Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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En esta vida, para Maxi Tormann no hay nada como “El Abuelo”

Futbolista y almacenero. La historia del defensor que descubrió la pasión por la pelota en Olimpo, pero que ama a Bella Vista. Viene de jugar el Federal A con Cipolletti y, entre quesos y fiambres, contó mucho más de lo que le fuimos a preguntar.

Fotos y video: Rodrigo García, Archivo-La Nueva. y facebook Maxi Tormann

 

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

   El martes pasado se le venció el contrato con Cipolletti y es uno de los casi 200 jugadores profesionales del torneo Federal A que quedaron en libertad de acción.

   Sin embargo, Maximiliano Tormann, quien descubrió el amor por el fútbol en Olimpo pero su corazón es cien por ciento de Bella Vista, siempre encuentra en el negocio que lleva adelante su familia la posibilidad de equilibrar las finanzas y de seguir siendo el sustento de su señora, Florencia Arriagada, y de los hijos de ambos: Ciro (6 años) y Mirko (3).

   Es así: en cada receso o parate, vacacional u obligado, como sucede actualmente con la pandemia del coronavirus y los más de 100 días sin actividad futbolística de ningún tipo, Maxi se saca la camiseta de su actual equipo, en este caso el albinegro rionegrino, y se pone el delantal de fiambrero.

   ¿Cómo? Tal cual lo está leyendo, si se encuentra en Bahía, jugando o no, debe cumplir con la función que le corresponde: encargado de los “fríos” y de la atención al público en la parte trasera del mercadito “El Abuelo”, ubicado en Martín Rodríguez 477 y donde también trabajan su papá (Enrique), su mamá (Elba Gómez) y su hermana Ariana.

   “Kevin, otro de mis hermanos, pasa de vez en cuando, y tengo uno más que está viviendo en Rosario, Emanuel. Ahí tenés a los 6 integrantes de una familia tremendamente futbolera”, fue la primera impresión del defensor central que debutó en la Primera del “Gallego” y que, en el ámbito local, también defendió los colores de Tiro Federal y Sansinena.

   Antes de meternos de lleno en el clima apacible y la buena onda que se podía apreciar en el local, el zaguero, que hace poco más de dos meses sopló las 30 velitas, contó como cerró su vínculo con “Cipo” después de una temporada donde la entidad, deportivamente, no cumplió las expectativas previas en la Zona Sur, la misma que integran los tres representantes de la Liga del Sur.

   “Tengo un contacto continuo y muy bueno con los dirigentes de Cipolletti. No me puedo quejar del trato recibido. Tanto ellos, como mis compañeros y yo estamos expectantes a lo que puede llegar a pasar con el campeonato, pero es como dicen todos: ni los clubes, ni la AFA, ni el gremio de jugadores, ni el gobierno nacional, ninguno sabe o puede aventurar una posible reactivación de la competencia. Continuamos con la incertidumbre de siempre”, recalcó.

En familia, al pie del cañón con mamá Elba, papá Enrique y una de sus hermanas: Ariana.

 

   El último partido de Maxi en “Cipo” fue el 15 de marzo, antes de que se interrumpa el certamen a causa del Covid-19, y que él retorne hacia nuestra ciudad para cumplir con el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

   —A partir de ahí, ¿pudiste seguir cobrando el sueldo?

   —Todo el plantel arregló junio inclusive, tal como establecía el contrato. Lo de Cipolletti es un oasis en medio del desierto: saldó los salarios de los jugadores tal como estaba escrito. Varios clubes pagaron hasta donde pudieron, o hasta el último día trabajado por el futbolista, pero el correcto manejo de esta institución es supremo. Incluso le cumplieron a aquellos integrantes de la plantilla que no tenían nada firmado pero habían acordado de palabra. Un ejemplo.

   El punto de encuentro para realizar la nota fue el almacén de ramos generales, polirrubro o mercadito. La verdad, a la hora de las preguntas y las respuestas, la razón social no iba a tener ninguna incumbencia; lo esencial estaba a la vista: verdulería, fiambrería y almacén en el mismo recinto.

