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Comprar agua envasada tiene un impacto medioambiental 3.500 veces mayor que beberla de la canilla.
Genera millones de toneladas de plástico al año que no se reciclan, y no es ni más sana ni más segura
Se trata de un lucrativo negocio con tres patas: es un producto imprescindible para la vida; la materia prima es especialmente barata; y se rodea de un marketing que ha vuelto a hacer su magia.
Consumir agua envasada tiene otro coste y lo pagamos todos: el plástico que se emplea y que además apenas se recicla.
El agua envasada no está exenta de problemas de calidad por contaminación orgánica (benceno, pesticidas o microplásticos); inorgánica por metales pesados, pH, turbidez, etc. o microbiológica (por bacterias patógenas, virus, hongos y parásitos).
Estados Unidos es el mayor mercado, con cerca de 64.000 millones de dólares en ventas, seguido de China (45.000 millones) e Indonesia (22.000 millones). Entre los tres acaparan casi la mitad de las ventas mundiales.
Sólo cinco empresas: PepsiCo, Coca-Cola, Nestlé, Danone y Primo Corporation suman ventas de 65.000 millones de dólares, más del 25 % del total.