Comercios sin tiempo y con respirador

Redacción de La Nueva.

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   Al comienzo de la cuarentena decíamos que la pandemia mata personas y mata empresas. Y que el gobierno debería tener la misma celeridad que mostró a la hora de combatir la expansión del virus, en tomar medidas para evitar las muertes masivas de comercios, pymes,  etc.

   Hoy ya han pasado 70 días eternos de cuarentena, el virus se encuentra controlado en gran parte del país, pero miles de comercios y pequeñas empresas -que eran, podríamos decir, personas jurídicas de riesgos por años de crisis- agonizan o ya han muerto. 

   La ruidosa y multitudinaria manifestación del pasado jueves, que se suma a otras similares en distintos lugares del país, tiene que ver con esto, con comerciantes de varios rubros que se ahogan y quieren, aunque sea, tener la oportunidad de nadar con el ultimo resto de fuerzas que les queda, en vez de seguir encadenados al fondo.

   Es una situación apremiante, de vida o muerte, que, lamentablemente, no encuentra la misma agilidad con que las autoridades dispusieron en su momento las medidas sanitarias. Porque detrás de una empresa o un comercio que fallece, no quedarán ciudadanos sanos, por más que, por ahora, se hayan librado del coronavirus.