Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Los malos de la película: cada vez menos bancos aceptan el dólar “cara chica”

Al “castigo” de precio que ya hacen los cueveros, se suman algunas entidades bancarias locales que prefieren, directamente, no tomarlos por órdenes de sus casas centrales.

Foto: archivo La Nueva.

Por Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com

   Son como Darth Vader, Freddy Krueger o Lord Voldemort: nadie los quiere cerca. Rechazados por el público y hasta por algunos bancos, los dólares “cara chica” son cada vez más difíciles de colocar entre el público, a punto tal que solo se aceptan en el segmento cambiario informal con un descuento en el precio de venta que ronda el 5 por ciento.

    Los billetes rebotados son aquellos emitidos hasta el año 1996, que tienen la cara del presidente Benjamín Franklin en un marco ovalado, cuyo tamaño es menor a los posteriores. Pese a ello, no tienen causas objetivas, algo que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), el banco central de ese país, aclaró en más de una ocasión por el organismo.

    "Se advierte a los consumidores de todo el mundo que no es necesario cambiar los billetes de 100 dólares del diseño anterior por los nuevos. Es la política del Gobierno de los EE.UU. que todos los diseños de la moneda de los EE.UU. sigan siendo moneda de curso legal, independientemente del momento de su emisión", anunció la Fed en 2013, la última vez que renovaron el diseño del billete y se refirió al dólar "cara chica".

    Sin embargo, haciendo caso omiso de los comunicados y explicaciones, en las cuevas, “al cara chica” solamente lo quieren con descuento.

    Y el rechazo ha pasado al mercado cambiario formal, donde algunas entidades financieras, directamente, ni los toman: una alta fuente explicó a este diario que un reconocido banco provincial tenía órdenes de su casa central de no tomar esos billetes. La explicación fue que, cuando querían venderlos, el público no los quería y exigía las nuevas emisiones “cara grande”.

    Además, publica el periodista Mariano Gorodisch en “El Cronista”, aunque la entidad puede cambiar esos billetes en EE.UU, hacerlo le demanda diversos costos. Entre ellos figuran el avión hasta la Reserva Federal de los Estados Unidos, el seguro que debe pagar, la comisión del despachante de aduana, en algunos casos el costo de enviarlos desde el interior del país hasta la ciudad de Buenos Aires y, principalmente, el costo financiero de tener un dólar parado hasta juntar al menos U$S 1 millón para enviarlos.

   Agrega que las entidades más reacias a aceptar estos billetes son las pequeñas y medianas, a las que se les hace más complicado, por una cuestión de estructura, soportar esos costos.

    La publicación fue confirmada por una fuente del sector bancario de CABA, que agregó “la gente suele tener estos billetes inmovilizados por mucho tiempo en cajas de seguridad o debajo del colchón, por eso, cuando compra, exige emisiones nuevas para evitar contratiempos a futuro”.

Curar en salud

    Pero no es todo. Según pudo averiguar este diario, los desacuerdos y peleas entre empleados bancarios y clientes han llegado a tal punto que cuando alguien desea depositar sus dólares billete en una caja de seguridad o una cuenta, se anota el número de serie de cada uno para evitar problemas y discusiones. “Pasa que hay gente que deja billetes de emisiones viejas y cuando pasa a retirarlos, nos exige las nuevas. Por eso, se tomó esta medida”, señaló otra alta fuente de una entidad bahiense.

    Más: algunos profesionales que cobran honorarios en moneda dura suelen “castigar” a la baja cuando se los cancelan con esas emisiones, ya que cuando deben venderlos (generalmente en una cueva), se los toman, como ya se sabe, a un valor menor.

    Los poseedores de emisiones viejas no tienen más remedio que esperar un futuro viaje a los EE.UU, donde se los canjean sin cargo, o afrontar el descuento que les hacen en las cuevas.

    Al final, no tener ahorros en la Argentina de hoy, también tiene sus ventajas.