   “Cuando puedo, vengo a dar una mano, aunque siento que tengo que estar porque el negocio se encuentra a mi nombre. Lo maneja mi familia y nos ayudamos entre todos; eso no está escrito en ningún lado pero cada uno sabe que es así. Mientras espero qué sucederá con el fútbol y qué será de mi futuro, me hace bien tener la cabeza ocupada y charlar con los clientes”, despachó, sí justamente despachó, el “Abuelo”, apodo que lleva desde que era un gurrumín.

   Ya era necesario introducirnos, al menos yo y los lectores, en la historia del supermercado.

   “Este emprendimiento, hace cinco décadas, lo inició mi abuelo (Mario Gómez). Al principio fue solo una verdulería, que se llamó `Primera Calidad´, aunque cuando mi mamá, experta en los secretos del rubro, conoció a mi papá, hace 35 años, empezaron juntos `la carrera´ de comerciantes”, destacó Maxi.

   —¿Tu papá sabía algo de frutas y verduras, de comprar y vender?

   —No, pero se hizo. El es de Ribadeo, un pueblo pegado a Villa Iris. Hasta los 20 años vivió y trabajó en el campo, hasta que mi mamá le cambió la vida, en todos los sentidos...(risas).

   “Nacimos en esto y vamos a morir haciendo lo mismo. Es lo que nos gusta; se transmitió un estilo de vida de generación en generación y ninguno de nosotros renegamos de eso pese a tener actividades o quehaceres paralelos”.

   —A ver si entiendo: el negocio se llama “El Abuelo”, a vos también te dicen así, pero el comercio, en su origen, tuvo otra denominación... Si es una cuestión hereditaria, ¿me la podrías explicar?

   —Se llama así por mi, lo eligieron mis `viejos´cuando se enteraron que en las infantiles de Olimpo me apodaban “Abuelo”.

   —No me imagino porqué te empezaron a decir así...

   —Un domingo llegué a jugar después de haber dormido dos horas, porque la noche anterior había tenido el cumple de 15 de mi prima Soledad. A las 10 estaba citado para jugar con la `88, aunque después sumé algunos minutos en la `89. Cuando llegó el momento de entrar a la cancha con mi categoría (la `90), tipo 13.30, ya no daba mas. Me dormía parado. Me la pasé bostezando y fui un desastre; los delanteros rivales me pasaban sin oposiciones por todos lados.

   “No me acuerdo si ganamos o perdimos, pero mis compañeros me empezaron a cargar, y a ellos se sumaron los dos entrenadores (Alfredo Oviedo y Leo Hernández). Me decían `parecés un abuelito, andá a tomar la sopa´. Como no quería aclarar que la noche anterior al partido había estado de joda, me la banqué, pero la siguieron en la semana, en el mes y en el año, y por eso el sobrenombre quedó para siempre”.


“Fiado se murió”

   “Acá no está prohibido ningún tema y por lo general las charlas surgen por alguna noticia de impacto social o por el fútbol, porque los que preguntan o se muestran interesados son los que me conocen y quieren saber como me está yendo, en este caso, fuera de la ciudad”, adelantó Maxi.

   “Ultimamente, con todos los contagios que surgieron en Bahía por el Covid-19, estoy notando que cierta gente que antes no tenía miedo ahora entró en pánico”, acotó previo a mandar al frente a algunos ex compañeros que pasan por el local, “abusan” del tiempo y convierten ese ratito ameno en una “viciosa y molesta visita”.

   “Uhhh... De esos hay varios”, sonrió el longilíneo defensor bahiense, quien está notando que el “Piki” Ribes acude seguido en la semana: “debe venir a espiar, porque también es comerciante del rubro”.

   “Otros que vienen a joder bastante son Tamalet, Berardo y Axel Lischske, con los que tuve excelente relación en Sansinena. También son asiduos Maxi Rodríguez y Mariano Pechén”, memorizó.

   —¿No pedirán fiado?

   —No hay chances de que compren algo y se vayan sin pagar. Y menos en esta época.

   —¿Cuál es tu función específica en el almacén?

   —Cuando mi familia me permite entrar a trabajar, atiendo la fiambrería. Casi siempre me piden que esté un ratito y me vaya, porque si arrancó a despachar le saco el lugar a mi hermana, encargada de esa sección.

