Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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¿Por qué una mejora en la sanidad puede cambiar el paradigma de la producción vacuna en la Argentina?

Según la Caprove, con 10 % de suba en el promedio de destetes se podría, sin necesidad de incrementar el stock, aumentar la producción de terneros (y de carne) para atender la demanda del mercado interno y de exportación.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “El país se encuentra, hoy, en un punto de quiebre: la producción ganadera local no alcanza para cubrir la demanda externa creciente, y la demanda interna comienza a verse resentida por la falta de oferta y el aumento de los precios”.

   Para el vicepresidente de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove), Juan Carlos Aba, el debate para la búsqueda de soluciones hay que encontrarlo más allá de la intención de mayor consenso en el ambiente: aumentar la productividad como sinónimo de incrementar el stock ganadero.

   “Es necesario cambiar este paradigma y pensar a la productividad ganadera como la cantidad de kilos producidos por hectárea de manera independiente al stock del establecimiento”, explicó.

Juan Carlos Aba, vicepresidente de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove).

   “Los avances en genética, nutrición y manejo no lograron que la actividad supere el histórico 61 % de destete que limita y tensiona el abastecimiento del mercado local y los externos”, agregó Aba, en el medio de la discusión por el precio de la carne vacuna y el cierre parcial de las exportaciones por parte del Gobierno Nacional.

   Estos argumentos fueron presentados en una publicación del ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, denominado El desafío de la Ganadería bonaerense. Allí se exponen artículos científicos y técnicos para aportar al conocimiento y el debate sobre la producción en la provincia.

   Así entonces, según la Caprove en la Argentina se producen alrededor de 14 millones de terneros y se estima que faltan unos 2.300.000 más para abastecer el mercado interno y el externo.

   “Esos 14.000.000 de terneros producidos corresponden al citado 61 % de destete de las 23 millones de vacas existentes”, añadió Aba.

“Si queremos obtener los 2 millones de terneros extra sin cambiar las condiciones actuales, deberíamos aumentar el stock en 3 M de vacas. Pero es algo imposible en un país donde la ganadería perdió más de 15 millones de sus mejores hectáreas a manos de la agricultura”, argumentó.

   “De allí que la opción posible es aumentar la eficiencia del stock actual”, dijo.

   “Se puede lograr incrementando el índice de destete, ya que pasando del 61 % al 71 % generaría un 10 % extra en productividad y, así, se lograrían los 2.300.000 terneros que faltan”, sostuvo Aba.

El motor de la producción

   Desde la Caprove sostienen que, históricamente, se consideró que la nutrición, la genética y el manejo son los pilares estratégicos de la producción ganadera. Y que, en los últimos años, se mejoró sustancialmente en los tres rubros.

   De todos modos, los índices productivos se mantienen en su nivel histórico de 61 % de destete, alrededor de 23 % como índice de extracción y 56 kilos de carne con hueso por animal.

   “Pero todas estas mejoras representan un aumento de la eficiencia siempre y cuando se pongan en práctica sobre animales sanos”, advirtió.

   El vicepresidente de la entidad propuso implementar una correcta sanidad sobre los rodeos, para que “la inversión en nutrición, genética y manejo redunde en una ganadería eficiente y rentable”.

   En el informe se detalló que, todos los años, en la Argentina se preñan sólo 76 de cada 100 vacas. Y que, de las 24 que quedaron vacías, 7 no se preñan por problemas sanitarios: IBR, DVB, tricomoniasis, vibriosis, y otras patologías de la reproducción.

   Las 76 vacas preñadas inician una gestación, de la cual nacen sólo 70 terneros. Y aquí nuevamente entra en juego el rol de la sanidad: 5 de los 6 restantes no nacen por inconvenientes ligados a brucelosis, IBR, DVB, leptospirosis y otras patologías.

   En el trabajo también se detalla que, de los 70 terneros que comienzan su crianza al pie de la madre, 9 mueren por diarrea o neumonía, llegando al destete sólo 61.

   Se trata del número que rige desde hace años en la ganadería argentina: 61 % de destete, un porcentaje bajo para ser una actividad rentable.

