Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Una especie en peligro que solo habita en la Comarca Serrana

Hasta el momento, solo se han encontrado 25 ejemplares de la Iguana de Cobre y todos están en el sistema de Ventania. Para preservar la especie, el estado bonaerense la declaró Monumento Natural.

Fotos: Gentileza Aníbal Areco

 

   Hay tan solo 25 ejemplares conocidos en todo el planeta. No se descarta que pueda haber alguno más, pero no se puede determinar a ciencia cierta; son solo suposiciones. En cambio, sí se sabe cuál es el único rincón del globo dónde pueden encontrase: en la Comarca Serrana, en el distrito de Tornquist, el único hábitat conocido de la Iguana de Cobre.

   Es un animal raro y difícil de percibir. Tal es así, que su existencia recién fue descubierta en la segunda mitad del siglo pasado y que, debido a los pocos individuos que se tienen contabilizados, ya ha sido declarada una especie en peligro crítico de extinción y declarada Monumento Natural de la provincia de Buenos Aires.

   Es muy poco lo que se sabe de ella: puede medir hasta 26 centímetros de largo y 15 de esos corresponden a la cola; los machos son un poco más grandes, de color verde flúo oscuro, mientras que la hembra es de un gris amarronado, aunque ambas tonalidades cambian un poco al estar un rato al sol. La denominación “de Cobre” termina siendo casi una cuestión anecdótica, porque –en realidad- la tonalidad que tienen es similar al óxido de cobre. Tampoco está emparentada con la iguana.


Los guardaparques han evitado, varias veces, que los turistas se lleven ejemplares escondidos en sus mochilas.
 

   Hasta el momento, los pocos ejemplares que se han visto, tienen nombres propios y están contados: son 25, y se distinguen unos de otros por las pintas que tienen en su cara. Por supuesto que puede haber más, pero no hay ninguna prueba que permita afirmarlo fehacientemente. En el parque provincial Ernesto Tornquist y zonas adyacentes, se han encontrado cinco poblaciones de la especie y todas en zonas que superan los 650 metros de altura; en principio se había pensado que habitaba por encima de los mil metros, pero con el correr del tiempo se fueron haciendo avistamientos cada vez más cerca del suelo.

   Su ambiente es el roquedal de altura. Las grietas que se encuentran entre las piedras parecen ser el lugar ideal para escurrirse, escapar de peligros o anidar. Ni siquiera se sabe cuál es su dieta: por ahora, se conoce a ciencia cierta que se alimentan de saltamontes, cascarudos y flores, pero no mucho más; también se creía que comía un plagiodonte, comúnmente denominado caracolito de las sierras, una especie también endémica.

   “Entre machos, hembras y juveniles, estimo que hay 25 individuos contando todas las poblaciones. Puede ser que haya miles, pero hasta ahora hallamos nada más que esa cantidad; nunca encontré una anidada”, aclara Aníbal Areco, guardaparques del parque provincial y quien desde hace algunas temporadas se está dedicando a investigar la especie.


Los machos son verde flúo oscuro.
 

   Reconocerlas no es fácil, pero en los últimos tres años Areco desarrolló un minucioso y paciente trabajo de fotografiar y catalogar cada uno de los individuos, por medio de una cartilla de perfiles. También está gestionando la llegada de algunas cámaras trampa, ya que estos animales son difíciles de encontrar.

   “Normalmente se esconde ante el peligro, pero si uno se queda esperando, quieto, sale de nuevo al sol. Se asustan mucho, sobre todo con movimientos bruscos, aunque son agresivas y tienden a morder. También cortan su cola para poder escapar”, cuenta.

   Mientras se investiga su comportamiento, también se trata de cuidar a la Iguana de Cobre de especies exóticas invasoras, como árboles que puedan modificar el pastizal pampeano, cambiando los recursos para alimentarse, generando otra sombra o que puedan modificar así la tasa de depredación. Esta falta de información también juega en contra de su conservación.


Las hembras tienen un color gris amarronado.
 

   Y más allá de los peligros naturales, el hombre también tiene que aportar su cuota de insensatez: los guardaparques han evitado que varios ejemplares de este animal dejasen la reserva escondidos en las mochilas de algunos excursionistas. Eso, claro está, se encuentra penado por la ley.

   “No se trata de una especie nueva, ni podemos determinar si siempre tuvo baja densidad y poca cantidad de población, o si antes había más. Lo que sabemos es que, donde se encuentre, hay que protegerla”, explica Areco.

 

Se la encuentra en el roquedal de altura

 

Normalmente, los avistajes se producen entre agosto y mayo; en el resto de los meses, la Iguana de Cobre hiberna. Es una especie reconocida como en Peligro Crítico a nivel global por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por ello, en 2018 el gobierno bonaerense la declaró Monumento Natural Provincial a través de la Ley Nº 14.959.

Los primeros hallazgos se habían realizado en los cerros Ventana y Tres Picos, aunque ahora se han encontrado algunos ejemplares en otros sitios, siempre a una altura superior a los 650 metros sobre el nivel del mar y en el sistema de Ventania.