   “A veces atendemos los dos juntos, pero cuando nos empezamos a chocar la mando de repositora así deja de molestar... (risas). Ella sabe que le aplico las tiras enseguida, ja, ja...”.

   —¿Existe la libreta "gorda" de morosos, se suele dar ese “anotámelo, te pago cuando cobre”?

   —Hace un tiempo existió, pero ya no. El “después te pago”, para nosotros, se murió. Cuando la economía empezó a apretar y las cuentas eran cada vez más flacas, fuimos cortando el fiado. La gente entendió que para comer, en cualquier supermercado, hay que pagar. Aquellos alimentos de primera necesidad se deben abonar al contando y en el momento.

   “Siempre hacemos referencia al mismo versito: fiado no es cliente de este local, ni siquiera lo conocemos porque ya no se habla de él”.

   —¿Sabés los precios de memoria?

   —¿Por ejemplo?

   —No sé, te apuran con 100 gramos de mortadela, 250 de queso de máquina y, a su vez, te piden un paquete de salchichas. ¿Sacás la cuenta al toque?

   —No, mirá aquel cartel (arriba, en la pared, atrás de la heladera de los productos frescos), ese es el machete que me guía, me doy vuelta y saco los valores al toque. Es imposible memorizar todo, más que nada para mi, que no estoy en el día a día y no es algo que hago rutinariamente. Además los precios varían constantemente, por eso necesito que me vayan renovando el cartel. Caso contrario muero en el intento.


Carlos Casares, las ballenas...

   Maxi jugó en la Liga, en el Federal B y ahora se encuentra en el A, para el que no sabe la tercera divisional del fútbol argentino.

   —¿Cuál es la más exigente y competitiva?

   —El fútbol es lindo en cualquier categoría, aunque si tengo que elegir me quedo con el Federal A, es la más profesional y donde el jugador se tiene que dedicar exclusivamente a pensar en lo deportivo.

   “Es complicado estar atrás de un negocio, como el mío, y competir a un nivel alto como exige un Federal A. Tenés que aprender a equilibrar el desgaste físico porque para jugar en un torneo como éste es necesario estar al cien por ciento de tus aptitudes y capacidades”.

   “La Liga es muy competitiva y el Federal B bastante duro. El A tiene otro roce, constantemente te cruzás con colegas que estuvieron en Primera división o en la B Nacional. Así y todo, no veo marcadas diferencias futbolísticas entre las tres divisionales”.

   —Jugaste en Agropecuario de Carlos Casares, ¿mito o realidad de que tratan a los refuerzos como duques, ofrecen contratos onerosos, cobrás al día y no te hacen faltar nada?

   —Cobrás y vivís al día, es una realidad. El año que estuve me atendieron muy bien, noté que se desviven por el jugador que va a defender a su equipo. Te cumplen con lo que te prometen y es un club que, cuando se proponga subir a Primera, estará en condiciones de armar un plantel competitivo porque tiene los recursos necesarios como para hacerlo. Los directivos que manejan el fútbol son de palabra y pretenden que vos vivas tan bien como ellos.

   —Jugaste en Brown de Puerto Madryn, ¿mito o realidad sobre posibles arreglos arbitrales y compras de partidos, temas que ya son tabúes en el fútbol nuestro de cada día?

   —Se generaliza demasiado cuando se refieren a arreglos, “tongos” o sobres con dinero para los árbitros. Se escracha a Puerto Madryn, a la ciudad, pero cuando yo estuve en Brown (temporada 2013-2014) nunca nos cobraron un penal inexistente ni los pitos fueron tremendamente localistas.

   “Al menos yo, dentro de la cancha, nunca percibí nada pese a los rumores que circulan en la calle pero que no están directamente relacionados con Brown, que eso quede claro. Jamás un rival me dijo: `el árbitro nos cagó o estaba todo arreglado´. Es más, conseguimos el ascenso (a la B Nacional, donde el Almirante lleva ya cinco temporadas consecutivas) en la última fecha, aún sabiendo de que teníamos equipo para subir algunas jornadas antes”.

   —Estás operado de ligamentos en las dos rodillas, aunque en la derecha también te intervinieron por rotura de meniscos. Las lesiones, ¿en algún momento te hicieron pensar en el retiro?

