Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Un viaje de tres meses por el corazón del sudeste asiático

Valeria Gottau es Diseñadora en Comunicación Visual y junto a su pareja cumplió un sueño: recorrió Vietnam, Myanmar, Cambodia y Tailandia, por tres meses. Volcó sus vivencias en un cuaderno personal. Vive en Australia desde hace 5 años.

Valeria Gottau junto a su pareja Pablo Puime.

   Valeria Gottau tiene dos fechas de nacimiento, una en Darregueira, el 8 de agosto de 1982 y otra, el 24 de marzo de 2015, día en que arribó a Australia con solo dos valijas, dispuesta a trabajar allí durante “un tiempito” y a viajar; pero se quedó.

   Es Diseñadora en Comunicación Visual (UNLP) pero llegó a Melbourne a través de un curso para estudiar inglés, lo que le permitió una visa de estudiante y la habilitó a trabajar 20 horas por semana. Allí conoció a su novio, Pablo Puime Picos.

   “Fue la tercera persona que conocí en Australia, después del taxista y el recepcionista del hostel. Él me llevó a recorrer la ciudad”, contó.

   Casualidad o causalidad, era el indicado (por la agencia que impartía los cursos de idioma) de brindarle asesoramiento inmediato.

   Hoy comparten la vida y el gusto por viajar. El año pasado visitaron España (él es de Galicia) e Inglaterra y recorrieron tres meses el sudeste asiático: Vietnam, Cambodia, Tailandia y Myanmar. 

   Allí la darregueirense volcó sus vivencias en un cuaderno de viaje con exquisitas anécdotas ilustradas. 

   Sus dibujos realizados a mano (con acuarelas, lápiz, dos microfibras, goma y un pincel) invitan a explorar estos destinos con una mirada de asombro, aventura, ternura y humor.

   Un sitio impactante de Angkor.

   De los sitios que visitó con su pareja, el que más le impactó fue Myanmar.

"Los viajes me traen felicidad; es donde encuentro a la verdadera Valeria, mi mejor versión”, contó.

   “Suena a cliché, pero más que por sus paisajes nos gustó la calidez de su gente. Tienen una genuina voluntad de que su país, que pasó por muchos conflictos y dictaduras, y hace poco se abrió al turismo, sea bien visto”, dijo.

   Pagoda en Myanmar.

   Un día entraron a un kiosco a comprar agua y cuando estaban por llevarse la botella más cara  la señora que los atendía les advirtió que había alternativas más económicas.

   “En otros lados se aprovechan de los turistas. Encontramos gente muy humilde de corazón”, dijo.

   En Vietnam le llamó la atención que la gente transitase su vida en cuclillas. 

   "Cocinan, comen, arreglan una estantería; todo en cuclillas. Y hasta ser muy mayores. Mantienen esa costumbre y sus caderas no se endurecen", dijo.

   Además, se vive de puertas hacia afuera. 

  Trang and Grottoes, en Vietnam.

    "Sacan la cocina fuera de la casa, cocinan y venden su comida. Y la gente del barrio la compra.  No hay cosa más cálida que la cocina de una casa y en Occidente es una práctica hacia adentro",  reflexionó.

   En Tailandia le pareció interesante la cantidad de puestos de comida callejeras, con platos ricos, típicos y baratos.

    "Aún para quienes viven ahí es más conveniente comprar que ponerse a cocinar", comentó. 

   "Tailandia es una isla muy moderna, hasta hay shoppings. Esa variedad convive con templos y playas increíbles", dijo.

    En Cambodia, además de visitar templos y el sector arqueológico de  Angkor, (el Machu Picchu del sudeste asiático) le impactó  la cantidad de gente con mutilaciones producto de una época muy violenta.

    "Muchos perdieron sus piernas o brazos por atravesar campos minados  por extremistas y hoy tocan música en la calle para sobrevivir", relató.

   También reflexionó sobre las estrictas prohibiciones y códigos de vestimenta de ingreso a los templos. 

   "Las polleras debían pasar las rodillas. Los hombros y la panza, debían estar cubiertos. Pero vi monjes tailandeses con los hombros al aire y mujeres indias con sus top tradicionales", dijo.

   "Me pregunté cuál era la diferencia entre mi hombro y el de un monje o mi top y el de una mujer india? ¿Qué hace que algo sea prohibido o aceptado por Buda? Al viajar convivís como espectadora con estas inconsistencias de toda religión o cultura. lo más difícil es no juzgar desde tu propio filtro", añadió.

   Internet es hoy una biblioteca de guías de viaje. Leo blogs de gente que viaja todo el año”, dijo.

   El viaje le regaló tiempo e inspiración para crear y conectarse con su propio modo de expresión artística.

   "Siempre había una espera en el aeropuerto o un día de lluvia ideales para dibujar", dijo.

   Así comenzó a delinear paisajes y luego a retratar sus experiencias.

   “Me di cuenta de que en la secundaria dibujaba mucho lo que sucedía alrededor. Es algo que fui abandonando en la Universidad", dijo.

   “Si bien me dedico al diseño y trabajo con figuras, colores, formas y tipografías, lo hago de otro modo", dijo.

   El gran cambio

    “Cuando empecé a analizar la idea de vivir en Australia u otro país, me sentía en una meseta”, confió.

   Tenía un trabajo estable en La Plata pero sentía que no avanzaba y venía de una relación que había terminado. Mis amigos habían formado sus familias. Lo único que tenía en claro era que quería viajar. 

   Buceando en Australia.

   A los 30 años empezó a estudiar inglés de forma intensiva y buscó otros trabajos hasta que vendió sus muebles y arrancó.

   Dos años después estaba en Australia. Hoy trabaja  en una empresa como diseñadora de interfaz y de experiencia del usuario.

   La vida en Australia

   Vive en Melbourne desde hace 5 años. Destacó que la estabilidad económica de Australia permite que la gente se pueda cultivar en otras áreas, proyectar y tener un hobby.

   Camina tranquila por las calles y percibe igualdad entre el hombre y la mujer, inclusión y diversidad. 

   Su colección de mates en Australia y dice que los usa a todos.

   “Hay inmigrantes de todo el mundo. Me siento acompañada. No soy la única que habla un inglés no perfecto, que no entiende un chiste o toma un mate raro”, dijo.

  Familia. Su mamá Marta Gallinger y su papá Mario Gottau están jubilados.

   Ella fue maestra de jardín y hoy tiene un emprendimiento de cosmética orgánica. Él fue profesor del Colegio Agrotécnico y uno de los fundadores del cuartel de Bomberos de Darregueira. Su hermana Vanesa vive en capital con su esposo Norbert y sus hijos Galo y Nino.

   Valeria Gottau vuelve a Argentina una vez por año.

   “Necesito ver a mi familia, estar en mi pueblo, respirar sus costumbres", aseguró.