Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Escenario político: la lucha a codazos por la pócima de la supervivencia

No cede la tensión en torno a la campaña de vacunación. Tres importantes dirigentes de la ciudad admitieron haber recibido la primera dosis. Y un malestar social que asoma, con final demasiado abierto.

Foto: Pablo Presti - La Nueva.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   El episodio aún vigente de las vacunas VIP y su eventual impacto en Bahía Blanca, que por ahora es nulo en términos de denuncias formales, expone como pocos la manera en la cual tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos decidieron relacionarse con la sociedad a través de los medios.

   Ambos espacios le dan una importancia capital a la información publicada, incluso más que a la información pública. Sin embargo, sus modos son diferentes.

   El oficialismo bahiense tiene una estrategia más punzante. Se advirtió el año pasado cuando todavía la grieta permanecía a muy bajo volumen, al inicio de la pandemia, y desde Bahía comenzaron a disparar contra Axel Kicillof.

   Hay un episodio poco conocido, que viene al caso. El contexto era una publicación en el portal municipal, el 21 de mayo, donde se exponía la inversión pública en materia social en el marco del aislamiento. Según ese informe, los aportes nacionales y municipales primaban, mientras que los recursos provinciales enviados al distrito eran casi nulos, insignificantes. No era difícil leer que se trataba de un palo a la Gobernación.

   Avanzado ese día, en el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia del recién asumido Andrés Larroque, se elaboró una respuesta donde se acusaba agriamente al Municipio de difundir información engañosa para justificar sus deficiencias de gestión.

   El texto (que según pudo reconstruir La Nueva no lo escribió el ministro sino uno de sus colaboradores) estaba listo para enviar a los medios, pero la dirigencia local del Frente de Todos sopló el fósforo cuando se acercaba a la mecha. "A nivel nacional estamos pidiendo prudencia a Juntos por el Cambio, no podemos salir a pudrirla en Bahía", fue el argumento. Y el comunicado terminó en el tacho.

   Los perfiles se iban moldeando. Juntos por el Cambio, listo para el ataque. El Frente de Todos, evitando las polémicas.

   Seis días más tarde, el presidente del bloque de JxC, Nicolás Vitalini, fustigó al gobierno de Axel Kicillof por impedir el funcionamiento de actividades como la venta presencial de indumentaria y calzado, una discusión que ocuparía mucho aire semanas después. Se trataba del primer cuestionamiento abierto de un alto dirigente del oficialismo local a la gestión de la pandemia del Frente de Todos.

   Esa aparición de Vitalini tuvo tal eco en el vacío declarativo que salió a contestarle, a un concejal bahiense, nada menos que el alfil político de Kicillof, la ministra de Gobierno, Teresa García. Casi sorprendida, García dijo: "No entiendo qué le suma a Bahía y al intendente". Le sumaba diferenciación, al margen de que podían estar convencidos de la necesidad de realizar ese planteo en forma pública.

   En parte, el Frente de Todos a nivel local tiene una actitud de baja conflictividad por su rol de oficialismo nacional y provincial. Si exigen cautela a la cumbre de la dirigencia opositora (Macri, Bullrich, Carrió) mal podrían salir con los tapones de punta en todas las jugadas en Bahía.

   Pero también se advierte otro cálculo. Federico Susbielles continúa construyendo su liderazgo en el FdT y, pese a que se engancha en algunas discusiones, la mayoría de sus presentaciones tienen que ver con sus actividades al frente del Consorcio de Gestión del Puerto. Su visión es que confrontar en demasía no suma sino que es mejor edificar imagen desde un lugar, por decir así, proactivo y propositivo. No todos en su espacio están de acuerdo, muchos preferirían ser más críticos de la gestión de Gay y se muerden la lengua cuando les piden respetar determinados tiempos a la hora de hacer declaraciones sobre asuntos espinosos. Probablemente en la próxima campaña les aflojen la soga, un poco.

   En Bahía queda claro que JxC pone más énfasis en elevar la voz y llevar la iniciativa en el debate, aunque algunas discusiones no conduzcan demasiado lejos, como podría ser el caso de las vacunas. Como sea, tienen bien desarrollada la capacidad de hablarle a su tribuna, al bajo riesgo de recibir respuestas aisladas de sus adversarios o casi a destiempo, como en el traspaso de dos líneas de colectivos de Bahía Transporte Sapem a la empresa San Gabriel. Según dijo ayer el concejal peronista y miembro del directorio de Sapem, Walter Larrea, falta información clave de esa operación. No hay que dormir el tema.

