¿Y si vivir hasta los 95 fuera algo normal?
La ciencia dice que no depende de la genética ni de tratamientos futuristas, sino de cuatro hábitos simples: buena alimentación, ejercicio, sueño suficiente y relaciones sociales sólidas.
“Más allá de los genes”
Según el Dr. Eric Verdin, del Buck Institute, el 90% de tu esperanza de vida está determinada por tu estilo de vida, no por tu ADN. Tus decisiones diarias pesan más que la herencia genética.
“Come como si te importara tu futuro”
La clave no es una dieta extrema. La dieta mediterránea —rica en frutas, verduras, aceite de oliva y pocos ultraprocesados— es la más asociada a una longevidad saludable. Evitá los picos de azúcar y las grasas saturadas.
“Moverte es tu mejor medicina”
El sedentarismo es más peligroso que fumar. Caminar 35–40 minutos al día y sumar ejercicios de fuerza, equilibrio y estiramiento ayuda a mantener el cuerpo funcional por décadas.
“Dormir bien, vivir mejor”
El 70% de las personas no duerme lo suficiente. Dormir entre 7 y 8 horas cada noche reduce inflamación, mejora el metabolismo y protege el cerebro del envejecimiento prematuro.
“Tu red social más importante no está online”
El factor más poderoso para una vida larga es la calidad de las relaciones personales. Las conexiones genuinas reducen el estrés, fortalecen el sistema inmune y alargan la vida más que cualquier suplemento.
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