   —Nunca. Fueron graves, aunque siempre veo el lado positivo, aún en los peores escenarios. Al fútbol lo voy a dejar yo cuando crea que sea necesario, cuando ya no lo disfrute. Tuve lesiones con largo tiempo de inactividad, pero por mi cabeza pasó siempre el hecho de curarme y volver.

   “Además, las lesiones que sufrí llegaron en momentos inesperados, cuando mejor estaba jugando, por eso el ánimo nunca decayó y siempre tuve voluntad y entusiasmo para afrontar las rehabilitaciones”.

 

Tormann o Pezzella, ¿a quién elegís?

   —De los 5 a los 15 años estuviste en Olimpo, pero pocos saben de ese pasado aurinegro.

   —Es verdad, me identifican con Bella Vista. Arranqué en Olimpo por cercanía, porque con mi familia vivíamos cerca del predio de Martín Rodríguez y Güemes. Me llevó mi papá, me gustó y seguí por 10 años.

   —¿Por qué, en plena etapa de menores, decidiste marcharte a Bella Vista?

   —En séptima división no me tocó jugar y sufrí demasiado. No me estaba divirtiendo y no iba a entrenar con gusto. Eso, sumado al destrato que recibí de parte del técnico, provocó que busque una salida, y Bella Vista me pareció la mejor opción.

   —¿A que DT te referís?

   —No lo voy a nombrar, quiero tener el respeto que él no tuvo hacia mi. Si digo su nombre, su familia lo puede tomar a mal y no quiero que se genere una discordia en torno a una persona que no significó nada para mi. Aunque pasaron muchos años, si me lo llego a cruzar no lo saludo; ni eso se merece de mi.

   —Mejor sigamos con tu llegada al “Gallego”.

   —Me convenció un vecino, Bruno Pezzella, hermano de Germán (hoy en la Fiorentina de Italia). El ya estaba en Bella Vista, y a comienzo de 2005 fuimos con Germán a una pretemporada. Quedamos los dos en el plantel, pero a mi Olimpo me dio el pase y a Germán no.

   —No conocía esa historia.

   —Cuando yo pedí el pase, me lo dieron en una cajita con moño...(risas), aunque Germán, por más que insistió, no pudo salir de Olimpo.

   —Algunos dicen que, en ese momento, con 15 años los dos, vos eras más que Pezzella...

   —(Interrumpiendo) Naaa... No le ataba ni los botines. El nació estrella y yo estrellado. Fue un acierto de Olimpo en retenerlo, porque al año lo vendieron a River.

   —¿Siempre de central?

   —No, en infantiles y menores me desempeñaba de lateral por izquierda siendo derecho. Me gustaba marcar con pierna cambiada: si me encaraban por la línea podía barrer, y si me enganchaban para adentro quitaba o trababa con la más hábil.

   “¿Salir jugando? No era mi fuerte, la tiraba larga y gritaba `salimos´. Jugué de 3 o marcando punta izquierda hasta que llegué a Reserva, categoría donde Daniel Rosas (futbolero de ley y hoy jubilado del banco Nación) me ubicó de central. Fue un acierto, porque conseguí fortalecer mi juego y proyectarme. Pude aprovechar la altura y la marca, que es mi principal virtud”.

   “También jugué de stopper, con línea de 3 en el fondo, y de 4, puesto donde me puso Daniel Prat en Bella Vista y que también cumplí en Brown de Madryn. Me faltó algún partidito de líbero... (risas)”.

   —¿Por qué en Tiro disputaste apenas 3 encuentros?

   —Fui cuando estaba operado de la rodilla, en mi segundo mes de recuperación, con la idea de convertirme en refuerzo para el año siguiente en el Federal A, categoría a la que Tiro había ascendido. Se estaba jugando un torneo corto pero estaba estipulado uno largo para la temporada siguiente, y a ese le estaba apuntando yo.

   “Pero Tiro descendió y el proyecto del fútbol en el Federal se pinchó por completo, así que yo, cuando me puse a tono, disputé algunos partidos en la Liga y después me senté a negociar con la dirigencia. El panorama, al bajar una categoría, cambió por completo, así que no llegué a un acuerdo y me desvinculé en buenos términos como todos los chicos de afuera que se habían incorporado”.

