Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Iriarte: “La demanda de carne vacuna baja, pero la oferta cae en forma abrupta”

Para el consultor de mercados ganaderos fue marcada la disminución en la faena de novillitos de dos dientes (—19 %) y de vaquillonas de dos dientes (—21 %), dos categorías exclusivamente de consumo.

El consumo de carne vacuna llegó a los 45 kilos por habitante por año. / Fotos: Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com 

   Un empate entre una menor oferta y una menor demanda, pero con precios reales todavía muy altos.

   Así definió Ignacio Iriarte, analista de mercados ganaderos, la particular situación de coyuntura que atraviesa el sector.

   “Después de tres meses de registrarse una oferta ganadera muy alta, la faena finalmente cedió”, dijo.

   “En este enero resultó un 14 % más baja que igual mes del año pasado. Y la más reducida en cinco años para el primer mes del año”, agregó.

   También remarcó que fue especialmente marcada la caída en la faena de novillitos de dos dientes (—19 %) y de vaquillonas de dos dientes (—21 %), dos categorías exclusivamente de consumo.

Ignacio Iriarte, consultor de mercados ganaderos.

   “Esta fuerte reducción explica la baja del consumo que, ya en este enero, habría sido de sólo 45 kilos por habitante por año”, explicó.

   “En otras palabras: los precios del ganado en pie no han cedido: la demanda es muy baja, pero la oferta también ha caído de manera abrupta”, argumentó Iriarte.

   Ahora, la pregunta es: ¿Por qué en el mes de enero cae en forma significativa la oferta ganadera?

   “Por el lado de la hacienda liviana de consumo, durante los últimos cuatro meses el feedlot ha venido achicando el número de cabezas encerradas”, afirmó.

   “La combinación de diferencias de compra/venta muy negativas (—25/30 %) con la disparada del precio del maíz a partir del mes de agosto de 2020, determinó pérdidas muy fuertes por ciclo de engorde, que se acercaron a los 9.000 pesos por animal en noviembre último”, mencionó.

   También dijo el analista que, durante el último trimestre, la mayoría de los feedloteros redujo la reposición, pero que esto se ha expresado en una caída en la faena de ganado liviano recién en enero, y esta vez de manera mucho más dramática que otros años.

   “La oferta proveniente de los corrales no se recuperará en varios meses”, indicó.

“Por eso hay que observar que, pese a la fuerte suba del precio del gordo, los márgenes del feedlot siguen siendo negativos”, aseguró.

   Asimismo, Iriarte comentó que la ocupación de los corrales ha caído.

   “De todos modos, muchos operadores siguen encerrando porque no se puede parar la rueda financiera, o porque ya se tiene el alimento producido en el propio establecimiento, ya sea en silo o en grano”, agregó.

   “También porque lejos de los puertos el maíz vale menos y es inevitable el engorde a corral, o porque se utiliza para el engorde algún subproducto barato”, dijo.

   “Asimismo, porque se apuesta a una nueva suba del ganado gordo para más adelante, o porque el corral es un eslabón irreemplazable en la cadena de valor de la carne (matarifes y frigoríficos), o porque no se hacen bien las cuentas”, indicó.

   Aunque aclaró: “El feedlot reducirá su actividad, pero no desaparecerá”.

Precio del maíz

   Iriarte comentó que, con la seca, las recrías sobre pasturas, verdeos o campo natural se han atrasado.

   También que con la suba del precio del maíz muchos invernadores han achicado, o suprimido, directamente la suplementación con grano.

   “Aparece en el mercado de forma incipiente la oferta de terneros, o novillitos recriados, que el productor no quiere suplementar o encerrar para su terminación”, aseveró.

“El bache de oferta de ganado gordo que estamos viendo tiene está relacionado con el efecto simultáneo de la seca y de la suba del maíz”, dijo.

   Añadió el analista que ahora que ha llovido en la mayor parte de las zonas ganaderas, el productor alarga el período de engorde del novillo sobre pasturas y reduce a lo indispensable el uso del grano.

   “Es una retención de verano, después de meses muy adversos; la reposición está cara y escasa, y el novillo también es hoy una reserva de valor”, sostuvo.

   Admitió Iriarte, de este modo, que la ganadería argentina, en su fase de recría/engorde y terminación y sin el uso masivo del grano, ha bajado una o dos marchas su velocidad de engorde.

   “Los más optimistas piensan que la ocupación de los feedlots comenzará a recuperarse a partir de los meses de febrero y marzo, con la nueva zafra de terneros, y que el bache de oferta por la seca y por el menor uso del grano, tenderá a regularizarse lentamente en dos o tres meses”, aseguró.

   “Es un cambio de ritmo: más pasto, menos grano, y esto todo más lento”, expresó.   “Ya pasó otras veces: primero reaparecerán las vacas y los novillos; y después reaparecerá la hacienda liviana. En el ínterin, la menor oferta del feedlot le pondrá un piso al precio de la hacienda”, concluyó Iriarte.