Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Tres consignas para la democracia

"Debemos  pensar que  los populismos tienen una característica común cuando afirman que las elecciones son lo único que cuenta." Escribe Ernesto Tolcachier.

   En mi artículo anterior reflexionaba sobre la calidad de la democracia. Los tres conceptos vertidos  eran sobre la necesidad  de una sociedad activa, una prensa dinámica e instituciones sólidas. Me propongo en esta nueva nota un análisis de las tres consignas.

 

   Sociedad civil activa

   La ciudadanía activa es la  ultima defensa de la democracia republicana. Con su expresión masiva y, permanente, los mas viejos ya no van solos,. Van de la mano de sus hijos y sus nietos. Con el grito de libertad. 

   El plan de destrucción no prevalecerá  frente a la convicción  el tesón y la esperanza de la  ciudadanía activa. Debemos  ser conscientes de que en la democracia el voto no basta. Que el ciudadano es aquel que delibera, es reconocido,  toma la palabras, es tenido en cuenta. 

   Ser representado quiere decir literalmente que las realidades que se viven están  presentes en  el debate público. La auténtica representación es relatar la sociedad y no simplemente tener un delegado. 

   El ciudadano debe intervenir en forma permanente, tener cierta función de monitoreo, de control, por parte del debate público. 

   Debemos  pensar que  los populismos tienen una característica común cuando afirman que las elecciones son lo único que cuenta. 
 

   Una prensa dinámica

   Triste memoria de la famosa Ley de Medios. Canales de televisión  propiedad de obsecuentes, relatos plagados de mentiras y el cinismo como característica complementaria del odio y el resentimiento. 

   Una prensa dinámica se encarga de investigar  y revelar hechos de corrupción, anomias públicas y privadas y la complicidad de dirigentes en  procesos de degradación. 

   Varios periodistas han sufrido agresiones, escraches y amenazas por revelar  estos actos de los infractores y delincuentes. Su objetivo es sembrar el temor a represalias personales o familiares.
 

   Instituciones sólidas

   Asistimos al proyecto de reforma judicial impulsada por el Ejecutivo.  Estamos viviendo un proceso de degradación institucional en nuestro país que hace que uno se pregunte hasta dónde va a llegar, qué nos pasa para que sea tan impune al avasallamiento, tan descarado, tan brutal. 

   Necesitan leyes y decretos y juicios políticos. Armar causas judiciales   contra disidentes. Y su deseo de recuperar el botín, en varios temas, sin respetar las reglas del juego. Para los que queremos un país plural, es un golpe terrible.

   Confieso que mi pluma y mi inspiración flaqueaban por tres motivos:

   a) No podía imaginarme seres tan ruines que en grave crisis por la pandemia sanitaria y económica, en estos  difíciles momentos, pretendieran alterar los organismos de Justicia para su beneficio.

   b) Que fuera tan exteriorizado su plan macabro de impunidad y venganza. 

   c) Hasta qué extremos puede llegar a actuar una persona por su adicción incontrolable y desmedida al poder.

   Felizmente nuestras instituciones resisten con dignidad. 

   Y la ciudadanía activa, con el grito de libertad. 

   Ernesto Tolcachier vive en Bahía Blanca.