Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Andrés Duprat, un motivador instalado en un ícono nacional

Plantado en la función de director del Museo Nacional de Bellas Artes, el arquitecto que dejó su marca en nuestra ciudad traslada esa impronta hacia uno de los baluartes de la plástica argentina.
Andrés Duprat, un motivador instalado en un ícono nacional. Aplausos. La Nueva. Bahía Blanca

Por María Inés Di Cicco / mdicicco@lanueva.com

Andrés Duprat, arquitecto, curador de arte, guionista y flamante director del Museo Nacional de Bellas Artes, dice que "todos los saberes contribuyen a un campo".

"No creo en las especificidades a ultranza. Mi mirada, en la curaduría de arte como en el cine, está influenciada por esa formación académica en Arquitectura, por todos los años de trabajo transcurridos en las Artes Visuales, por mi amor por la lectura.

"Por otro lado, todas las expresiones artísticas hablan de una misma cosa. No veo que el cine enfoque en temas distintos que las artes visuales o que la música. Todas las artes condensan cierto espíritu de época, la problemática de la sociedad de un tiempo".

-- Asumiste el nuevo cargo a comienzos de mes ¿cómo resultaron estos primeros días de trabajo?

-- Para el concurso hubo que presentar un proyecto de gestión, así que ese trabajo previo, con conocimiento del espacio porque yo había hecho muestras aquí, significó un ahorro de tiempo y lo agradezco, aunque ese plan pueda estar sujeto a modificaciones.

-- Hablás, desde esa propuesta, de una modernización, una tarea que también enfrentaste en tu gestión en Bahía Blanca, hace más de 20 años.

-- Es cierto. Cuando surgió la idea, desde el Museo de Bellas Artes de Bahía Blanca de hacer un museo exclusivo de Arte Contemporáneo, que además fue el primer MAC público de la Argentina, el común de la gente no estaba tan familiarizada en la ciudad con esa forma de expresión. Al día de hoy, el efecto de aquella acción fue muy positivo y estoy feliz con ello, porque hay una escena contemporánea en Bahía Blanca y mucho de eso tuvo que ver con la habilitación de un espacio que le diera visibilidad a los artistas.

"El desafío que asumo en estos momentos es diferente en tanto se trata de un Museo de Bellas Artes, con 120 años de trayectoria y muy instalado como ícono nacional. Tiene muchos pergaminos a honrar y mi idea es tratar de modernizarlo y ampliar su apreciación, porque tiene una gran colección en lo cuantitativo y cualitativo, con 13.000 piezas que incluyen obras importantísimas, de las cuales se expone apenas un diez por ciento.

"Entonces, una parte del plan es la de darle mayor visibilidad a la colección y enfatizar el carácter federal de la institución, con exposiciones itinerantes. Para ello, contaremos con las salas que hay en cada provincia, como el MBA-MAC en Bahía, o los museos de San Juan, de Córdoba... Pero allí donde no las haya, habrá que adecuar espacios que cumplan con condiciones específicas por el tipo de obras a exponer".

-- ¿La propia sede de Bellas Artes en Buenos Aires precisa modificaciones?

-- Requiere de un trabajo de adaptación de la infraestructura de manera integral. Es una casa que originalmente no fue pensada para la función que hoy cumple. Necesita de otro tipo de intercomunicación.

-- ¿El diálogo de ese patrimonio con obras de arte contemporáneo, es una idea a aplicar?

-- Siempre entendí que el diálogo entre lo clásico que involucra al patrimonio de Bellas Artes y las expresiones contemporáneas resulta fundamental para que el museo no se transforme en una suerte de mausoleo, a donde uno va a observar piezas del pasado sin efecto en la actualidad.

"Precisamente, lo bueno de las obras de los grandes maestros argentinos y del mundo es que siguen interpelándonos. Por eso es importante, desde la contemporaneidad, volver a mirar el patrimonio y recrearlo".

-- En general, esos grandes maestros fueron vanguardistas en su tiempo y muchos de ellos, incomprendidos y muy discutidos por romper estructuras...

