Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Cuatro amigas sostenidas por la fe, la esperanza… y el WhatsApp

Las videollamadas comenzaron en plena cuarentena con el objetivo de no sentirse tan solas. Ellas son viudas, cuentan sus historias y cómo día tras día le esquivan a la depresión y la soledad.

Fotos: Emmanuel Briane, Jano Rueda y Pablo Presti - La Nueva.

Laura Gregorietti

lgregorietti@lanueva.com

 

   Las 20.45 es la hora señalada. Es el momento en que cuatro amigas se sientan, teléfono en mano, con el solo objetivo de unir sus soledades, compartir sus risas, juegos y oraciones a través de una pantalla.

   María Celia Catena, María Lina Benedetti, Luján Seta y Gloria Millán comparten una charla diaria. Una picadita virtual, un mate y a veces, hasta una cena.

   El lazo que las mantiene unidas es el mejor, el más fuerte: la amistad. También la fe y las ganas de sentirse acompañadas, de verse las caras, de contar un chiste, de disfrazarse, de cantar y rezar por los que lo necesitan.

   Las 4 perdieron a sus compañeros de ruta, pero están lejos de hundirse en la tristeza. Ahora buscan dejar un mensaje de esperanza para aquellos que sufren la angustia y la soledad de estos tiempos de pandemia.

María Celia Catena

   Para María Celia Catena, de 78 años, la idea de llamarse para hacerse compañía surgió hace unos 6 meses, en coincidencia con el inicio del aislamiento.

   "Comenzamos siendo dos para 'acompañarnos' a la hora de cenar y luego, incorporamos a las otras amigas. Esperamos la videollamada con gran alegría porque de esa manera compartimos charlas, un buen rato y no nos sentimos solas".

   María Lina Benedetti, de 60 años, contó que la cuarentena además comenzó en Cuaresma, tiempo de reflexión para los cristianos.

   "Eso nos llevó a leer artículos y reflexionarlos juntas mediante videollamadas. Terminó la Cuaresma y se fueron modificando los encuentros hasta llegar al formato actual y ahora todos los días nos 'encontramos' un rato a la noche", dijo.

María Lina Benedetti

   En palabras de Gloria Millán, de 70 años, la alegría de verse, aunque sea de manera virtual, las emociona. La única consigna: empezar la charla con una gran sonrisa.

   "Conversamos de muchos temas, variados y muchos van surgiendo día a día. Cada una aporta algo de lo que vivió, escuchó, cómo se siente, vivencias personales, recuerdos de la infancia, adolescencia, la escuela. Todo es válido para generar una linda conversación, la única consigna que tenemos es siempre comenzar con una sonrisa, para lo demás no hay límites. Cantamos, preparamos una canción y si cuadra, hasta nos disfrazamos".

Gloria Millán

   Dueña de unos 83 juveniles años, Luján Seta cuenta que es "una persona inquieta y siempre atenta a las relaciones interpersonales".

   "Comenzamos con un pequeño grupo en el que nos reuníamos de manera virtual para vivenciar el material que nos daba el padre José Miguel de la parroquia Inmaculado Corazón de María y a su vez, charlaba de manera separada con María Celia y Gloria y pensé, ¿por qué no nos juntamos? Personalmente, espero ansiosa ver los rostros queridos de mis amigas hermanas. Desde el inicio de la cuarentena no nos vemos, pero este medio virtual nos permite estar más comunicadas y unidas".

Luján Seta

   "Nos unen varias cosas, pero dos en particular", dijo María Celia. "Ellas son la fe y el cariño, todas nos conocemos de la parroquia y al ser un grupo tan heterogéneo, nos damos ánimo cuando alguna está bajoneada".

   Si bien todas tienen familias que acompañan y a las que acompañar, el encuentro entre pares es distinto.

   "Las videollamadas son a las 20.45, hora en que la noche se comienza a hacer larga. Me permiten desahogar ante 3 mujeres hermosas que escuchan, entienden y consuelan cuando es necesario y ríen al unísono también. Es lo bueno de ser 4. Cuando alguna llega medio bajón, ahí están las otras para hacer el aguante, especialmente en estos días en que no tener libre acceso a la familia nos afecta tanto", dijo María Lina.

   Gloria dice que el grupo está integrado por "amigas de la vida" con las que tiene una relación que "emociona".

   "Dialogamos sobre lo que nos pasa, pero siempre al final alguna saca su veta cómica y nos distendemos y tratamos de solucionar el problema. Es emocionante la relación que tenemos, somos amigos de la vida, de la parroquia Corazón de María y nos une la fe, la comunidad y la necesidad de acompañarnos en nuestra soledad, porque las 4 somos viudas. Es emocionante y alegre a la vez ver cómo nos preparamos y esperamos ese horario. Agradezco a Dios este momento que compartimos porque esto se está haciendo muy largo y difícil para todos".

   Luján destaca que en el grupo "está prohibido el desaliento y el no puedo o esto no tiene arreglo".

   "Compartimos esta situación del Coronavirus con mucho optimismo, porque después de la tormenta sale el sol o como dice el padre, después del viernes santo, llegó la resurrección. Estamos conscientes de la gravedad de la pandemia, pero somos muy esperanzadas, por lo que sabemos que solo ayudando a crear responsabilidad social de cuidarme y cuidarnos llegaremos a superar esto".

   María Celia, siempre con su mirada llena de paz y con una amplia sonrisa, brinda un consejo a quienes se sienten solos.

   "Yo les digo que se animen a buscar amigas, amigos, que formen grupos para conversar, orar y jugar. En nuestro espacio, siempre rezamos,  leemos el Evangelio, hacemos triduos y después jugamos al tutti frutti, al ahorcado, al personaje, a inventar historias, cantamos, nos disfrazamos, hasta un radioteatro hicimos. Estamos solas físicamente, pero no de corazón. Tener gente con quien compartir puede salvarte".

   María Lina cuenta que además, hacen juegos de palabras para mantener las neuronas "a tono" y que también tienen un aliado en el grupo que nunca imaginaron.

   "Cantamos, hacemos adivinanzas y cuando se nos termina el repertorio buscamos cosas nuevas, por eso el 'señor Google' se ha transformado en un aliado de suma importancia. Nos juntamos todos los días a las 20.45 y terminamos en el horario que comienza la novela que miran dos de las integrantes del grupo", destaca entre risas.

   Viendo la situación de mujeres y hombres que no tienen familia o amigos, María Lina sugiere también que traten de encontrar personas afines, que no se queden solos.

"Hay que aprovechar todos los medios que se tienen hoy para estar en contacto con otras personas. La idea es no quedarse solos lamentándose, sino buscar charlar y hacer amigos".

Gloria dice que el mensaje que le quieren dar a la gente es que "no se abandonen".

"Tengan fuerza, piensen que Dios nos acompaña, traten de aprender la manera virtual de comunicarse, llamen a sus amigos, familia y jueguen y rían como niños. Disfruten el día a día, el compartir la vida con sus seres queridos, eso da mucha felicidad".

Luján reflexiona y asegura que debemos prepararnos para un futuro distinto, para un tiempo solidario y comprometido.

"Creo que en este contexto las redes sociales van a ir fortaleciéndose y cobrando un papel fundamental en las relaciones. Invitamos a todos a iniciar actividades de este tipo, sobre todo a personas mayores. Usemos las videollamadas con frecuencia, es enriquecedor ver las caras, escuchar las voces de las persona queridas", cerró.