Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un tesoro escondido en las sierras durante cerca de 7 mil años

En la reserva natural Sierras Grandes, ubicada en el cordón de Ventania, en el distrito de Tornquist, se encontraron nuevas cuevas con pinturas rupestres. Los investigadores creen que son las más antiguas de todas las que se han hallado en la zona.

Fotos: OPDS

 

   Las pinturas estuvieron ahí mil, dos mil, tal vez seis mil años y un poco más también, pero nadie las había encontrado. Las cuevas eran conocidas, pero los jeroglíficos, los dibujos que celosamente guardaban, habían pasado desapercibidos para el ojo humano; se confundían con óxido de roca.

   La zona de Sierra de la Ventana ha sido reconocida en los últimos años como un lugar especial para los primeros habitantes de estas tierras, los aborígenes. En las últimas décadas han aparecido distintos indicios y vestigios de que la región serrana era utilizada como una suerte de sitio de culto y asentamiento temporal, debido al hallazgo de diversos elementos de uso diario, representaciones rupestres, menhires y hasta enterramientos.

   Ante este escenario, la aparición de estas nuevas pinturas -que, en este caso, serían muy anteriores a la llegada europea- vuelve a poner el ojo de historiadores e investigadores en nuestra rica zona. Por ahora, no hay todavía una estimación científica para determinar cuánto tiempo tienen estas representaciones, pero algunos hasta se entusiasman pensando que podrían ser las más antigua en toda la zona de Ventania. En algunos casos, hasta se animan a estimar unos 7 mil años de antigüedad.

   “Entendemos que en el Sudoeste Bonaerense, es lo más antiguo de lo que hemos encontrado -reconoce Fernando Oliva, director de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la provincia de Buenos Aires-. Hasta el momento hemos fechado hallazgos de unos 6.300 años de antigüedad, y esto seguramente pertenece a las primeras sociedades que habitaron en la zona de Sierra de la Ventana”.

   El hallazgo se hizo en la reserva natural Sierras Grandes, ubicada sobre el cordón serrano, al este de la ruta que une Sierra de la Ventana con Saldungaray. Allí se encontraron cuevas con motivos de color rojo agrupados como líneas verticales, horizontales, oblicuas, líneas paralelas y perpendiculares. A partir de ahora, pasará a integrar el patrimonio cultural del lugar, y solo podrá accederse a algunas de ellas, siempre con el acompañamiento de un guía o guardaparques.

   “Lo que encontramos son motivos geométricos que representan la simbología de las sociedades originarias que vivieron tiempos atrás, como una suerte de códigos compartidos, que no solamente se ven en pinturas rupestres, sino también en objetos de cerámica o cueros pintados”, resalta  Oliva, quien también pertenece al Centro de Estudios Arqueológicos Regionales de la Universidad de Rosario.

   ¿Qué significan estos símbolos? Las hipótesis son varias, y van desde un código de comunicación, a cuestiones sociales o hasta una representación de algún momento en la vida de estas personas.

   “Este en particular no es un sitio donde esas comunidades habitaran permanentemente, sino que debemos entenderlo como una región en sí, con un valle, llanura, ríos y lagunas. Las sierras particularmente podían utilizarse para actos simbólicos, pero no exclusivamente para comunicarse con sus deidades. En sitios cercanos hemos hallado evidencia de campamentos, con elementos de molienda o corte; es decir, vivían acá también”, explica.

   En esta zona, hasta hoy se han encontrado 45 sitios como estas cuevas, de las cuales la más importante es la cueva Florencio -descubierta hace varios años-, que cuenta con una gran variedad de imágenes entre las que se encuentra la de un barco. Por ello, también se estima que muchas de estas representaciones se hicieron después de la llegada del hombre blanco a América.

 

Las pinturas podrían ser un código de comunicación, una cuestión social o bien una representación artística.

 

   “Por diferentes estudios, no solamente radiométricos, algunas representaciones datan de 1.600 años antes del presente. Pero si comparamos todos los motivos hallados con los que hay en otros lugares del pais y de la región, entendemos que pueden haber dos o tres momentos diferentes: uno, hace 1.600 años; otro después de la llegada de los españoles y, tal vez estemos ante un tercer momento, por la semejanza que vemos con otros lugares, que nos permitiría hablar de entre 6.500 y 7 mil años. De cualquier modo, esto debemos testearlo un poco más”, aclara.

   En ese sentido, resalta que los motivos hallados en Sierras Grandes, abstractos y geométricos, han sido observados en otras partes del mundo.

   “Por ejemplo, en España hay de unos 6 mil años de antigüedad, que tienen los mismos motivos que los encontrados en la zona de Sierra de la Ventana. Entonces, podemos hablar de patrones universales de conducta humana, relacionados con estas representaciones gráficas”, explica.

   Oliva recordó que, cuando comenzó a recorrer esta zona, en la década de 1980, solo se conocían cuatro cuevas con motivos rupestres.

   “A medida que fue pasando el tiempo, fueron apareciendo otras y hoy tenemos más de 40. Sin embargo, sabemos que no es tan fácil encontrarlas y la gente a veces no las distingue. Nos ha pasado de no ver algunas figuras dependiendo de la posición del sol, y sí encontrarlas en otro momento del día”, cuenta.

 

"Nos preguntamos cómo nadie las había visto"

 

   El hallazgo de estas pinturas rupestres, ubicadas en el sitio Arroyo Cueva San Bernardo 4, fue realizado por un grupo de guardaparques pertenecientes al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, que estaba recorriendo el lugar.

   “Las descubrimos porque estamos entrenados y sabemos cómo y dónde buscar, aunque también nos preguntamos cómo fue que nadie las había visto -cuenta Facundo Casalle Pintos, uno de los que encontraron las figuras-. No siempre son visibles a simple vista y, en algunos casos, en las fotos se ven porque se les pasan algunos filtros de imagen”.

   En ese sentido, remarca que el sector serrano era significante para las ceremonias que realizaban los antiguos habitantes de estas tierras, que utilizaban las cuevas para “dejar mensajes para otras personas que fueran a pasar por el lugar”.

   “Hay que pensar esta zona como un sector donde se puede ganar altura y ver los alrededores, o donde también hay agua. Todo eso, para un ser humano que vivía de lo natural, constituía un sitio sagrado con cosas que no había en otras regiones”, indica.

   Casalle Pintos recalca que desde el año 2013, cuando se declaró la reserva natural, se viene haciendo un trabajo de relevamiento a conciencia, que permitió llevar a cabo varios descubrimientos en los últimos tres años.

   “En ese tiempo hallamos siete sitios con representaciones rupestres”, remarcó.

   Por último, dijo que por el momento solo se permitirá visitar la cueva Florencio, que es accesible, mientras que el resto de los sitios se buscará preservarlos de turistas y curiosos.