Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Los especialistas piden una mayor concientización de la salud renal

Las enfermedades renales afectan a más de 5 millones de personas en la Argentina. Sin embargo, solo uno de cada ocho adultos conoce su diagnóstico.

La Enfermedad Renal Crónica es “una patología con alta prevalencia pero muy bajo diagnóstico”, según expresan los especialistas.

   Especialistas en nefrología pidieron una mayor concientización sobre las enfermedades renales, que afectan a más de 5 millones de personas en la Argentina, aunque solo uno de cada ocho adultos conoce su diagnóstico. Además pidieron que se avance en políticas de salud a largo plazo.

   En la Argentina, uno de cada ocho personas adultas padece algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), lo que equivale a más de 5 millones de argentinos.

   Sin embargo, se estima que sólo uno de cada diez pacientes conoce su diagnóstico, porcentaje que se vio agravado durante la pandemia por coronavirus, al reducirse significativamente las consultas médicas.

   Pese a que las personas con mayor riesgo son aquellas que padecen diabetes o hipertensión, existe “un 30% de pacientes con ERC que no tiene ninguna de esas dos patologías”, indicó Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología.

   Rosa Diez aseguró que se debe buscar “reducir la brecha de conocimiento de la salud renal” en la población en general, en los profesionales médicos y en quienes toman decisiones para garantizar un mayor acceso a la información de todos, y de esta manera “prevenir enfermedades renales y disminuir la mortalidad asociada a ellas”.

   “En la población general no se tiene conocimiento de la enfermedad renal ni de cómo prevenir estas patologías que pueden ser mortales; en muchos casos prevenirlas supone unos pocos cambios de vida”, señaló el especialista.

   Además, la renal es una de las enfermedades “más fáciles de diagnosticar” ya que “se puede descartar en su mayoría” con estudios “muy sencillos y de bajo costo” como un análisis de sangre para medir la creatinina y uno de orina, describió.

   Por su parte, Augusto Vallejos, coordinador del Programa de Abordaje Integral de Enfermedades Renales (Paier) del Ministerio de Salud, aseguró que pese a estar asociada a personas mayores de 50 años, la enfermedad renal puede “aparecer en cualquier momento de la vida, incluso en la infancia”.

   La ERC es “una patología con alta prevalencia pero muy bajo diagnóstico”, indicó Vallejos y agregó que una de las principales causas de la baja tasa de diagnóstico “es que es una enfermedad asintomática, por lo que hay que hacer una búsqueda activa para detectar a los pacientes”.

   Para ello, instó a una mayor capacitación en el personal de primera atención, que “debe saber que se puede diagnosticar fácilmente e identificar cuándo hacer la derivación al nefrólogo”, explicó Vallejos.

   Ambos especialistas coincidieron en la importancia de avanzar en “un programa de salud renal a largo plazo, con verdaderas políticas que no cambien con el Gobierno de turno y que apunten a informar a la gente, favorecer el diagnóstico y la oportuna derivación al nefrólogo”.

   Además, señalaron que la intervención temprana “es clave” para demorar la progresión de la patología y reducir la morbilidad y mortalidad de las enfermedades renales crónicas, que se mantienen “en el quinto puesto de causas de mortalidad en adultos en la Argentina”.

   Lejos de ser un asunto exclusivo del país, esta patología es un “problema de salud pública mundial y creciente”, razón por la que desde 2006 la Sociedad Internacional de Nefrología y la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón impulsan anualmente el Día Mundial del Riñón con el objetivo de generar conciencia.

   En su manifestación más grave, la enfermedad supone la necesidad de terapia de sustitución renal como la diálisis crónica (hemodiálisis o diálisis peritoneal) o el trasplante.

   Acerca de los tratamientos, los especialistas reconocieron una baja en los controles periódicos y los ingresos de pacientes a diálisis durante la pandemia, como así también “la evidente vulnerabilidad de los pacientes renales a tener mayores complicaciones por Covid-19”.

   Para la prevención, consideraron que “un riñón sano está en un cuerpo sano”, por lo que las recomendaciones de salud general son válidas para la afección renal: sostener la actividad física y una alimentación saludable de manera habitual, hidratarse correctamente, controlar el nivel de azúcar en sangre y la presión arterial.

   Pero ambos hicieron especial énfasis en no abusar de fármacos que puedan dañar los riñones.