Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Alberto y diputados: un brindis con bemoles

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   La reunión que el presidente Alberto Fernández había pactado para el lunes cuando caía la noche en la residencia de Olivos con los diputados del Frente de Todos, había sido anunciada en un principio como “un brindis”, el tradicional saludo de fin de año que los mandatarios suelen tener con los legisladores y otros actores de la vida nacional. Un allegado al presidente lo corrigió. “No fue un brindis, fue una reunión de trabajo”.

   Primer dato entonces, no había nada para brindar ni menos para festejar. Segundo dato: el presidente trazó delante de los diputados del oficialismo un panorama bastante difícil de lo que se avecina para la actividad parlamentaria en 2022. También sobre algunas decisiones que han sido sometidas a contramarchas por el devenir de los acontecimientos, como por caso el rechazo de la oposición al Presupuesto del año que viene, que dejó heridas internas y no pocos interrogantes --cuando no algunas sospechas-- en funcionarios de la Casa Rosada y en algunos despachos del Congreso tras la explosiva disertación de Máximo Kirchner.

   El presidente, por ejemplo, volvió sobre sus pasos de hace menos de una semana y les comentó en todo confidencial a los diputados presentes que poco menos que va a cajonear, por ahora, el proyecto de Plan Plurianual que pensaba mandar a sesiones extraordinarias del Congreso, que planea convocar mediante un DNU que firmaría en las próximas horas, a partir del 3 de enero y en un principio por el plazo de 30 días.

   Ese plan, dato no menor, era considerado la pata fundamental para avanzar luego en la construcción del demorado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar la deuda de 44 mil millones de dólares del préstamo que contrajo Mauricio Macri. “Pero el desastre político parlamentario que tumbó el Presupuesto 2022 cambió todos los escenarios y las prioridades”, dijo una fuente.

   El presidente, de todos modos, dijo durante esa reunión con autoridades e integrantes del bloque de diputados del FDT que de su diálogo con la titular de Fondo, Kristalina Georgieva tras el fracaso del Presupuesto en el Congreso, surgió “una visión común, un acuerdo” respecto de que hasta marzo (fecha del vencimiento del primer compromiso del año con el FMI por unos 2.800 millones de dólares) hay tiempo para volver a conversar y “reencauzar” la vía de un acuerdo sustentable con el organismo internacional.

   Fernández se preocupó especialmente de mostrar signos de unidad interna en la reunión con los diputados, en la que de todos modos en efecto hubo un brindis al final de la comida, al sentar a ambos lados de su lugar en la mesa al titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y al jefe del bloque, Máximo Kirchner. No es una escena menor: en la Casa Rosada, en los despachos del albertismo tradicional, había hasta no hace muchas horas miradas más que críticas hacia el comportamiento del tigrense y el hijo de la vicepresidente en aquella fallida sesión que determinó la primera gran derrota del oficialismo tras los resultados de las elecciones del 14 de noviembre.

   Tras anunciarle a los diputados que por las razones conocidas el gobierno se manejará con el Presupuesto 2021 mediante reasignación de partidas vía DNU mientras espera presentar el proyecto del año próximo a partir de las ordinarias del primero de marzo, precisó el detalle de lo que espera para tratar en las extraordinarias a las que convocará esta semana.

   Allí dio a entender que básicamente los proyectos que el gobierno planea enviar a sesiones extraordinarias responden a las necesidades del ministro de Economía, Martín Guzmán, urgido de enderezar la gestión mientras a él también le llueven críticas internas. Se refiere el presidente a los proyectos de ley sobre hidrocarburos, plan agroindustrial, renovación del Compre Argentino y la ley de Electromovilidad, entre otras iniciativas que serán enviadas al período de sesiones extraordinarias que se iniciarían en principio el 3 de enero.

   Bajo cuerda, algunos diputados presentes reconocieron que el presidente y Massa fueron muy duros en otro tramo de las conversaciones con la actitud de algunos gobernadores del peronismo que retacearon su apoyo, o no fueron tan enfáticos, durante la fallida gestión por el Presupuesto. Juan Schiaretti, cuando no, fue el primero de los apuntados.