Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

“La cuarentena nos permite entender la sexualidad de una manera diferente”

La licenciada Marcela Menna entiende que, hoy, aparecen otras alternativas para encontrarse con la pareja. “Es tiempo de darle lugar a la imaginación y a los demás órganos del placer”, dijo.

La reconfiguración de las relaciones sexuales es vertiginosa. / Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva y ABC.es
imagen
layout="fixed-height">

Audionota: Malena Ruppel

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   No son pocos los estilos de vida que se están reescribiendo por estos días como consecuencia de la cuarentena por la pandemia del Covid-19.

   Naturalmente, y en un sistema de (teórico) confinamiento, las relaciones sexuales se están reconfigurando de una manera vertiginosa.

   “La cuarentena ha permitido que entendamos la sexualidad tal como es hoy en día; es decir, un todo”, dice la psicóloga Marcela Menna (Mat. Prov. 0758), quien también es sexóloga clínica (Universidad Favaloro, 2012).

   “No se trata solamente de un encuentro con penetración para llegar al orgasmo, sino en la búsqueda del placer”, agrega.

   “Si se hace una encuesta, probablemente la mayoría responda que el sexo es justamente eso, pero hoy podemos decir que es todo lo contrario”, añade.

   Menna admite que la cuarentena permite otra forma de encontrarnos.

La licenciada Marcela Menna dice que el sexo virtual tiene ventajas y, además, es necesario.

    “Es darle posibilidad a la imaginación, a usar los sentidos y los demás órganos del placer, para que la sexualidad no esté sólo limitada a los órganos genitales”, explica.

   “El encuentro debe ser un placer con todos los sentidos de todos los órganos”, asegura.

   “Y la clave es no hacer siempre lo mismo, sino sorprendernos para que sea diferente. Esto es, evitar la rutina”, cuenta.

“Es necesario”

   El prólogo viene a cuento por la irrupción del sexo virtual.

   “En los tiempos que corren el sexo virtual tiene ventajas y, además, es necesario”, asegura Menna, en diálogo con La Nueva.

   “¿Por qué? Porque somos seres gregarios y siempre necesitamos el contacto físico con el otro. Ahora, al no poder tenerlo no podemos permaneces aislados mucho tiempo”, relata.

   La especialista dice que la sexualidad es parte de nuestro estado emocional saludable.

   “No podemos no tener sexualidad, porque es uno de los pilares que sostiene ese tipo de salud. Además, está la fortaleza de lo hormonal y lo químico que se generan en estos encuentros”, afirma.

   “Lo positivo es que, en cuarentena, lo pudimos seguir sosteniendo más allá de que la cita física no se podía concretar”, dice.

   Menna aclara que el sexo virtual no es algo novedoso y que ha resurgido por el confinamiento por el coronavirus.

   Recordó que tiene que ver con todo lo que se puede intercambiar entre dos personas, ya sean imágenes, audios, textos, videos o videollamadas, por medios electrónicos, desde una PC a un celular.

   “En otros tiempos se ha facilitado la posibilidad de encontrarse a través de estas aplicaciones en redes”, afirma.

   “Incluso, permite generar esos primeros contactos a la gente más retraída y más tímida, en los que se empieza a tener una charla y a conectarse con el otro de una manera no presencial”, añade.

   Admite, asimismo, que el sexo virtual ya ayudaba a personas con diversidad funcional, como una operación compleja o una parálisis corporal, por citar dos ejemplos.

   La licenciada Menna comenta que existen aplicaciones específicas para jugar en sexo virtual.

   Cita los casos de Desire 42 y Desire for Two, Bliss, Couple y Swiitt, así como existen otras como The Chatbook, Path o Icebreak.

   “Se presentan retos a superar que tienen que ver con lo sensual y, en la medida que se avanza, se otorgan puntos hacia desafíos más difíciles, siempre eróticos, para que, finalmente, se tenga un encuentro sexual vía videollamada, por ejemplo”, cuenta.

  “Aunque es relativo, porque uno puede estar jugando con alguien de España y nunca se encontrará, pero sí podrán tener citas sexuales vía pantalla”, aclara.

