Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Una batalla con múltiples frentes

Escribe Pablo Wende

Jorge Capitanich y Axel Kicillof, las dos caras visibles del gobierno para explicar lo que se está haciendo en materia económica, no paran de atajar penales. Prácticamente a diario se suceden reuniones y conferencias de prensa para encuadrar el comportamiento de distintos sectores y al mismo tiempo llevar algo de tranquilidad al público y a las empresas.

La intención oficial es que se produzca la ya conocida espiral dólar-precios-salarios, como sucedió tantas otras veces. No es casual que se recuerde tanto el Rodrigazo de 1975. El retraso del tipo de cambio actuó en los últimos años como un ancla contra la inflación, aunque de escasa utilidad, ya que de todas formas los índices desde 2007 rondaron el 25%.

Sin embargo, la decisión de impulsar una suba adicional para promover la liquidación de exportaciones del sector agropecuario no es gratuita. Con importaciones en el orden de los $ 80.000 millones, es casi obvio el impacto que el tipo de cambio genera en los costos.

Incluso fue necesario reunirse con supermercadistas para asegurar la continuidad del programa “Precios Cuidados”, a menos de un mes de su lanzamiento, y también hubo que negociar con los proveedores de la construcción para evitar aumentos que desde el punto de vista oficial son desmedidos.

Según el ministro de Economía, “no tiene ninguna justificación” remarcar precios por la suba del dólar.

Con los sindicalistas la puja es parecida. En este caso, la Casa Rosada busca postergar el inicio de las paritarias. Aunque tampoco los gremios se mostraron especialmente apurados. En semejante revuelo, sería casi imposible fijar un aumento anual para las negociaciones colectivas. Y una suba exagerada podría a su vez retroalimentar la inflación.

Pero además hay otros frentes de batalla abiertos que involucran a la política cambiaria. Con la aceleración de la devaluación oficial se procura darle un tipo de cambio más competitivo al campo y que el sector acelere la liquidación de dólares. Sin embargo, algunos dirigentes ya salieron a advertir que el aumento “resulta insuficiente”, sugiriendo que la devaluación debería ser mayor.

Por último, también hay una batalla contra las cuevas. La decisión de aflojar el cepo apunta justamente a “secar” las operaciones en el mercado informal.

El gobierno puede salir airoso de todas estas peleas si consigue presentar una serie de medidas que ordenen la economía y empiecen a corregir los desequilibrios. Es la manera de recuperar la confianza. De lo contrario, le resultará cada vez más difícil enderezar el rumbo y evitar una crisis mucho mayor.