-- ¡Muchos fueron futuristas, totalmente! Y rescatarlos y actualizarlos es una manera de honrar sus orígenes y evitar que todo se consuma y pase a ser "una pieza de museo" en el peor sentido de la expresión.

-- Para vos, que sos guionista, debe ser un juego interesante el de armar un guión, una historia a contar, con cada proyecto y las exposiciones que involucra.

-- Bueno, "guión de exposición" es una de las proposiciones que se usan conmúnmente en las curadurías, donde se habla de armar un relato en imágenes, a través de las poéticas que se ponen en diálogo, en tensión o en oposición. Y sí, tiene mucho que ver con el armado de un relato cinematográfico".

Por la aldea

-- ¿Venís seguido a Bahía ?

-- Ya no tanto. Mis hijos ya no viven allí. Cursan la universidad en Buenos Aires, y mi madre y mis hermanos, otros posibles imanes, también están mucho por aquí. Pero tengo muchos amigos allá y siempre estoy en contacto y en conocimiento de las novedades de por allí".

-- ¿Las obras regionales tendrán posibilidad de exhibirse en el Museo Nacional de Bellas Artes?

-- Puede ser válido. Y sí, es una idea la de incorporar a la colección nacional obras de artistas que no sean de Buenos Aires. Esa concentración es uno de los males de "la cabeza de Goliat" que citaba Ezequiel Martínez Estrada. Tendremos que apelar a una sensibilidad y al conocimiento para incorporar al patrimonio otras estéticas que nos representan, aún cuando el artista no haya desembarcado en Buenos Aires.

La letra llevada al cine
El resultado de un trabajo que se vive como un placer

Andrés Duprat escribió los guiones de Living stars (2014), Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo (2011), El hombre de al lado (2009) y El artista (2008), dirigidas por Gastón Duprat y Mariano Cohn. En su filmografía figura también Civilización (2012), de Rubén Guzmán.

"El de escribir es un trabajo, como de fin de semana, por placer. No me considero un guionista profesional. Escribo sobre las cosas que me preocupan y me gustan y después, por suerte, Gastón y Mariano las transforman en alguna pelicula magnífica y hasta premiada. Todo sucede gracias a ellos, y lo digo sin ninguna falsa modestia, porque en verdad soy un admirador del trabajo que realizan.

"Ahora acabamos de filmar una nueva película, Ciudadano ilustre, que se estrenará en abril. Yo ya la ví, quedó increíble y estoy muy contento", subraya.

"Trata, en dos líneas, de un escritor-Premio Nóbel de Literatura, originario de un pueblo inventado de la provincia de Buenos Aires, quien hizo su carrera en Europa y que, después de 40 años es convocado a su pueblo para recibir una medalla de Ciudadano Ilustre. Y él decide volver por primera vez desde que se fue... Hasta ahí te cuento", subraya.

Alimentado en el arte desde pequeño --es nieto y sobrino de los escritores Gregorio Scheines y Graciela Scheines, heredero de un núcleo ligado a las primeras salas de cine locales y hermano del director de cine Gastón Duprat--, Andrés Duprat se recibió de arquitecto en 1987, en la Universidad Nacional de La Plata y se trasladó a Europa, donde realizó investigaciones sobre arte y arquitectura y exposiciones en varios países.

Creó a su regreso a Bahía Blanca un espacio de arte en los altos de Zelarrayán 128 que denominó La Casa. En esa propiedad de Scheines, comenzó a desarrollar una impronta que mantendría como director de los museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca. Recientemente se desempeñó como director de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de la Nación.

A partir de su gestión, se realizó el Primer Simposio Nacional de Escultura Monumenal, en octubre de 1993, que convocó a artistas locales y nacionales para la construcción de las obras que hoy se exhiben en el Paseo de las Esculturas, y cedió el espacio a la exhibición de obras novedosas y a las reacciones motivadas en la ruptura de viejos esquemas y la adopción de nuevos lenguajes.