Un zoo para todos

Redacción de La Nueva.

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Mario Minervino / mminervino@lanueva.com / @mrminervino1

   Hace 83 años, en enero de 1938, este diario alentaba a la creación de un zoológico municipal adecuado a la ciudad, señalando a este tipo de lugar como “El paraíso de los niños” y destacando “la función educativa que llenan estos establecimientos”.

   Establecido en 1911, junto con la creación del parque Independencia, el zoológico era uno de los paseos más concurridos de la ciudad, aunque para 1938 el mismo, a cargo del Tiro Federal, atendía “la modestísima colección de animales existentes allí desde hace años, sin progreso evidente”.

   La idea era entonces generar un nuevo zoo municipal, “que vaya atemperando el ensanche de sus instalaciones al progreso mismo de la ciudad y que sirve como motivo de educación pública y privada, además de conformar los animales la alegría y distracción constante del piberío”.

   Una de las observaciones que se hacía era lo inadecuada de las instalaciones del parque Independencia y la necesidad de tener “un gran lago con cisnes, patos, gansos, animales acuáticos, que se desenvuelvan en su propio medio de manera holgada”.

   Pero el nuevo zoológico la sugerencia era mudarlo a otro parque: el de Mayo, “donde es factible, se dijo, por declinación natural la provisión de agua, el agrandamiento de los lagos y la plantación de la arboleda necesaria”.

   “Nada anima más a las criaturas que la vista de los animales. Ellos se extasían ante los pájaros, ante los monos, miran la garra de los leones o las cimbreantes posturas de los tigres cuya terrible caricia adivinan”.

   Lugar de distracción, paraíso y espacio educativo, lo cierto es que el zoo quedó siempre en el parque Independencia, hasta su cierre definitivo en 2014, cundo los animales dejaron de estar en cautiverio en ese lugar para pasar a estarlo en América, a centenares de kilómetros de Bahía.