   —¿Vivís del fútbol o del almacén?

   —Del fútbol, aunque no puedo negar que mis padres me dan una mano bárbara para que yo pueda mantener la economía familiar y equilibrar las finanzas.

   —¿Tenés acciones en el negocio?

   —No, ni siquiera puedo agarrar un paquete de masitas. Estamos todos involucrados en el proyecto, tiramos parejos por el bien general. Me cargan, me dicen que cuando vengo seguido es porque necesito algo... (risas).


“Es difícil que se reanude el fútbol”

   Maxi quedó en libertad de acción y, si no se reactiva la competencia, puede llegar a permanecer sin jugar hasta 2021.

   “Hay que ver de que manera se reactiva el campeonato. Si es en forma reducida, Cipolletti no clasificará y quedaría parado hasta el año que viene, aunque al abrirse el libro de pases surge la expectativa de que algún club se fije en mi”, señaló el “Abuelo”.

   “Con lo que está pasando, con la ola de contagios y el avance de la pandemia, es difícil visualizar un posible reinició del fútbol en los distintos niveles y categorías. Si el Federal continúa (quedan 7 fechas de la fase regular, aunque el certamen se dio por concluido), Cipolletti tiene chances de meterse entre los 6; caso contrario se despedirá hasta la temporada venidera”.

   “Si se juega un octogonal o un hexagonal con los equipos posicionados como están ahora, lo único que me queda es ilusionarme con ir de refuerzo a algún plantel que necesite defensores. Desde esa perspectiva no veo con malos ojos terminar jugando en este 2020”.


Vos elegís...

   

   El partido. “El segundo de la serie final con Liniers, en 2012, por la Liga, la noche que se cortó la luz tres veces. En la ida habíamos empatado 0-0 en la Loma, y esa noche ganábamos 1-0 con gol mío. Cuando ese cotejo se reanudó (faltaban 30 minutos para el final), Mc Coubrey empató y fuimos a tercer partido, que perdimos por penales en cancha de Olimpo”.

   “Aquel partido fue especial para mi, porque venía de operarme de los meniscos e internamente, en el club, se hablaba de que no iba a llegar a las finales. Me dieron por muerto, pero a pura voluntad y con coraje jugué y marqué el gol. Además, controlé bien a Mc Coubrey en esa hora de juego, donde eramos más que Liniers, aunque todo cambió al otro día, cuando se reanudaron las acciones”.

   El gol. “El que convertí con Brown de Madryn en la última fecha del Federal A 2014, contra Deportivo Roca, en cancha nuestra. Ganamos 2-0 y aseguramos el ascenso. Había un gran entusiasmo, una adrenalina especial entre los hinchas, por eso lo grité como loco”.

   “En cada tiro libre, Ricardo Kusemka, el DT, me mandaba a tapar la salida del arquero rival, y si la pelota caí ahí, que trate de molestarlo para poder cabecear. Así fue el segundo gol, salté alto, le di con el parietal izquierdo y el balón se metió por el segundo palo. Ese gol cerró el partido. Fue un momento muy lindo de mi carrera”.

   El 11 ideal. “No lo puedo formar, tengo todos amigos defensores y volantes centrales. Solo te anticipo que al arco va Franco Agüero y los dos delanteros son Diego Giménez y Gonzalo Urquijo. El resto lo armo con ex compañeros de la Liga, aunque doy nombres para no quedar mal con los que en este momento no se me vienen a la mente”.


Podio de anécdotas


 

1

   ¿Bar o lavadero?. “¡No sabés lo que me hicieron el primer día de entrenamientos en Sansinena (2016)! Al terminar la práctica, `Braca´ (el utilero) me pidió si no le podía llevar dos bolsones de ropa al lavadero (Soulas), que estaba en la calle principal (de General Daniel Cerri), saliendo para Bahía. Como no sabía bien donde tenía que ir, me aconsejaron seguir al auto que ocupaban Mc Coubrey y Nico Ballestero. Como era nuevito, no hice más que obedecer ordenes”.

