El Valle Sagrado de los Incas: entre ríos y quebradas

Redacción de La Nueva.

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   Viajes La Nueva. tiene la mira puesta en Perú y una propuesta de 7 Noches de alojamiento en este maravilloso destino. Contempla una estadía de 2 noches en Lima,  2 en Cusco,  1 noche en Valle Sagrado, 1 noche en Aguas Calientes y otra noche en Cusco.

   Las excursiones son un City Tour en Lima y otro en Cusco y ruinas aledañas, paseo por el Valle Sagrado de los Incas y la imperdible Machu Picchu.

   El Valle Sagrado de los Incas, en los Andes peruanos, está compuesto por numerosos ríos que descienden por quebradas y pequeños valles; posee numerosos monumentos arqueológicos y pueblos indígenas.

   Este valle fue muy apreciado por los Incas debido a sus especiales cualidades geográficas y climáticas. Fue uno de los principales puntos de producción por la riqueza de sus tierras y lugar en donde se produce el mejor grano de maíz en el Perú.

   En el Valle se diseminan pueblos coloniales que hoy muestran su mestizaje en arquitectura, arte y cultura viva.  Está comprendido entre las poblaciones de Písac y Ollantaytambo, paralelo al río Vilcanota. 

   Allí se encuentran los poblados de Chinchero y sus tejedoras, Písac y su feria artesanal, Urubamba y su cosmopolitismo, Ollantaytambo, con su fortaleza y su pueblo inca vivo. 

   En Maras Moray se encuentra el conocido “anfiteatro” hundido en la tierra, situado al noroeste de Cuzco.

   Dicha arquitectura se puede apreciar desde una vista aérea: la precisa simetría de sus formas impresiona. Pero, aunque los diseños de sus terrazas son irregulares, los interrogantes sobre su construcción no tardean en llegar.

  Por otra parte en Pisac es posible apreciar el parque arqueológico que lleva el mismo nombre. Está constituido por restos arqueológicos de los que destacan sus andenes, acueductos, caminos asociados a murallas, portadas y estructuras de su cementerio.

   Dicha arquitectura tiene un promedio de 4 Km cuadrados de superficie.

  El mercado de Pisac es conocido también por sus grandes y bellos productos textiles hechos con lana de alpaca y tintados con vivos colores, en muchos casos diseñados a mano por los mismos artesanos.

   También es fácil encontrar joyas construidas con plata, bisutería, accesorios de decoración muy peculiares o juguetes peruanos típicos de la zona.

   En estos territorios, del Valle Sagrado, diversas comunidades han creado productos de turismo rural y turismo vivencial que asombran a propios y extraños.  

  Cada uno de ellos es un mundo en sí mismo, y en conjunto, componen una forma inédita de conocer la región más tradicional de los Andes sudamericanos.

   Ollantaytambo es conocida como la única ciudad inca que se conserva casi intacta, donde podrás aprecias sus casas donde servían como viviendas donde moraban sus descendientes. Fue conocida también como un complejo militar, religioso, administrativo y agrícola.

   Otro de los puntos a visitar en Perú es la fascinante Lima, la cual hace más de 400 años, fue llamada Ciudad de los Reyes por el conquistador Francisco Pizarro. 

   Hoy, aquella misma ciudad que surgió sobre las tierras del cacique indígena Taulichusco, es una metrópoli de más de 7 millones de habitantes, que conserva con orgullo sus conventos y casonas coloniales, símbolos de su añeja e hidalga tradición.

   Ubicada en las márgenes del río Rímac y acariciada por las aguas del Pacífico, la ciudad de Lima guarda también evidencias del periodo de la época prehispánica, siendo los más importante el gran santuario de Pachacamac, en el que se rendía culto al Dios del mismo nombre; y la huaca Pucllana, en el distrito de Miraflores, un importante centro administrativo de la cultura Lima (400 d.C.).

   Por supuesto, la Ciudad Perdida de los Incas, Machu Picchu, es un infaltable en un  viaje a Perú. Deslumbra por sus increíbles terrazas, escalinatas, recintos ceremoniales y áreas urbanas y por la energía emana de todo el lugar. Un destino que , sin dudas, hay que visitar y conocer, para entender más de la historia de nuestra Latinoamérica y también para dimensionar sus misterios.