Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Claudio Graf: “Me gusta dirigir. He ido pasando etapas sin apuro, aprendiendo y capacitándome”

El bahiense disfruta de su momento como ayudante de campo de Gastón Coyette en Alvarado de Mar del Plata. Y no se olvida de su pasado con los cortos.

 

Por Javier Oscar Schwab / jschwab@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Pese a que está radicado en Buenos Aires, y que la pandemia lo tiene resguardado como al resto de los ciudadanos, el “Mana” sigue llevando una vida tranquila, familiar y humilde.

   Aguarda ansioso que todo pase para unirse como ayudante de campo al cuerpo técnico de Gastón Coyette y dirigir a Alvarado de Mar del Plata, institución con la que ya está trabajando desde marzo.

   Claudio Graf jugó para 16 clubes entre el fútbol argentino, chileno, mexicano, ecuatoriano, búlgaro y turco, pero en su mente aún transitan recuerdos de su infancia y adolescencia, en las canchitas armadas de Grünbein y Espora, junto a sus hermanos.

   “Barrio donde llegábamos era barrio en el que hacíamos canchitas. Con mis hermanos agarrábamos la pala y salíamos a buscar terrenos. Cortábamos algunas ramas, armábamos los arcos y marcábamos la cancha”, recuerda Claudio, señalando que en Espora, durante muchos años, el baldío predilecto estaba enfrente de su casa.

   “Era cruzar la calle y patear un rato; si había tiempo hasta cualquier hora (risas). Mis tres hermanos jugaban a la pelota. Marcelo era delantero, tenía muchas condiciones; Damián arrancó como defensor y cuando subió a Primera terminó arriba. Y Diego llegó a estar en las inferiores de Quilmes. Por ahí les faltó algo de constancia o continuidad”, contó el “Mana”, sin dejar de mencionar a su hermana Romina, la más chica de la familia.

   -¿Qué quedó de la proveeduría de tu papa (José Luis) en Espora?

   -No sé si está. Si está seguramente ya no funciona como en su momento, porque la Base Naval tenía mucho movimiento.
 Entre tantos recuerdos, Claudio hizo una mención especial para su mamá (Silvia), quien falleció el año pasado.
 “Cuando vuelvo a Bahía me invaden un montón de lindos recuerdos”.

   -¿Cómo ibas desde Espora hasta Liniers?

   -En bicicleta. Arrancaba a pedalear muy temprano porque a las 6 entraba a trabajar a una fábrica de alpargatas. Después a Liniers, donde comía algo y luego entrenaba. A la tardecita me volvía a casa meta pedal. Una locura...

   -¿Te quedabas sólo pateando después de cada práctica?

   -Sí. Quería mejorar y, además, después de semejante viaje trataba de aguantar hasta donde podía, jajaja. No importaba si todos se iban y me quedaba solo.

   -¿Con el tiempo agregaste otro viaje?

   -Siiii, a Punta Alta. En colectivo, después de entrenar, para ver a mi novia (Natalia Lorena), que hoy es mi señora.

   -¿Qué recordás del grupo de jugadores que jugó el Torneo del Interior?

   -Era bárbaro. De muy joven empecé a entrenar con ellos y a los 16 ya intercambiaba el puesto con Silvio Mosegui. Se formó un gran equipo, disfruté de ese famoso torneo regional que quedó en la historia del club. Me quedé con las ganas, porque al año siguiente Liniers salió campeón liguista. Mi último viaje a fue a Misiones, un gol contra Mitre y, luego, jugué un ante Olimpo por la Liga del Sur . De ahí, a Banfield.

Los recuerdos en Liniers, el club que lo formó futbolísticamente.

 

   -¿Qué les inculcaba Néstor Herrero?

   -Era un adelantado en eso de no jugar con los dos “9”. Se lo adjudican a Bielsa, pero a Néstor no le gustaba ponernos a mí y a Mosegui juntos. Intercalábamos hasta el torneo regional, cuando empecé a jugar con Yulita y Puliafito. 

   -¿Y de la gente del club ?

   -El “Pato” Bilbao, el “Negro” Gómez, Carlos Quinteros, gente que hace mil años están en Liniers y me vieron llegar con 10 años. Y Jorge Moschetti, “Tato” Jambrina, “Rafa” Gallichio, el “Negro” López. El primero y el último en dirigirme fue Néstor Herrero. Y no quiero olvidarme del profe Omar Correa.

   “Siento, con el correr de los años, que me quedé corto. Tengo que agradecer más a esas personas. Llamarlos porque nos educaban, nos cuidaban. De chico no me daba cuenta, pero los de mi categoría salieron muy sanos, marcados por una línea donde se respetaba al jugador del club ”.

   -¿Te acercás al club cuando vas a Bahía?

   -Paso por el complejo Oscar Zibecchi, porque me agarra nostalgia. Veo la entrada nueva, obras que se hicieron Siempre me están invitando.

   -Estuviste poco, pero dejaste una buena marca.

   -Estoy lejos de Mosegui (risas), aunque no pensé que él había estado tanto tiempo. No puedo aparecer nunca en esa tabla porque jugué dos años en Primera, aunque igual hice 30 goles.

   -De tu carrera profesional, ¿con qué club argentino te sentís identificado?