   “Acaso, lo más importante de este análisis es que el 20 % de los terneros que se perdieron no nacieron por problemas 100 % sanitarios”, aseguró Aba.

   “Si a esta situación se le suman las generadas por parasitosis no tratadas, o tratadas de manera incorrecta, las pérdidas producidas por las enfermedades metabólicas, como son las carencias vitamínico-minerales de las zonas de cría, más las enfermedades perinatales y las víricas y bacterianas, las pérdidas ascienden a 60.000 millones de  pesos por un deficiente plan sanitario”, calculó.

   Para el segmento marzo-octubre, la Argentina tendrá en recría unos 14.000.000 de terneros, los que pondrán en juego muchos de los potenciales kilos a lograr durante su engorde en función del grado de las parasitosis que los afecten.

   Según la Caprove, un ternero libre de parásitos ganará 30 kilos más que uno parasitado de manera subclínica.

   “¿Si en estos datos debe ser aumentado el stock? Definitivamente no”, sostuvo Aba.

   “Lo necesario es mejorar los índices, haciendo más eficiente el stock actual; inclusive, disminuir el número de madres improductivas, implementando programas que contemplen a la producción como un proceso multifactorial, con acciones que no sean aisladas, sino que se realicen de manera estratégica y con sustento técnico”, explicó.

   “Con baja inversión se logran altísimas tasas de retorno a través de gastar más en sanidad para lograr una ganadería competitiva a nivel mundial, disminuir la generación de gases de efecto invernadero, abastecer al mercado externo —con el correspondiente ingreso de divisas— con la misma atención al mercado interno, donde la carne vacuna es un artículo fundamental en su canasta de alimentos”, explicó Aba.

¿Cuál es el costo de la inversión?

   De acuerdo con la Caprove, para desparasitar correctamente a un rodeo se necesitan 220.000.000 de dosis de antiparasitarios, tomando como base la dosis para 200 kilos de peso vivo.

   Por otra parte, un uso correcto de drogas antiparasitarias —para evitar la resistencia antiparasitaria— indica que 33 % deben corresponder a Ivermectina; 33 % a Bencimidazoles y 33 % a Levamisol.

   Los datos reales del uso de antiparasitarios en bovinos, tomados de una encuesta realizada por la entidad en el año 2020, marca que se comercializa sólo 50 % de las dosis necesarias; de esas, 80 % corresponden a Ivermectina; 15 % a Bencimidazoles y sólo 5 %, a Levamisol.

   Es decir que, en la Argentina, el uso de las herramientas sanitarias se corresponde con el 50 % de las que se deberían usar. Como referencia, los Estados Unidos y Australia utilizan alrededor del 80 %.

   “Esto prueba que de nada sirve aumentar el stock ganadero si no se incrementa la productividad”, aseguró Aba.

   Tal como muestran las estadísticas de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios en 2020, los ganaderos invirtieron —en la Argentina— un promedio anual de $ 250 por animal en productos veterinarios, excluyendo la vacunación antiaftosa.

   De ese total, solo $ 187,5 correspondieron a fármacos y biológicos que se usaron de manera preventiva. En este sentido, implementar un correcto plan sanitario productivo en rodeos de cría requiere una inversión de $ 347 por animal.

Los antiparasitarios se usan en 50 % de lo necesario; al igual que las vacunas, donde en algunos casos como en las reproductivas, la adopción sólo alcanza el 35 %.

   La de carbunclo es una vacuna fundamental para la ganadería argentina, pero se aplican alrededor de 25.000.000 de dosis anuales para una población a vacunar de más de 42 millones de animales, con la obligatoriedad de uso en Buenos Aires y en Santa Fe.

   Por otra parte, en una enfermedad como la queratoconjuntivitis sólo se protege el 25 % de los animales que se debería.

   La realización de un correcto plan sanitario productivo —según la Caprove— requiere una inversión extra en medicamentos de $ 159,50 por animal y por año.

   Esta inversión extra que, a nivel país, sería de 8.500 millones de pesos permitiría evitar pérdidas por valor de $ 80.000 millones; lo que implica una rentabilidad de $ 9,40 por cada peso de inversión extra que se realice.