Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Los salarios, una variable sensible

Las negociaciones salariales entran en la “zona caliente”. El puntapié inicial lo darán los docentes, pero a partir de marzo arranca el resto de los sectores. Se trata de uno de temás más sensibles para el arranque de la gestión macrista. Con una elevada inflación acumulada en el último cuatrimestre (de noviembre a febrero), la recomposición de los sueldos se vuelve imprescindible.

Pero el equilibrio es muy fino: si los ajustes salariales son exagerados el impacto se sentirá a través de mayor inflación. Y si finalmente la pauta de incremento provoca una importante caída del poder adquisitivo, el efecto será sobre la actividad económica ante la merma del consumo.

Por lo tanto, se deberá alcanzar el punto justo, entre la necesidad de comenzar a dar señales de control inflacionario, pero al mismo tiempo no comprometer excesivamente al principal motor de la economía que es el consumo interno. Los últimos números de actividad comercial no son precisamente alentadores.

En enero, por ejemplo, se registró caída de ventas y en la Costa Atlántica hubo quejas por una temporada mucho más floja que la esperada. Pero no hay que tomarlo como una cuestión definitiva ni mucho menos. Aprovechando el dólar bajo, fue masiva la ola de turismo a países limítrofes, especialmente a Brasil y a Chile. El sinceramiento cambiario debería corregir dicha tendencia a partir de ahora.

El gobierno ya venía deslizando la estrategia para encauzar la negociación salarial: ir hacia acuerdos semestrales, con un incremento mayor en una primera etapa (entre 15% y 20%), pero sensiblemente menor en la segunda parte del año. A las claras, el objetivo es ganar tiempo para que las medidas que viene implementado el Banco Central comiencen a tener efecto.

La entidad absorbió más de 100.000 millones desde que es manejada por Federico Sturzenegger, con lo que cabría esperar un efecto favorable para bajar la inflación, aunque ello no sucederá automáticamente.

Parece difícil, sin embargo, que este año los salarios no pierdan la carrera contra los precios. El objetivo implícito del gobierno es que los aumentos salariales no superen el 25% a lo largo del año, aunque habría que sumarle varios edulcorantes. El primero está relacionado con el pago de sumas no remunerativas, que mejoran el bolsillo pero que no pagan cargas sociales, con lo cual el impacto en la ecuación empresaria es menos significativo.

Y el Estado también hará lo suyo para que mejore el ingreso real sin necesidad de más ajustes en el salario. La suba del mínimo no imponible de Ganancias para dejar afuera a los que ganan hasta 30.000 pesos por mes resultaría un factor significativo para sectores medios.

Para los que están en la base de la pirámide, la manera de aliviar el fuerte aumento de alimentos y bebidas de los últimos meses sería a través de la eliminación del IVA para los productos básicos, una medida que sería anunciada en el mensaje de Mauricio Macri a la Asamblea Legislativa el 1 de marzo.

Evitar una mayor disparada de la inflación y controlar la suba salarial se vuelve imprescindible para evitar lo ocurrido en el 2014, cuando a la devaluación de enero se la terminó comiendo el ajuste de los precios.

El Gobierno anunció ayer un aumento de 15,35 por ciento para las jubilaciones, que a partir de marzo tendrá un haber mínimo de 4.959 pesos, mientras la asignación universal por hijo (AUH) se elevará a los 966 pesos mensuales.

El anuncio también va en el sentido de descomprimir las presiones que seguramente ejercerá el sindicalismo en general, para recuperar algo del terreno perdido en los salarios tras los salvajes aumentos sucedidos en enero.puntualizó Macri.

Habrá que ver si la sintonía política favorable termina concretándose este año con el desembarco de más fondos para el país, mientras se encara una negociación con los acreedores en Nueva York que aparece por ahora trabada.