   -Son 3: Independiente, Lanús y Colón, donde tuve momentos muy lindos. En el contexto general el mejor lugar fue Santa Fe. El equipo era bueno, me afiancé como titular, nació mi segundo hijo (Lautaro). Un contexto ideal…

   -¿Lo más llamativo que te tocó vivir en otro país?

   -En Bulgaria y en Turquía todo era muy raro. En el primer país estaban saliendo del comunismo, nosotros no entendíamos mucho. En Turquía ibas a Estambul y parecía que estabas en otro país. La religión musulmana, las mujeres tapadas y vestidas de negro. Por suerte no tenía que hacer eso mi señora cuando salíamos a hacer alguna compra o a pasear.

   "Ellos no entendían el porqué caminábamos juntos, en familia. Allá las mujeres caminan con las nenas y los varones van más adelante. Éramos una especie de atracción para todos.

   “Con Litex Lovech juguamos la Copa UEFA, además del torneo local. Significó un crecimiento deportivo y económico. Fueron ocho meses de competencia”.

   -¿En México tuviste una linda etapa hasta la lesión?

   -Tenía 30 años. Siempre me atrajo México, me gustaba esa liga. Me sentí muy bien en Veracruz hasta que sufrí la peor lesión de toda mi carrera (ligamentos de la rodilla). Estuve 8 meses parado e hice parte de la rehabilitación en Argentina. Luego no puede recuperar el nivel que había tenido de entrada.

   -¿En Liga de Quito ganás dos títulos internacionales?

   -Sí. Recopa y copa Sudamericana. Me llevó Jorge Fosatti, que me conocía de Colón. Me llamó simplemente por eso, ya que mi nivel tras la lesión no era el ideal. Y como el fútbol es impredecible, en Liga se dio lo que no se pudo en otros clubes, ya que hasta ahí ahí no había ganado ningún título en mi carrera.

 

El mensaje de José (Pekerman), su experiencia con juveniles y el ayudante de Gastón Coyette

 

   -¿Qué significó haber tenido como director técnico a José Pekerman?

   -Un maestro. Me enseñó que siempre hay que mirar a todos los jugadores, incluyendo a los del interior, y no sólo a los que juegan en Buenos Aires. Con el grupo que ganó el Mundial de Qatar (1995) competimos en el Torneo Esperanzas de Toulon 1996. José me dijo: “Claudio, estuve a punto de llamarte para el Mundial de Qatar porque te había visto en Bahía Blanca. Tuve que elegir entre vos y (Germán) Arangio, y pesó un poco más porque estaba en Racing” . No lo podía creer. Hubiese sido impresionante ir de Bahía al Mundial.

   -¿Qué conceptos recogiste para aplicarlos como DT de las inferiores?

   -Cuando dejé de jugar ya me había recibido de técnico. Arranqué bien de abajo, con las infantiles de Lanús y luego en Córdoba y Tucumán. Ahora estoy con Gastón Coyette esperando que se habilite el fútbol para viajar a Mar del Plata. Trato de no dejar pasar cosas que he aprendido de técnicos muy capacitados que tuve en toda mi profesión como futbolista.

   “Me gusta dirigir. He ido pasando etapas sin ningún apuro, aprendiendo y capacitándome. Lo de Alvarado es una etapa más. Nuca había ayudado a alguien, es diferente, ves las cosas de otra manera. Estoy aprendiendo de Gastón (Coyette) y si Dios quiere algún día seré entrenador de un equipo

   -¿En Bahía, por ejemplo?

   -Podría ser. Es un objetivo que tengo por delante y cuando llegue el momento voy a estar preparado.

   -Me dijeron de buena fuente que no sos bueno para la pesca...

   --Jajajaja. Ese seguro fue mi primo Darío (Hernández). Te puedo asegurar que él ha hecho viajes conmigo y ha vuelto con la bolsa vacía. Eso sí, es el capitán de los bifes con cebolla al disco. 

 

Algunas perlitas de su carrera

 

   Tres equipos. Dirigió en inferiores Claudio Graf. Lanús (infantiles, 4ª y 5ª), Talleres y San Martín de Tucumán. Ahora es ayudante de Gastón Coyette en Alvarado de Mar del Plata.

   Los hijos. Con el nacimiento de Jeremías -2012-, se completó la familia Graf. Los otros son Ailén Narela (nació cuando jugaba en Independiente) y Lautaro, cuando jugaba para Colón en Santa Fe. 

   -Debut en Primera. El 4 de octubre de 1992 (con 16 años) en el partido Huracán 0, Liniers 2. Se jugó en cancha de Olimpo e ingresó a los 55 minutos en reemplazo de Sergio Martínez.

   -En 53 partidos. Vistiendo la casaca de los "chivos", en la categoría superior, marcó 30 goles, que se distribuyen de la siguiente manera: 16 en el campeonato local (4 a Huracán y Rosario, 3 a Comercial, 2 a Sporting y Villa Mitre y 1 a Olimpo); y 14 en el Torneo del Interior (3 a Deportivo Patagones y Alvarado; 2 a Racing de Carhué, Defensores de Necochea y Bartolomé Mitre de Misiones y 1 a Alianza de Cutral Co y Cipolletti).

   -Fue expulsado 4 veces. Y ejecutó 7 penales de los que convirtió 6. El único en atajarle un disparo fue Miguel Salinas, de Rosamonte.

   -3 de abril de 1996. Fue convocado por José Pekerman para la selección argentina juvenil que jugó el torneo internacional de Toulón, Francia, donde disputó 6 partidos.