Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Abuso: la Justicia le hizo “pagar” a la madre que intentó sobornar a su hija

Confirman la condena a una mujer que, para proteger a su pareja denunciada, le ofreció $ 50 mil a su hija a fin de que retirara los cargos. Por qué no irá presa. 

Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

   El año pasado contamos la dramática historia de "Laura", quien la mañana del jueves 14 de junio de 2018 rompió en llanto en pleno juicio oral cuando condenaban a su padrastro, a quien ella denunció por abuso, luego de superar más de una década de tremendas barreras y años de silencios dolorosos.

   El calvario de "Laura" tenía un agravante: su madre no solo no le creía sino que la había intentado sobornar con 50 mil pesos para que retirara los cargos contra el hombre.

   "¡Al fin alguien me creyó!" se le escuchó decir a la joven, hoy de 24 años, el día de la sentencia. Aludía a lo que le había pasado entre los 9 y los 10, cuando el padrastro se metía en su cama de noche, en la vivienda que ocupaban en el barrio Bella Vista, y la manoseaba.

   Pero esa exclamación iba más allá. Apuntaba a la mujer que le había dado la vida y ahora, la espalda.

   "Te ofrezco 50.000 para que mañana vayas a decir que te equivocaste. Mañana a las 9 venís conmigo, de lo contrario nada más, nunca en la vida, vas a tener de mí".

   Ese era el mensaje de WhatsApp que había recibido "Laura" de su madre, un año antes del juicio. 

   A.D.P. (no se la identifica para preservar a su hija), la mujer que trató de encubrir a toda costa a su pareja, será quien, en definitiva, tendrá que "pagar" -y no un soborno- por lo que hizo.

Nuevo fallo

   La jueza en lo Correccional Susana González La Riva había absuelto a la madre, porque entendía que al no ser aceptado el soborno no se había concretado el encubrimiento, aunque la Cámara Penal revocó esa medida y ordenó un nuevo fallo.

   El juez Gabriel Rojas finalmente condenó a A.D.P. y ahora la Cámara acaba de confirmar esa sanción, a 3 años de prisión en suspenso.

   Se le impuso a la mujer el máximo previsto en la escala penal (va de 6 meses a 3 años), aunque no irá a la cárcel, salvo que incumpla las reglas de conducta que le fijaron por 2 años. 

   De esa manera la Cámara rechazó un recurso de la defensora particular, Virginia Stacco, quien consideraba desproporcionada la sanción a A.D.P. porque, según su criterio, no se habían valorado convenientemente su falta de antecedentes, su buen concepto y la conducta que demostró durante el proceso.

   Los camaristas desestimaron ese planteo y consideraron que el juez Rojas sí atendió todos los atenuantes, "sin que pueda apreciarse ningún vicio de ausencia de motivación que torne arbitrario su pronunciamiento".

   "La pena dosificada en la instancia de origen deviene proporcional al delito cometido por la procesada", agregaron, teniendo en cuenta, como agravantes, que intentó sobornar a su hija y los motivos que la impulsaron a delinquir.

   Ya había dicho la Cámara que están excentos de responsabilidad en el encubrimiento quienes obren a favor de un cónyuge, pariente con vinculo que no excediere el cuarto grado de consaguinidad o segundo de afinidad o de un amigo íntimo o persona a la que se le debe especial gratitud, pero que "en ninguno de estos supuestos encuadra el concubinato".

   "El encubrimiento se da cuando hay un delito anterior, la intervención de una persona que no participó del mismo y la realización de conductas delitivas: todos esos extremos se dan en este caso", agregó.

¿Y el abuso? 

   Más allá del encubrimiento de la madre, que finalmente quedó probado -y ahora con condena confirmada- para "Laura" también fue tortuosa la causa de los delitos sexuales, porque no terminó con aquella sentencia condenatoria de 2018.

   En ese momento, el Tribunal en lo Criminal N° 3 le había impuesto a su padrastro, M.L.H., la pena de 6 años de prisión por los abusos (estuvo menos de un mes detenido), aunque la defensa apeló y Casación revocó la sanción y absolvió al hombre, un operario de una empresa de servicios de nuestra ciudad, que hoy tiene 53 años de edad.

   El caso llegó a la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que a principios de este mes volvió a dar marcha atrás: rechazó la absolución de Casación y ordenó un nuevo fallo, pero con otros jueces de ese cuerpo platense. 

   Los cortesanos Sergio Gabriel Torres, Daniel Fernando Soria, Hila Kogan y Luis Esteban Genoud le dieron cabida al recurso del fiscal Carlos Altuve.

   La Corte destacó que más allá de las críticas de Casación a la sentencia original, en ningún tramo explicó por qué, desde la perspectiva especial que se le debe otorgar a este tipo de hechos, "correspondía restarle veraciad a los dichos de la víctima".

   Más cuando la licenciada Beatriz Forclaz, quien la entrevistó, catalogó su relato como "lógico, coherente y espontáneo", con atención en la angustia sufrida.

   "Lo decidido carece entonces de un juicio crítico del testimonio único, a la luz de su doble condición de vulnerabilidad, como niña al momento de los hechos y como mujer (al declarar en juicio)", sostuvo la Corte.

   Los abusos le provocaron a "Laura" trastornos del sueño (pesadillas, terrores nocturnos), cambios en el rendimiento escolar (no estudiaba, dormía en las clases y llegó a repetir 3 años) y conductas autoagresivas, como cortes en brazos y piernas, intentos de suicidio y abuso de estupefacientes.

   La doctora en psicología Claudia Amigo consideraba que la chica fue víctima de lo que se denomina trauma de desprotección parental: quien debe protegerla no le cree.

   ¿Se puede recuperar? "Tiene que tener un sostén psicológico, pero no necesariamente para toda la vida. Lo que contribuye mucho con la terapia es que vaya encontrando una figura de apego sustituta. Alguien que le pueda dar apego constantemente. Una persona que cumpla una función maternal", explicaba Amigo.

Catarsis por las redes

Rally. "Laura", en publicaciones por las redes sociales, admitió más de una vez que desde muy chica padeció "un rally de psicólogos" y que siempre se buscó con esas acciones determinar por qué no se callaba y pretendía "arruinar" su "hermosa familia".

Cuidado. "Tenía 9 años y todas las personas que debían cuidarme eligieron no creerme", sostuvo. No solo su madre sino su hermano, que la amenazaba y hasta debieron imponerle una perimetral.

Palmaditas. "No era mi papá pero se suponía que tenía que cuidarme. 'Palmaditas en la cola', dijo, refiriéndose a la primera vez. Palmaditas que eran meter la mano en cuanto lugar de mi cuerpo quisiese, mientras yo me hacía la dormida".