Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Brasil le agrega más presión a Argentina

El viento de cola que acompañó a Néstor Kirchner en su gestión y también a Cristina al menos en su primer mandato ya no es tal. Aunque cuando soplaba la actual presidenta afirmaba que “el mundo se nos cayó encima”, en referencia a la crisis de 2008, pese a que ella sigue sosteniendo lo mismo hasta hoy, casi siete años después del derrumbe generado por la caída de Lehman Brothers.

¿Cuál es la situación actual? Por supuesto no todos opinan lo mismo y como suele ocurrir en estos casos al vaso se lo puede ver medio lleno o medio vacío.

Los precios de las materias primas, por ejemplo, ya están lejos de los valores máximos de hace un par de años, pero tampoco se han derrumbado a los mínimos de 2001-2002.

Las tasas de interés, sin embargo, no solo siguen en niveles mínimos en todo el mundo, sino que tanto Europa como Japón continúan con su plan de megaemisión monetaria, que inyecta al mundo el equivalente a 120.000 millones de dólares mensuales.

Brasil no juega a favor, sino todo lo contrario. La economía este año caerá cerca del 2%, a lo que se agrega la fuerte devaluación del real.

Semejante frenazo del principal socio comercial argentino tiene impacto, especialmente porque se resiente el intercambio comercial y la posibilidad de venderle al gigante vecino. De todas formas, la debilidad del real es solo uno de los motivos que explican la presión cambiaria en la Argentina.

El atraso cambiario se explica, sobre todo, por la elevada inflación que se sigue acumulando sin que la suba del dólar oficial, manejado enteramente por el Gobierno, se acomode a dicha situación.

En un año, según estiman consultoras como Elypsis, el tipo de cambio real multilateral se apreció en la Argentina cerca de un 25%, mezclando tanto el componente inflacionario como la devaluación de las monedas de los principales socios comerciales.

Pero claramente un dólar que saltó de los 2,80 reales a casi 3,40 no ayuda a la competitividad argentina.

El canal financiero

Standard and Poor´s anunció que puso a la deuda brasileña en “perspectiva negativa” y que podría sacar al país del grado de inversión, lo que repercutiría restando muchas inversiones financieras.

La noticia tuvo poco impacto, porque sucedió lo de siempre: la calificadora termina llegando mucho después que el mercado.

Quienes tienen una mirada algo más complaciente con el golpeado gobierno de Dilma Rousseff, anotan algunos datos positivos que a la larga serán beneficiosos: el Central está dejando flotar la moneda y evita intervenciones artificiales, hubo algunos anuncios de recorte de gasto público y la Justicia investiga a fondo los casos de corrupción vinculados a Petrobras, incluyendo a altos funcionarios, gobernadores, legisladores y empresarios.

Pero aun con un Brasil que no es la locomotora de otros años, la posibilidad de que la Argentina retome el crecimiento sostenido sigue intacta.

Eso sí, lejos de buscar responsables afuera habrá que encontrar las respuestas adentro para lograrlo.

Puertas adentro

Mientras tanto, en nuestro país, las aguas del debate económico se dividen entre los partidarios del gradualismo y el shock para resolver los problemas que acumula la economía nacional.

Sin embargo, la inmensa mayoría parece ajena en lo que respecta al impacto de esas medidas sobre su economía personal. Al menos así lo muestran las encuestas: casi un 60% de la gente considera que su situación económica familiar es buena, pero la mayoría también opina que la del país es mala.

Esto significa que existe conciencia entre la gente de a pie acerca de los problemas que genera el atraso cambiario, la caída de reservas o el déficit fiscal, pero todo esto no ha impactado, al menos por el momento, en los bolsillos.