Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Recuerdan la importancia de prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico

El tratamiento oportuno y apropiado generalmente lleva a una recuperación completa para la mayoría de las personas, especialmente para los niños pequeños.

   Palidez marcada, fatiga extrema, dificultad para respirar, moretones inexplicables, hinchazón y sangre en la orina son algunos los síntomas del Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) y a los que los especialistas recomiendan consultar de inmediato para evitar mayores complicaciones.

   Los expertos pretenden generar conciencia, promover acciones para la prevención de esta grave afección y difundir la importancia de un tratamiento oportuno y apropiado que generalmente lleva a una recuperación completa para la mayoría de las personas, especialmente para los niños pequeños.

   “El Síndrome Urémico Hemolítico es una afección grave. Sin embargo, el tratamiento apropiado generalmente lleva a una recuperación completa para la mayoría de las personas, especialmente para los niños pequeños”, concluyó la médica Valeria El Haj.

   Entre los síntomas más destacados se incluyen: palidez marcada, fatiga extrema, dificultad para respirar, tendencia a la formación de moretones o moretones inexplicables, sangrado inusual –como sangrado por la nariz y la boca, sin una causa aparente–, disminución de la cantidad de orina en la micción o sangre en la orina, hinchazón (edema) de las piernas, los pies o los tobillos –y con menos frecuencia en la cara, las manos, los pies o el cuerpo entero– y confusión, convulsiones o accidente cerebrovascular.

   El SUH es una enfermedad transmitida por los alimentos causada por una cepa de la bacteria Escherichia coli que suele estar presente en la materia fecal de animales y personas, y que afecta el sistema renal y urinario de los humanos.

   Además de producir diarrea, algunas cepas de esta bacteria producen una toxina llamada Shiga o STEC.

   Ante la presencia de alguno de estos síntomas en menores de 5 años -pueden estar acompañados de fiebre- se recomienda llevarlos inmediatamente a la consulta médica.

   “Cuando una persona está infectada con una cepa de STEC, la toxina Shiga puede entrar en su torrente sanguíneo y puede causar daño en los vasos sanguíneos, lo cual puede provocar el SUH, aunque la mayoría de las personas que están infectadas con Escherichia coli, no desarrollan el síndrome”, comentó El Haj.

   Todas las formas de Síndrome Urémico hemolítico, sin importar la causa, dañan los vasos sanguíneos y este daño hace que los glóbulos rojos se descompongan (anemia), se formen coágulos de sangre en los vasos sanguíneos y se dañen los riñones.

   Una vez diagnosticado el SUH, un especialista propiciará lo que se denomina “tratamiento de soporte” a fin de contrarrestar los síntomas, en función de la edad, del nivel de gravedad y de la tolerancia a los medicamentos del paciente.

   “En relación a las personas propensas a contraer este síndrome, el riesgo de desarrollar síndrome urémico hemorrágico es mayor para los niños de 0 a 5 años, adultos mayores a 65 años, personas con sistemas inmunitarios debilitados o personas con ciertos cambios genéticos que las hacen más susceptibles al síndrome urémico hemorrágico”, explicó El Haj.

   “Es por ello que estos estratos poblacionales deben tener un especial cuidado y evitar los factores de riesgo como comer carne o productos contaminados, nadar en piscinas o lagos contaminados con heces, o tener contacto cercano con una persona infectada, por ejemplo, con familiares o personas en un centro de cuidado infantil”, agregó.

La importancia del control de los alimentos

   1. El principal riesgo de contraer el SUH es por medio de la carne o los productos contaminados con Escherichia Coli, aunque no tengan mal aspecto.

   2. La inspección de Senasa verifica que los alimentos, tanto de origen animal como vegetal, tengan la condición de inocuidad para un consumo seguro.

   3. La supervisión se realiza mediante procesos controlados que evitan que la Escherichia coli se encuentre presente en alimentos que llegan al consumidor.

   4. Los muestreos de vigilancia permiten detectar los casos en que, si la bacteria se encuentra, el alimento no llegue a ser consumido, explican desde Senasa.