La mala dieta de Javier Milei

Redacción de La Nueva.

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   En un país donde los porcentajes de pobreza son abrumadores, donde la inflación se devora salarios, donde miles de jóvenes emigran a otros países buscando un mejor futuro, un diputado de la nación ha logrado un espacio inaudito en los medios de comunicación por la simple decisión de donar su dieta como legislador.

    La referencia es al economista Javier Milei, que a sus 51 años de edad ha accedido a una banca en el congreso con su partido La Libertad Avanza.

    En una decisión curiosa, Milei ha decidido establecer un sorteo entre todos los interesados en quedarse con su dinero.

    Para eso estableció una inscripción a través de su página web, donde los interesados deben dejar sus datos personales completos. Horas antes del sorteo, se habían un millón mil personas.

   Resulta un tanto discutible que un diputado genere ese tipo de despliegue pretendiendo marcar un camino que lejos está de su verdadera responsabilidad como legislador, que es generar proyectos a favor de la gente y cumplir con las promesas desplegadas en la campaña electoral.

    Si su decisión es donar su dieta, Milei podía encontrar decenas de sitios que desarrollan tareas solidarias, y cada mes de sus cuatro años de mandato entregarles ese dinero, con una modestia que haría más destacable (o valorable) su decisión.

    Milei ha logrado popularidad con sus frases rimbombantes, con un peinado extravagante, con discursos muchas veces agresivos y agraviantes. Pero de alguna manera ha convencido a muchos de que con sus ideas puede mejorar el país desde su función de legislador.

    Jorge Luis Borges decía que no podía admirar a ningún político. “Son hombres que han contraído el hábito de mentir, el hábito de prometer, de sonreír y el de la profusa popularidad”. La actitud de Milei de sortear su sueldo tiene algo de burla, de caridad mal entendida y hasta de falta de respeto.