Imágenes y destino

   “¿Los peligros? Existen. Cuando se juega desde lo virtual podés no ser vos y jugar a ser otra persona. Entonces se está interactuando con otro sin saber quién es, excepto que sea por videollamada”, dice.

   “Esto conlleva un peligro para los adolescentes si se utiliza esa información, que queda grabada, para fines diversos como la pornografía o el chantaje”, explica.

   “Nosotros siempre sugerimos que las imágenes que se envíen no sean fácilmente reconocibles de la persona; es decir, sin rostros ni lugares con tatuajes y demás. Es un riesgo grave si no se toman estas precauciones”, asevera.

   La licenciada Menna comenta que hay perjuicios en el caso de que sólo se mantengan vínculos desde lo virtual, ya que se trata de algo que podría tornarse patológico.

   “Pero lo que estamos viviendo no será eterno. La gente que ha establecido encuentros de forma física es muy raro que no los quiera retomar”, admite.

   Respecto de eventuales encuentros físicos en cuarentena, Menna dice que hay una respuesta: el coronasutra, un manual inspirado en el reconocido Kamasutra.

   “Se recomiendan siete posiciones, donde debe haber una distancia de alrededor de un metro y medio entre los integrantes de la pareja”, cuenta.

   “Se evita el contacto boca a boca y respiración con respiración, pero nos permite jugar, rozarnos y hasta la penetración, pero siempre a distancia”, añade.

   En todos los casos, la especialista recuerda que el acto se debe realizar con guantes, barbijo y preservativo.

No a la rutina

  —Lic. Menna ¿habrá consecuencias por la falta de sexo presencial?

   —Sí. Nos va dejando en una zona de comodidad. Provoca que aquella gente que le cuesta encontrarse no haga el esfuerzo, ni se prepare con las herramientas o las habilidades para encarar el mundo desde lo real; es decir, la complejidad de estar de nuevo frente a una pareja y sin temores.

   “La distancia nos genera una cierta facilidad. Hoy podemos empezar hablando y no tener la necesidad de encontrarnos en el momento.

  “En cambio, la mayoría de la gente que tiene encuentros casuales, si no hubiera pandemia, en el último tiempo desarrolló la denominada ansiedad de desempeño y, como consecuencia, casos de disfunción eréctil y eyaculación precoz.

   “Hay temor a la emocionalidad, al ego y a la autoestima. El hombre sufre mucho por esto ante un nuevo encuentro sexual”.

   —¿Y desde el punto de vista de la mujer?

   —También, pero no es lo mismo. Puede generarle ansiedad de desempeño, pero lo que se da en estos casos es la imposibilidad de llegar al orgasmo porque le cuesta relajarse, por ejemplo.

   —¿La cuarentena ha provocado conflictos de pareja?

   —Hay distintos tipos de conflicto. Si están en distintas ciudades, a veces es tanta la desesperación que ellos mismos se ponen entre la espada y la pared, o viene uno, o va otro, o se rompe la pareja. Y no se resuelve así.

   “También hay conflicto porque uno de los dos es muy estructurado y no se anima a hablar a través de un mensaje o de una llamada erótica, o a mostrar alguna parte del cuerpo en videollamada. Esta es una limitación que no ayuda.

   “Otro conflicto es la pareja estable que no se mueve de la casa. Genera un automatismo y una rutina; empieza la falta de deseo, se cansan y se tornan repetitivos.

   “Ahí se tendría que empezar a jugar con otras cosas, como a tener sexo sin penetración; a seducirse; a buscar otros entornos y no sólo la cama para encontrarse; poner música; es decir, jugar con los sentidos.

   “En contrapartida, otras parejas han roto porque la rutina, la desesperación y el cansancio las desgastó. No se descarta aquí que haya problemas de base, claro, y que por la cuarentena terminaron de explotar. Quiero decir: si una pareja está consolidada y es sana, por estar encerrada no se va a separar.

   “¿Algo positivo? Algunas han crecido y hacen cosas que antes no hacían, como la incorporación de los juguetes sexuales”.