Tres consignas para la democracia
"Debemos pensar que los populismos tienen una característica común cuando afirman que las elecciones son lo único que cuenta." Escribe Ernesto Tolcachier.
En mi artículo anterior reflexionaba sobre la calidad de la democracia. Los tres conceptos vertidos eran sobre la necesidad de una sociedad activa, una prensa dinámica e instituciones sólidas. Me propongo en esta nueva nota un análisis de las tres consignas.
Sociedad civil activa
La ciudadanía activa es la ultima defensa de la democracia republicana. Con su expresión masiva y, permanente, los mas viejos ya no van solos,. Van de la mano de sus hijos y sus nietos. Con el grito de libertad.
El plan de destrucción no prevalecerá frente a la convicción el tesón y la esperanza de la ciudadanía activa. Debemos ser conscientes de que en la democracia el voto no basta. Que el ciudadano es aquel que delibera, es reconocido, toma la palabras, es tenido en cuenta.
Ser representado quiere decir literalmente que las realidades que se viven están presentes en el debate público. La auténtica representación es relatar la sociedad y no simplemente tener un delegado.
El ciudadano debe intervenir en forma permanente, tener cierta función de monitoreo, de control, por parte del debate público.
Debemos pensar que los populismos tienen una característica común cuando afirman que las elecciones son lo único que cuenta.
Una prensa dinámica
Triste memoria de la famosa Ley de Medios. Canales de televisión propiedad de obsecuentes, relatos plagados de mentiras y el cinismo como característica complementaria del odio y el resentimiento.
Una prensa dinámica se encarga de investigar y revelar hechos de corrupción, anomias públicas y privadas y la complicidad de dirigentes en procesos de degradación.
Varios periodistas han sufrido agresiones, escraches y amenazas por revelar estos actos de los infractores y delincuentes. Su objetivo es sembrar el temor a represalias personales o familiares.
Instituciones sólidas
Asistimos al proyecto de reforma judicial impulsada por el Ejecutivo. Estamos viviendo un proceso de degradación institucional en nuestro país que hace que uno se pregunte hasta dónde va a llegar, qué nos pasa para que sea tan impune al avasallamiento, tan descarado, tan brutal.
Necesitan leyes y decretos y juicios políticos. Armar causas judiciales contra disidentes. Y su deseo de recuperar el botín, en varios temas, sin respetar las reglas del juego. Para los que queremos un país plural, es un golpe terrible.
Confieso que mi pluma y mi inspiración flaqueaban por tres motivos:
a) No podía imaginarme seres tan ruines que en grave crisis por la pandemia sanitaria y económica, en estos difíciles momentos, pretendieran alterar los organismos de Justicia para su beneficio.
b) Que fuera tan exteriorizado su plan macabro de impunidad y venganza.
c) Hasta qué extremos puede llegar a actuar una persona por su adicción incontrolable y desmedida al poder.
Felizmente nuestras instituciones resisten con dignidad.
Y la ciudadanía activa, con el grito de libertad.
Ernesto Tolcachier vive en Bahía Blanca.