Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Abuso sexual: el duro camino que debió sortear una víctima para lograr justicia

Después de varios años, una joven pudo contar que había sido abusada por su padre durante largo tiempo. Tras la investigación, un tribunal bahiense consideró probados los hechos y el acusado recibió una pena de 8 años y 2 meses de cárcel.

Fotos: Archivo LN.

   Puso el cuerpo para proteger a su hermana menor y a su madre, carga con las consecuencias de lo sufrido y, luego de mucho tiempo, pudo romper el silencio para revelar que había sido abusada por su padre.

   Admitió que las marchas de los colectivos feministas y el accionar de la Justicia  la animaron a hablar.

   El relato de la joven permitió que los hechos comenzaran a ser investigados y que en las últimas horas, el juez del Tribunal en lo Criminal N° 1, Christian Alberto Yesari, condenara al imputado a la pena de 8 años y 2 meses de prisión.

   El hombre, a quien no se identifica para preservar a la víctima, fue hallado culpable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser cometido por ascendiente.

   Para el magistrado quedó probado que, entre 2009 y 2014, el procesado sometió a la chica contra su voluntad, de manera repetida y en circunstancias en que estaba a su cuidado.

   Los hechos ocurrieron en una vivienda de esta ciudad y cuando realizaban viajes de vacaciones.

   También se estableció que los sucesos se registraron entre los 10 y los 15 años de la chica, bajo amenazas de que “algo malo le sucedería a la madre” si lo contaba.
 
Revelación

   Recién a fines de 2018 la víctima pudo sortear el muro del silencio, dejar atrás los temores y relatarle a su hermana lo que había sucedido.

   Posteriormente también pusieron en conocimiento de la situación a su madre, por lo que realizaron la denuncia y comenzó a intervenir la Justicia.

   La joven declaró que sus padres se separaron cuando era pequeña y que solía quedarse en la casa de su progenitor.

   Describió la manera en que comenzaron los tocamientos y las diferentes situaciones que soportó.

   Los hechos se “reiteraban constantemente” y en alguna ocasión fue manoseada cuando se encontraba acostada junto a su hermana en una cama, por lo que –detalló- se quedaba “paralizada” para que no se despertara, porque “no quería que sepa eso, no quería que le pase nada”.

   También relató que, pese a la ruptura de la pareja, realizaban viajes en familia a diferentes sitios del país.

   En este sentido, dijo que su madre los acompañaba para ayudar a cuidarlas.

   Comentó que se alojaban en habitaciones distintas y que muchas veces ella accedía a dormir junto al padre para proteger a la hermana, “porque no quería que le pasara algo a ella”.

   A los 15 años comenzó a salir con un chico y en ese momento, gracias a su apoyo y contención, juntó fuerzas para resistirse y evitar que los abusos continuaran.

   Agregó que el acusado advirtió que, a esa altura, ella ya comprendía lo que sucedía y que por eso el hombre le decía que lo tomara como “un secreto”, además de amenazarla con afectar económicamente a su madre y advertirle que “la iba a pasar mal”.

   Por último, explicó la manera en que cambió su vida, al confesar que sufría crisis de llantos, problemas para dormir, autolesiones, ataques de pánico, pesadillas y desconfianza hacia otras personas, sobre todo si se trata de  hombres.

Más testimonios

   La madre mencionó la forma en que tomó conocimiento de los abusos.

   También explicó las decisiones que adoptó luego de esto y las consecuencias que padeció su hija tras la develar lo sucedido.

   En el mismo sentido brindó su testimonio la hermana de la chica, quien refirió la angustia que padeció la víctima cuando se decidió a contarle sus padecimientos.

   Describieron que formular la denuncia “fue un paso que le costó dar” y que movilizó sus emociones.

   Ambas coincidieron en que sufrió un daño a su salud mental. Una de las profesionales también indicó que el relato era “coherente, no es un discurso psicótico ni delirante, ni se evidencian fabulaciones”.

   Un psicólogo de la Asesoría Pericial, quien entrevistó en dos oportunidades a la denunciante, indicó que la chica no fabulaba y que “la conflictividad emocional que presenta es compatible con alguna situación de victimización sexual y con un grado de afectación a su salud mental leva a moderado”.

Una excusa "irrespetuosa e insultante"

   El acusado se declaró inocente. Dijo que durante la relación con su ex sufrió maltratos y que luego era constante el reclamo económico, para el cual "usaba" a  sus hijas.

   Sostuvo además que en 2017 la chica vivió en su casa, tiempo en el que discutían por su discrepancia sobre actitudes y conductas de la joven.

   El  juez Yesari indicó que “además de que la versión del encartado carece de acreditación", sostener en la actualidad que una denuncia de abuso sexual "está motivada en la lubricidad, malicia, falsedad, ambición y/o estupidez de la mujer víctima ya no tiene lugar y resulta, incluso, irrespetuoso e insultante”

   El magistrado consideró como determinante el testimonio de la víctima y dijo que, tal como establece el Tribunal de Casación Penal Provincial para dar valía probatoria a ese tipo de declaraciones, “encontramos elementos periféricos que permiten corroborar sus manifestaciones”.