Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Las mascotas y una ordenanza que no se aplica

   Una ordenanza que debe encontrar su manera de ser aplicada.

   Hace 14 años el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza que establece de que manera, en qué condiciones se pueden transitar con  mascotas en la vía pública.

   Aunque pueda sorprender (o no), en todo ese tiempo la normativa no ha sido reglamentada, lo cual no significa que no tenga vigencia sino que algunos de sus puntos exigen un desarrollo más amplio y detallado para que sea posible su aplicación.

   Un par de cuestiones no dilucidadas hacen que la municipalidad no ponga en marcha los mecanismos de control y muchos menos multar a quienes no cumplan con las exigencias de la normativa.

   La ordenanza fue concebida con la idea de “preservar la salud pública y prevenir las enfermedades zoonóticas” pero además procurar a la población canina y felina una “adecuada provisión de alimento, cobijo, atención de la salud y buen trato”

   Una de las limitaciones que se tiene al momento de controlar que se cumpla la ordenanza es que los inspectores municipales no tiene potestad para identificar a los propietarios de las mascotas, lo cual es realidad no pareciera ser un requisito necesario para indicarle si está incumpliendo con la misma, más allá de no poder multarlo.

   La ordenanza considera “una falta grave" circular con canes "potencialmente peligrosos” sin correa, bozal y collar” y una "leve" hacerlo sin disponer de los elementos necesarios para la recolección de sus excrementos.

   Considera “potencialmente peligroso a todo animal de “fuerte musculatura, aspecto poderoso o marcado carácter agresivo, actitudes desafiantes y mandíbulas grandes” y establece que no deben deambular sueltos en la vía pública, llevar collar y correa y, si son agresivos, bozal.

   No parece muy complejo comenzar a exigir esas cuestiones y así velar por la seguridad de todos.