Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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El robo de los girasoles

   Es habitual la falta de cuidado y respeto de los espacios públicos.

   Semanas atrás este diario mostró una singular plantación de girasoles en un pequeño jardín de una casilla construida en la década del 30 en el parque de Mayo.

    La obra se encuentra en un rotonda ubicada en la diagonal de acceso al paseo por calle Florida, a la altura del paseo de la mujer, en la Avenida de los Álamos Plateados.

   El edificio data de 1932, construido por el Ejército, en un sitio cedido por la municipalidad, para alojar una cisterna y una estación de bombeo para proveer de agua a las instalaciones del Ejército a pocos metros del lugar. Hoy se encuentra en desuso.

   Junto con la casilla, que quedó elevada más de un metro del suelo, se construyó un pequeño jardín, rodeado por un murete y que fue pasando por épocas con césped y plantas y otras de completa aridez.

   Un acuerdo entre el municipio y la Unión Industrial de Bahía Blanca para reforestar el parque derivó en la plantación de girasoles, que con el tiempo fueron creciendo hasta dar sus hermosas flores amarillas, seguidoras del Sol.

   No dejaba de ser un punto de atracción para los paseantes esa atractiva plantación, unos 40 girasoles, elevados, que contrastaban de buena manera con los paños de ladrillos del edificio.

   Todo duró lo que decide el vandalismo. Una noche cualquiera, al amparo de las sombras, alguien decidió cortar todas y cada una de las flores y llevárselas. Es decir, cometió un ilícito. Se quedó con algo que era de todos.

   Es desalentador ver que en la ciudad todo ánimo de mejorar lugar con flores o plantas sea destruido, robado, afectado.

   La lógica indica que no hay que dejarse vencer por estos delincuentes. Pero quizá habrá que tenerlos encuentra a la hora de diseñar estos espacios. Sea con cámaras, sea con rejas, sea con vigilancia. La municipalidad anticipó que plantará nuevamente girasoles. Que lo haga sabiendo que ya hay alguien dispuesto a llevárselos.