajo se suelen ver las cosas más claras. A partir de ahí, sólo queda ponerse de pie y trabajar por el deseo más profundo. Raúl lo sabe.

Franco Pignol

fpignol@lanueva.com

Raúl Bautista Muhllemann nació en Trelew, el 13 de noviembre de 1963. Cuando tenía 6 años empezó a tocar el bombo legüero, pero enseguida comenzó a gustarle la guitarra y el piano.

“Estudié varios años y aprendí la base de la armonía, los acordes de la guitarra y algunas cosas más”, recuerda Raúl.

A los 13 años ya andaba tocando la guitarra por los clubes. Dos años después arrancó a tocar el bajo en una banda y se transformó en su instrumento de cabecera.

“La primera escala que toqué fue La verdadera historia de Sam el montañés, de Vox Dei y casi me muero de la emoción”, dice.

Con esa banda también hacían temas de Arco Iris, Los Gatos y El Reloj o algunos internacionales como Smoke on the Water, de Deep Purple.

Luego se sumó a una orquesta de jazz de 24 personas. En esa época comenzó a leer sus primeras partituras de jazz. Ya tenía 17.

“Me acuerdo siempre los temas de Glenn Miller. Aclaremos que en esa época no había sonido como ahora...”, aclaró Raúl.

Amigos bahienses

La selección de fútbol de Colombia le ganaba 5 a 0 a Argentina en el Monumental. Era el año 1993.

La noche anterior Raúl estaba en “Archibar”, un bar de Trelew.

"Estábamos haciendo covers de The Gipsy Kings. Esa noche llegó al bar el contrabajista y bajista más grande que vi en mi vida: Tato Gallardo. Tenía un bajo Yamaha de cinco cuerdas. Llegó con un grupo de que eran todos bahienses de la Sinfónica: Daniel López (batería), Raúl Soto (saxo) y un guitarrista tremendo que no me acuerdo el nombre”, explica Raúl.

“Al día siguiente vinieron a ver el partido a mi casa e hicimos una amistad hermosa. Me dijeron que si algún día pasara por Bahía les avisara".

La vida lo trajo a Bahía en 1995. A él y a toda su familia. Le habían contado que era un centro cultural muy lindo y que había posibilidades de trabajo.

“Tato me recibió con los brazos abiertos y me mandó enseguida a tocar en Tango en la Bahía. Yo no cazaba un fútbol. El nivel de Bahía es excelente, son muy buenos los músicos. Tuve que estudiar muchísimo acá”, revela.

La música es buena

La música significa muchísimo para Raúl. En su vida, como todos, tuvo momentos buenos y malos. Pero siempre, en los momentos más delicados, la música lo ayudo a sobreponerse.

“Me acuerdo que cuando tocaba con Fran Panzini hacíamos un dúo y tocábamos por todos los bares (Pelícano, North Western y Massimo) y nos decían `El pibe y el viejo'. Tocábamos todos los días y descansábamos lunes y martes”.

“Me agarro en una época de crisis laboral, lo que tiene que ver con un trabajo estable y la música fue el sostén de mi familia”, recordó.

Otros proyectos

Raúl participó en muchos trabajos. Entre los que más destaca se encuentra el que hizo con Sandra Savoia y Víctor Volpe.

“Armamos un espectáculo muy copado: Ecos de América”.

“También empecé a interiorizarme mucho con la guitarra española y la movida del flamenco en Bahía. Tocamos en el Teatro Municipal junto a Héctor Romero”.