   * “Nos desviamos de la calle principal, fuimos hacia donde está la cancha de Soulas (hoy Aguará). Una cuadra antes, estacionaron y me hicieron seña para que baje la ropa ahí, en un local con cortinas oscuras y donde no se veía nada desde afuera. Cuando entré, la mirada de dos señores sentados en una mesa tomando caña se clavaron en mi frente. Sin decir nada, di media vuelta y me fui. Ese bar no tenía ninguna pinta de lavadero...(risas)”.

   * “Sentí mucha vergüenza, me habían tomado el pelo, y es el día de hoy que pienso en una venganza. Me cargaron todo el año con eso, aunque reconozco que estuve flojo: tendría que haber dejado la ropa ahí, pedir un vino y compartir mesa con los parroquianos, simplemente para saber qué iban a decir si la joda salía mal”.


2

   ¡Fuego, fuego!, ¿ahhh no? “En la última fecha del Federal B 2018 (10 de diciembre), ganamos 1-0 en Roca y Sansinena clasificó, por primera vez, a la zona campeonato. En el viaje de vuelta, en el micro, se armó la caravana de la alegría, festejábamos en trencito de arriba hacia abajo (de un piso al otro) y teníamos lo suficiente como para hidratarnos. Hacía mucho calor, pero estábamos felices. Hasta que una ola de polvillo blanco nos atacó por sorpresa: nos empezamos a congestionar, los ojos se llenaron de lágrimas y algunos compañeros se descompusieron”.

   * "Qué sucedió? Un integrante del plantel (que era orientado por Julio Román) abrió el matafuego en el piso de abajo y festejó como si en la mano tuviese un champagne. El colectivo frenó inmediatamente en el medio de la nada y los choferes, muy enojados, hicieron bajar a todos. No te puedo decir quien era el compañero que, a esa altura del viaje, estaba `picado' con todo lo que había tomado. Solo te voy a dar una pista: es delantero, hoy está en Villa Mitre y le decimos Jarita...(risas)”.

   * “En el momento fue gracioso, aunque después, cuando nos tuvimos que poner a limpiar, más de uno lo quería asesinar. Cuando llegamos a Bahía nos dimos cuenta que había sido una locura lo que había sucedido. El cuerpo técnico no tomó ninguna medida porque el responsable de la macana había sido Jarita, inimputable... (risas)”.


3

   En contra de Prat. “Cuando Prat se hizo cargo de Bella Vista, en 2011, había un grupo de pibes del club, del cual yo era parte, que venía pidiendo pista: teníamos ganas de jugar y de demostrar. Incluso algunos ya habíamos sumado minutos de experiencia en el campeonato que el club había conseguido en 2010 de la mano de Carlos Mungo”.

   * “Ese grupo, con chicos de 20 y 21 años y que se cambiaba en el vestuario visitante, era rebelde. Nos hacíamos llamar `Los Marginados´. Pretendíamos jugar todos juntos, pero Prat, quien se integró rápido al plantel y nos dio confianza, casi siempre elegía a los más grades y con mayor experiencia. Eramos tan atrevidos que le hicimos una canción en su contra exigiéndole que nos tenga en cuenta. Una locura por donde la mires”.

   * “Un día, antes de un entrenamiento, nos pusimos a entonar esa bendita canción, llegó Prat y se sumó a saltar con nosotros, aunque cuando llegó el momento donde lo nombrábamos y le decíamos `algunas cositas´, quedó paralizado y se fue. Al rato vino a hablar con nosotros y nos aclaró que él no tenía problemas en que cantemos y que seamos un grupo alegre, pero que no lo incluyamos en las letras. Ese día se cortaron las barras bravas y los cánticos en el vestuario”

   * “Después lo tuve de técnico en Sansinena y fue muy gracioso cuando, delante de todo el plantel, manifestó: `acá hay un jugador que en otro equipo me hacía canciones violentas y de protesta…(risas)´. Daniel, un grande”.

 

Sus presencias

 

214


   Cotejos. Más 16 goles y 9 expulsiones registra Maxi en equipos liguistas, sea en torneos locales o Federales: Bella Vista (168 encuentros), Tiro (3) y Sansinena (43).

 

Video: En el almacén como en la cancha: te hace "fiambre"