El infierno tan temido
En la guerra emprendida contra el virus, es posible que se produzcan alternancias de éxitos y derrotas, pero la batalla final tendrá un único e incuestionable vencedor: la vida.
por Ernesto Tolcachier
Enfrentamos momentos difíciles donde un nuevo paradigma lleva a una realidad compleja y múltiple, y de una gravedad inusitada.
En otras situaciones difíciles enfrentamos un infierno económico que derivo en default selectivo con incomunicación y aislación de centros de poder. Creíamos que ese era el infierno tan temido y ello nos perjudicó sobremanera, introduciendo soluciones contradictorias que ensanchaban grietas en nuestras relaciones.
Lo sucedido con el coronavirus nos trasladó a una nueva y profunda desdicha, sin comparación, donde vidas en peligro son amenazadas por el COVID-19, un virus nuevo y sumamente patógeno,
Ante ese peligro, las fuerzas activas de gobierno y oposición se unieron constructivamente y los científicos llevaron sus estudios al acceso de gobierno y población para, unidos, enfrentar ese peligro. Un ejemplo de convivencia civilizada digna de ser emulada.
Al respecto, quisiera hacer algunas referencias con respecto a la coyuntura actual.
La primera es entender que este es un desafío sanitario, político y económico.
La segunda es entender la magnitud del peligro que entraña luchar contra un enemigo tan invisible como desconocido en muchos aspectos.
La tercera tomar conciencia que este es un problema global que exige un monitoreo constante tanto local como internacional, dada la magnitud de la crisis a enfrentar.
La cuarta la emergencia sanitaria y el daño económico que trae asociado la problemática situación y su tratamiento eficaz.
La quinta entender la solidaridad en las conductas con el cumplimiento de las normas sanitarias que demanda esta situación excepcional.
La sexta tomar conciencia de que, a diferencia de la gripe, no hay vacunas ni tratamiento especifico
La séptima que su peligro es potenciado, ya que a su letalidad debemos sumar su facilidad de expansión, dada la velocidad de transmisión.
La séptima, que todos somos vulnerables y que prácticamente todos los países del orbe enfrentan esa amenaza, con resultados dispares.
Este es, sin lugar a dudas, el infierno tan temido en el actual cambio de paradigma, y nuestro proceder debe orientarse con la conciencia de que este monstruo de Yhuan, puede ser derrotado por la ciencia en su inagotable tarea diaria de investigación.
Orgullo que nuestros contemporáneos exhibimos por su tarea inteligente en la faz sanitaria que culminó con el premio Nóbel al Dr. Cesar Milstein.
Nuestra esperanza radica en que, a la mayor brevedad, una solución eficaz permita normalizar la situación. En la guerra emprendida contra el virus, es posible alternancias de éxitos y derrotas, pero la batalla final tendrá un único e incuestionable vencedor: la vida.
Ernesto Tolcachier es abogado. Vive en Bahía Blanca.