Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Una vacuna rusa que no sea un cuento chino

En un tema tan sensible como es la pandemia, es de esperar que las autoridades nacionales estén a la altura de las circunstancias y que sepan que deberán rendir cuentas de cada una de sus decisiones.

   El Sputnik 1 fue el primer satélite artificial de la historia, lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética, en lo que significó un logro sin precedentes en materia tecnológica para la humanidad.​

   Hubo luego una sucesión de satélites similares bautizados con idéntico nombre. Más de 60 años después de aquel primer lanzamiento, ahora Rusia se prepara para poner en órbita terrestre (no espacial) el Sputnik V.

   Qué no es otra cosa que una vacuna contra el Covid 19, la primera que llegaría al planeta preparada para su aplicación y la que, por millones, adquiriría nuestro país en un intento, casi desesperado, por ingresar al 2021 con los contagios controlados.

   La médica Carla Vizzotti, Secretaria de Acceso a la Salud de la Nación Argentina, ocupa ese cargo desde diciembre de 2019 cuando el coronavirus era un virus que estaba tan lejos que era poco menos que una fantasía, viajó a Rusia como parte de una “comitiva oficial”, para interiorizase en la vacuna que, aseguran, “muestra grandes avances en sus pruebas.

   El Ministerio de Salud de la Nación quiere hacerse con un lote “confiable” de la misma lo antes posible para evitar que Argentina sufra una segunda ola con la llegada del verano.

   Vladimir Putin, presidente de Rusia, aseguró que la dosis está lista para ser vendida en su «propiedad intelectual», esperando de la Organización Mundial de la Salud la preclasificación de su vacuna y obtener la aprobación.

   Es de esperar que quienes tomen la decisión en nuestro país de comprarla para, se dice, seis millones de personas, dispongan de la información confiable, que esa decisión surja de un estudio serio, supervisado por los organismos competentes, que no haya mentiras ni espejitos de colores ni que no aparezcan dentro de algunos años arrumbadas en  alguna cámara frigorífica.