Bahía Blanca | Jueves, 09 de mayo

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La mala estrella de Harding Green

Villa Harding Green nació en 1907 como “La Villa Ideal”, ubicada en un paraje “sano y pintoresco, de tierras feraces”, en la cual su población disfrutaría “de todos los adelantos modernos, plaza pública, agua corriente, teléfono, farmacia, calles arboladas y una escuela”. Pensada como barrio obrero, conformó uno de los primeros emprendimientos “en las afueras del casco urbano”.

El mentor del barrio fue Ernesto Parral, hombre nacido en Gibraltar y devenido exitoso hombre de remates y consignaciones local. Su amistad con el gerente de la empresa del Buenos Aires al Pacífico le permitió solucionar el inconveniente de la distancia del centro al lugar, con una extensión para el tranvía eléctrico habilitada en 1911.

Ese viaje se convirtió en uno de los paseos más exitosos, que cada fin de semana pagaban 10 centavos para un paseo de 35 minutos que cruzaba las villas y pasaba por la zona del Hospital Penna –con vistas al puerto- para llegar a una villa con agradable sombra.

Parral logró que se levantaran varios chalets tipo Adornado –los castillitos-, regaló varios lotes a familias que tomaron el compromiso de levantar en ellos sus viviendas y, en 1912, ofreció a mejor precio que nadie las tierras para que el municipio erigiera el primer conjunto de viviendas (83 unidades).

En 1929, la empresa Aeroposta Argentina adquirió tierras para establecer su aeródromo, el cual cumplió servicios hasta 1970. Por eso la villa es considerada la cuna de la aviación aerocomercial, ya que de allí despegaron los aviones Laté piloteados por Antoine de Saint Exupéry y Jean Mermoz para cubrir el trayecto Bahía Blanca-Comodoro Rivadavia.

Parral se fue de nuestra ciudad en 1923, sin haber podido consolidar su empresa urbana, aunque convencido de que el tiempo le daría el impulso final para su desarrollo. Su hija, Corina Parral Durán, escribiría luego algunas poesías al lugar mientras vivía en Ecuador, como mujer de José María Velasco Ibarra, el cinco veces presidente de aquel país.

A pesar de semejante carga histórica, la villa vive hoy momentos de carencia y postergación. Una nota realizada días atrás por este diario mostró las dificultades de sus habitantes para acceder a servicios indispensables como el agua y la electricidad.

De acuerdo al catastro municipal, es el espacio donde más tierras disponibles existen (44,3 manzanas) en tiempos en que el suelo es una traba para la construcción de viviendas. Acaso sea momento de poner la atención al lugar, de dar respuesta a sus moradores históricos y de reconocer que allí pueden estar las respuestas a necesidades actuales.