   ¿Ejemplos sobre otros asuntos en torno a los cuales el justicialismo podría pinchar un poco más? Qué pasó con el plan de contingencia por la crisis del agua que tenía previsto el Municipio, o por qué el año pasado se anunció con flashes la creación de un fondo solidario con parte de los salarios de los funcionarios pero el noble gesto se diluyó casi después de empezar.

   En el caso de las formas del intendente Héctor Gay se observan dos facetas. Su discurso, en línea con el de su coalición a nivel nacional, llama de manera permanente al diálogo. Sin embargo, no pierde oportunidad de tirarle algún cross al kirchnerismo. A veces pareciera que Gay se sentiría más cómodo bajando el nivel de disputa pública, que cierta moderación iría más con su personalidad, pero la cúpula amarilla entiende que ahondar la grieta es un imperativo para consolidar identidades y posicionamientos, entonces cumple con ese rol.

   Una curiosidad: es probable que el dirigente rival con el cual el intendente se siente más cómodo a la hora de negociar o iniciar gestiones conjuntas es el referente K por excelencia, el diputado camporista Gabriel Godoy, por quien guarda un gran respeto.

   En cuanto a los miembros de su gabinete y concejales, hubo un marcado cambio de tendencia desde el inicio del segundo mandato. En los primeros cuatro años, las apariciones públicas se daban en cuentagotas e incluso los secretarios debían pedir autorización para hablar con los medios. De un tiempo a esta parte hay mayores libertades y eso permite el despliegue de voceros filosos como Tomás Marisco, Marcos Streitenberger, el mencionado Vitalini o el propio Pablo Acrogliano, muy crítico del operativo de vacunación.

   Es entendible que el Frente de Todos no quiera salir a contestarles cada manifestación para no correr detrás de su agenda, pero tampoco se ve mucho esfuerzo para marcar una agenda propia. Son ellos quienes tienen que descontar la ventaja que en los últimos años les sacó el oficialismo bahiense en los comicios. Y parecen estar jugando a esperar el error.

   Algunas preguntas finales. ¿Por qué Juntos por el Cambio no denuncia con nombre y apellido, si tiene sospechas de malos manejos con las vacunas, en lugar de abrir un abanico que puede transformarse en un boomerang? Su insistencia en el tema derivó en que su líder Nidia Moirano termine dando explicaciones por haberse vacunado la semana pasada.

   ¿Por qué el Frente de Todos salió ayer a replicar por el caso Sapem en lugar de tratar de sostener la vacunación de Moirano en la agenda? Aun si no hubo irregularidades con la senadora, tal como admiten voceros del PAMI, mantener el asunto vivo era un buen contraataque.

   A su vez, e independientemente del oportunismo, ¿no sería lógico que todos los funcionarios, concejales y referentes políticos en general presenten declaraciones juradas respecto de la vacunación, incluso cuando el proyecto de resolución que plantea Juntos por el Cambio en el Concejo no tenga fuerza de obligación? ¿No debería ser información pública y publicada?

   ¿No sería conveniente que alguien explique hasta el cansancio cómo funciona el mecanismo de otorgamiento de turnos? Mientras falta personal de hospitales por vacunar, ya recibieron las primeras dosis dos concejalas (Gisela Ghigliani y Paula Echeverría) que, si bien son médicas, no son trabajadoras activas del sistema. Hasta ahora nadie mostró ningún documento que cuestione la legitimidad de esas vacunaciones, pero los criterios de la turnera son un misterio.

   ¿Tendrá todo esto algún impacto en el próximo llamado a las urnas, en definitiva una de las máximas preocupaciones a uno y otro lado de la grieta? La experiencia demuestra que son varios factores los que permiten que un espacio político tenga un mejor desempeño en las elecciones. La capacidad de gestión de los oficialismos, desde ya, es una.

   Pero hay otra más difícil aún de manejar, que es el humor social del momento. Si el operativo de vacunación se masifica y cualquier hijo de vecino empieza a acceder a las dosis con facilidad, los episodios de los últimos días serán un vago recuerdo en octubre.

   No obstante, mientras sigan siendo un bien escaso, los señalamientos respecto de quién se vacunó y quién no tenderán a generalizarse, empezando por la clase política pero siguiendo por quién sabe dónde. Parece que fue en otro siglo, pero hace menos de un año había gente que escrachaba a su vecino por asomar la nariz a la calle 5 minutos fuera de horario. Y no faltaban quienes impulsaban causas penales contra los primeros bahienses que tuvieron la desgracia de contagiarse Covid.

   Hoy, de a poco, la gente empieza a preguntarse por qué se vacunó el kiosquero de enfrente que tiene menos factores de riesgo que sus parientes. El peor escenario sería una lucha a codazos por la pócima de la supervivencia.