Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El deporte volvió a hacerle un guiño a Luceros, esta vez de la mano de un campeón olímpico

Fabricio Oberto reaccionó a un video de la banda bahiense desde su cuenta. Ignacio Boyo, líder del grupo, contó un poco cómo vive este momento y su relación con el deporte.

¿La mueve? Nacho Boyo a puro jueguitos en pleno recital. Fotos: Luceros y Archivo La Nueva.

 

Por Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com

 

   Luceros El Ojo Daltónico es la banda con más proyección de nuestra ciudad y lejos, la más convocante a nivel local.

   El éxito de sus recitales, multitudinarios en Bahía, los llevó a tener chances de jugar de visitantes, siendo parte -nada menos- que de la grilla del Cosquín Rock.

   Pero en este mundo hiper globalizado y de redes sociales a la orden del día, la última gran exposición para la banda llegó en este caso de la mano del deporte. Más precisamente por intermedio del campeón olímpico y de la NBA Fabricio Oberto.

   Durante la transmisión de un vivo en su cuenta personal, el ex jugador de los Spurs, devenido a músico, conductor y aventurero, disfrutó de "El último poeta maldito", la canción símbolo del grupo y hasta sintió cierta nostalgia al reconocer la cancha 3 del club Estudiantes, uno de los escenarios donde la banda local reescribió en el último tiempo la historia del rock bahiense.

   "La verdad que para nosotros fue sorpresivo; a veces no entendemos la magnitud que logramos, porque no nacimos con redes sociales y todas estas cosas, pero está buenísimo. De hecho, después también (Oberto) me mandó un mensaje privado, así que buenísimo", le contó Ignacio Boyo, líder de Luceros, a La Nueva.

   "Me puso que le de para adelante, que la banda era linda y que le gustó el tema", agregó Nacho.

Oberto, de campeón olímpico a músico.

 

   Una vez que dejó de jugar, Oberto incursionó en varios rubros y uno de ellos es la música, tanto que llegó a formar la banda "New Indians" de la cual es el cantante.

   "Yo no sabía que él tiene una banda, más allá que es un tipo que siempre demostró tener un cariño por el rock. Y después en el deporte, es muy groso más que nada por lo que representa como argentino. La verdad es que nosotros no tenemos un conocimiento de la disciplina. Pero sí tenemos muy presente lo del Mundial y la medalla de oro de los Juegos Olímpicos, en esos momentos unos siempre se prende", se sinceró Boyo.

   Mientras escuchaba y veía a Boyo cantar, a Dandy, Rodrigo Glaria y Charlie Dawson (invitado) tocar la guitarra, a Juan Arcuri el bajo y al Ruso Lamoth la batería, a Oberto lo sorprendió algo: “Uuuyyy... ¡Alberto Cabrera! Esto es Bahía... ¿Club Estudiantes? Acá es la entrada... Se entra por acá al costado y se va a la cancha principal...”.

   Estaba en lo cierto: era Luceros tocando ante una multitud en la cancha 3 del albo y, unos años después, se dio el gusto de hacerlo en la principal ante más de 2 mil personas.

   "Bahía es muy emblema del básquet; calculo que Oberto debe conocer más estadios, debe conocer Olimpo... Me hubiera gustado saber si conoce Pacífico", admitió Nacho.

   Desde sus comienzos, Boyo siempre tuvo muy presente a su querido Pacífico y en esta nota llena de deporte no tardó mucho en traerlo a la conversación.

   —Si bien siempre remarcase tu amor por Pacífico, también hiciste mucho hincapié en que Luceros no tiene camisetas, ni rivalidades, ni nada parecido...

   —A nosotros la futbolización de la música nunca nos pareció que esté buena. Yo creo que son dos pasiones de la gente. Pero no creo que lo que yo hago tenga mucho que ver con lo que hace un deportista. Son otros los tiempos.

   —En una nota publicada en La Nueva., en la que manifestaste haber practicado muchos deportes, después pusiste algo así como que 'no se le miente al diario'. ¿Qué pasó, no hiciste tantos deportes? ja, ja...

  —Yo me reí un poco con ironía, porque si bien yo jugué varios deportes y siempre hacemos un fulbito con Luceros, somos todos medio pataduras. Ninguno hizo básicamente carrera en nada, salvo Rodrigo que jugó muchos años en Liniers, nada más. Además, somos todos de distintas camisetas. Yo siempre me alegro que a los clubes de Bahía les vaya bien, sobre todo cuando es a nivel nacional.

La Armonía y Luceros, unidos en una bandera.

 

  —Varias veces deslizaste que tu gustaría tocar con Luceros en Pacífico, ¿eso es algo con lo que todavía soñás?

  —Mirá... Ahí me metes en camisas de 11 varas. En este momento, a esta altura y con todo lo que está pasando, el sueño nuestro es tocar. Y llegado el momento, tenés que ver bien cuál es el club que realmente puede hacerlo. Porque vos tampoco vas a decirle a un dirigente que gaste guita en su estadio para hacer un solo recital en su historia. Sería un poco egoísta. Yo siempre lo que quise mostrar es mi cercanía con el club y que es el club de mis amores, pero después hay que ver. Porque hay lugares que no están preparados. Y esto me gustaría aclararlo bien para que no suene peyorativo. Pero lo que pasa es que hay clubes que no se han dedicado a llevar espectáculos.

   —¿Qué tan ligado estás con Pacífico?

