Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Bahienses en Dinamarca: "Acá no hubo necesidad de cuarentena, la gente es muy responsable"

Agostina Polizzi y Darío Miraglia se instalaron en Copenhague hace poco más de un año. Cuentan su experiencia laboral y cómo el clima y la gente hacen de ese país un lugar ideal para vivir.

Laura Gregorietti

lgregorietti@lanueva.com

 

   Aterrizaron en abril de 2019 en un país que los tentó por sus posibilidades de crecer, trabajar y viajar.

   Agostina Polizzi, de 30 años y su pareja Darío Miraglia, de 28 llegaron con una Visa Work&Travel  (de trabajo y estudio) a la capital danesa que permite al viajero trabajar 9 meses y vivir un año en ese país.

   Ambos poseen títulos de la UNS, Agostina es profesora de Geografía con 7 años de antigüedad en la docencia y Darío es licenciado en Turismo, con experiencia de trabajo en dos hoteles de nuestra ciudad.

   "Elegimos este país porque la mayoría de la población habla inglés, incluso la gente grande. Además, las visas son ilimitadas, no son caras y estamos cerca de todo Europa para poder viajar y conocer otras capitales europeas", contó Agostina.

   Según Darío, decidieron aplicar para esta Visa porque era la única manera de poder viajar y visitar otros lugares.

   "Con los sueldos que teníamos en Argentina nos resultaba imposible viajar y esta posibilidad de trabajar te da la chance de ahorrar".

   Este tipo de Visa, además, se puede encontrar en países como Suecia, Alemania, Francia, Noruega, Irlanda, Hungría, Australia y Nueva Zelanda.

   "Durante nuestra estadía acá tuve la suerte de que me salió el pasaporte italiano por parte de mi abuelo. Eso nos permitió aplicar para una residencia en este país para los dos, por 5 años. Por lo que nos quedaremos un tiempo más acá viendo qué hacemos", agregó Darío.

   En un país de 5,7 millones de habitantes el gobierno de la Primera Ministro de Dinamarca, Mette Frederiksen, declaró en mayo que el brote estaba bajo control gracias a "un esfuerzo colectivo sólido".

   Agostina dijo que los primeros después del anuncio de la epidemia se cerraron fronteras, colegios, oficinas públicas, restoranes, cines, etc.

   "Reuniones sociales, se permitían con no más de 10 personas. Pero nunca hubo inconveniente en salir, caminar, visitar parques. Hoy la vida es normal acá, solo te piden que si salís del país, cuando vuelvas te hagas un test de Coronavirus, ya que son gratuitos para todos".

   "Ellos veían que los contagios subían pero no les preocupaba el número de internados, sino el de muertos. Pero con el paso del tiempo ha ido bajando la cantidad de casos y hay días sin que se reporten decesos. Hoy, sin ir más lejos hay 12 mil contagiados y 598 muertos", agregó Darío.

La vida es cara, pero un sueldo mínimo de allá son 2 mil dólares americanos y con trabajo full time, 2.500.

   "Acá no tuvimos problema con el tema trabajo porque la sociedad es muy abierta y como el inglés tampoco es su lengua materna también tienen errores al hablar. Nosotros si bien no teníamos el idioma tan fluido como ahora, la gente nos entendía y siempre fue muy amable".

   "Cuando nos preguntan por la Visa -agrega Agostina- y cómo es el trabajo acá, nuestro consejo es que vengan con el mejor inglés posible. Si bien nos arreglamos con nuestro nivel del idioma, hubiera sido mejor saber más. Un montón de argentinos se animan a venir sin saber inglés, pero eso repercute en la calidad del trabajo que consiguen".

   Ambos tienen trabajos estables: Agostina en un negocio de ropa en el aeropuerto y Darío en uno de los hoteles más famosos, de 5 estrellas, de Copenhague.

   "Que tengamos un trabajo estable y estemos bien no implica que no extrañemos a la familia y amigos, pero al haber acá una comunidad de argentinos tan grande se te hace más llevadero. De hecho nos juntamos a comer un asado una vez por semana con unas parejas y hasta nos preparamos unos ricos panqueques con dulce de leche", dijo entre risas.

   Si bien ambos hicieron amigos europeos, la forma de ser los lleva a tener más afinidad con los latinos, españoles e italianos.

   "Mis amigas del trabajo son todas de Europa del Este y de Suecia y ellas encuentran súper atractiva nuestra forma de ser, se maravillan con nuestra vibra amiguera y les parece muy interesante ponerse a hablar con nosotros", destaca Agostina.

   Para Darío hay un punto fundamental al que recién ahora le está comenzando a "tomar la mano".

   "De a poco nos estamos amigando con la carne de acá y entendiendo de a poco los cortes daneses, que son distintos a los de Argentina. Por mi parte, la comida resulta fundamental".

   Además -dice Agostina- vivimos en un edificio que tiene un patio atrás, con una parrilla y como nuestros horarios son tan distintos a los de los daneses, siempre que vamos está desocupado. Ellos cenan a las 5 o 6 y nosotros recién a las 21".

El gobierno, si querés estudiar te da 6 mil coronas danesas, unos 900 dólares por mes, hasta que termines tu carrera.

   Contra todo lo que uno puede imaginar, debido a su ubicación en el borde del continente europeo, el clima en Dinamarca es relativamente templado. Siendo un país rodeado de agua y con vientos circulando por sus alrededores, los veranos son cálidos y los inviernos no excesivamente fríos.

   "Si estás trabajando, al clima no le das tanta bola. Se pone medio duro en invierno porque es de noche casi todo el tiempo. El sol sale a las 8 y a las 15.30 ya es de noche otra vez. El frío es normal, pero como casi todo el mundo se maneja en bicicleta lo sentís más, estás más expuesto. Pero no nos parece un problema el clima. No me gusta que sea tanto tiempo de noche, pero después te compensa el verano que oscurece recién a las 23.30 o que es de día casi las 24 horas", asegura Darío.

   El Gobierno Danés promueve con mucho énfasis el uso de las bicicletas. La usan desde la princesa hasta el Primer Ministro.

   "En Copenhague, además de tener bicisenda exclusiva en todas las calles, el tránsito te permite circular con total tranquilidad. Si te cruzás con un auto, seguro va a frenar. Hasta los caminos de bosques tienen bicisendas", dicen.

   "Justo frente a nuestro edificio, hay un colegio. Vemos que chicos de 6 a 8 años llegan solos, caminando, en monopatín o en bici. Es admirable la seguridad y la tranquilidad con la que uno camina por la calle", comenta Darío.

   "La verdad estamos enamorados de este país. Copenhague es hermoso, tiene canales, plazas, parques, playas. Todo preparado para que en el verano puedas disfrutar del clima, que varía entre los 23 y 25 grados, o a veces más", concluyó Agostina.