   —Hace rato que no voy a la cancha. Tengo muchos amigos que hoy están ahí laburando, pero entiendo que laburar en un club es casi algo de tiempo completo y yo esa energía la he puesto en la música. Pero después es un club en el que estuvo mi abuelo, en el que jugaron mis hermanos y yo también jugué al básquet, aunque era de madera, pero no importa, je. Además, es un club que lo tengo muy cerquita de donde vivo. 

Jugar en Primera y en cuarentena

Así reventó el Casanova Luceros, el año pasado.

 

   —Te trazo un paralelismo entre el fútbol y el rock, ¿Tocar en Estudiantes o en el Cosquín fue como jugar en Primera?

   —Yo creo que jugar en Primera es poder comprar buenos instrumentos o grabar discos. El rock no tiene que ver mucho con la competencia, entonces es difícil escalonar a una banda. No es que quiero ser reticente con tu pregunta.

   —No, está bien... pero viste que siempre se habla de esto de "llegar"....

   —¿Pero cuál es el parámetro de llegar? Por ahí para una persona el parámetro del éxito puede ser vivir de lo que le gusta, para otra puede ser tocar en la cancha de Boca o la de River. Yo creo que todavía estoy en la mitad de mi carrera como para poder decirte exactamente qué es "llegar". Porque capaz para mí el Messi de la música es un tipo que toca jazz para 40 personas y no vive de eso. En el fútbol el que es crack está jugando en el Barcelona o el Real Madrid y en la música no es así. De hecho, hay artistas... no sé Van Gogh, que hoy sus cuadros valen millones y el tipo se cagó de hambre toda la vida. Entonces, por ahí el arte no es equiparable al deporte, a la competencia, en ese sentido.

   La cuarentena se impuso en el camino ascendente de Luceros, que debió -lógicamente- alejarse de los escenarios. Pero esto también puede traer buenas noticias para los ya muchos fieles del grupo bahiense.

   "En un momento ayudaba porque no tenía otra distracción y me ponía a escribir, pero a veces a mi también me viene bien salir a caminar, tener contacto con otras personas, escuchar conversaciones para poder robar frases... En un momento ayudó en cierto punto, pero ahora ya me está costando, es la verdad", admitió Nacho.

   No obstante, encontró el lado positivo.

   "Por otro lado está bueno, porque en un año que no se va a poder tocar en vivo nosotros tenemos algo para mostrar con un disco nuevo, que ya se encuentra en la recta final", avisó el líder de Luceros, la banda bahiense que esta vez se encontró con el deporte de la mano de un campeón olímpico. 

De escribirle a Medero a jugar con Pezzella

Germán Pezzella jugando arriba del escenario con Boyo.

 

   Si hay algo que caracteriza a Luceros, El Ojo Dáltonico en sus shows es la canción que adoptaron como himno sus seguidores: El último poeta maldito.

   Un rock corto (dura poco más de un minuto) que, ni bien termina, es entonando por los miles de fans que están al pie del escenario (alguna vez fue en plena calle o en algún bar) a modo de bis.

   En este tema, Boyo hace referencia a Luis Medero, un férreo defensor de Boca que pese a su poca capacidad en ataque, le marcó un gol a Platense en La Bombonera e hizo que Marcelo Araujo abandone la transmisión tal como había prometido segundos antes: "Si lo hacés, me voy", tiró el reconocido relator mientras Medero gambeteaba rivales.

   "¡Golazo! Golazo de Medero contra Platense. El relator se va y el pibito se acuerdo que se hizo de noche y la noche ya le va a llegar"..., dice la canción.

   "Yo siempre fui de mirar fútbol, soy hincha de Boca. Debo ser el único tipo que le hizo una canción a Medero, obviamente. Ese campeonato lo seguí todo, no me perdía un partido", contó Ignacio. 

   "Me acuerdo esa noche del partido contra Platense -agregó-. Recuerdo de ser chico y de mirarlo y después lo retraté en una canción. Pero casi como una pérdida de la infancia, no sé si tiene que ver estrictamente con el deporte", reconoció.

"Para Pezzella, la Selección", le cantaron a Germán los seguidores de la banda.

 

   Mucho más acá en el tiempo y ya con Luceros como banda consolidada, Boyo se dio el gusto de "jugar" un rato arriba del escenario con Germán Pezzella, quien junto con un grupo de amigos son fieles seguidores de la banda.

   "Eso fue muy lindo, se dio casi de casualidad. Nosotros, con Rodrigo, el guitarrista de la banda, hacíamos unos jueguitos para interactuar un poco con el público y, de paso, era un juego para nosotros. Jodíamos con que si ganaba yo, que generalmente perdía, decíamos que se terminaba el recital", explicó Nacho.

   "Y esa noche Germán nos fue a ver al Rossini y lo hicimos subir. De hecho me regaló una camiseta divina de la Fiore. Un pibe divino, súper atento; siempre tenemos algún contacto a través de las redes sociales. La verdad que estuvo buenísimo. Él estaba súper tímido; son cosas que a uno le cuesta entender porque después lo ves jugando para 50 mil personas. Pero lo inhibe hacerlo en Bahía para 700 personas en un ambiente de rock. Con el tiempo lo terminé entendiendo, porque a mi me pasa que capaz toco en Estudiantes para 2 mil personas y sin embargo voy a una reunión con amigos y me hacen tocar la guitarra y me cuesta, porque sentís la mirada ahí nomás", cerró Boyo.